por DAN NUESCH
Creo que, en vista de que tendremos que ejercer alguna autoridad en la Nueva Tierra, aunque no sepamos cuál, ni cómo, tendríamos sin embargo que asumir algunas actitudes.
Cada una de las siete cartas a las Iglesias, que encontramos en los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis, contiene una promesa para "el que venciere", y todas esas promesas tienen connotaciones escatológicas. La promesa a la Iglesia de Tiatira (Apocalipsis 2.26) es recibir autoridad sobre las naciones, y es la única, entre todas estas promesas, que incluye una relación plural, ya que las demás son de índole personal. (Invitamos al lector a ver por sí mismo, las promesas a que aludimos en los dos capítulos de la Biblia mencionados).
Es difícil asegurar qué incluye esta declaración: "Autoridad sobre las naciones", ya que no se menciona a qué tipo de autoridad se refiere. Lo más natural es relacionar esta declaración con otros pasajes que hablan de una autoridad escatológica, como Mateo 19.28: "Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel."
Aun relacionando estos versículos, el panorama sigue siendo oscuro. Desearíamos satisfacer nuestra curiosidad y saber en forma clara qué clase de actividad, y dentro de ella qué autoridad, tendrán los creyentes en el más allá, pero debemos, no sólo aceptar, sino respetar la divina soberanía que no ha querido darnos informes detallados sobre el tema.
Así que la situación es que quisiéramos saber más, pero Dios no lo ha revelado, y entonces ¿qué hacemos? Ya se sabe que se debe proceder en función de lo que sí se sabe, y no de lo que no se sabe. Y lo que sí sabemos es que tendremos una actividad, que significará una autoridad, en el reino eterno. Nuestra divina esperanza es que al llegar al cielo seremos transformados. "En un momento, en un abrir y cerrar de ojos", como dice 1 Corintios.
Pero, ¿se trata de esperar hasta entonces? ¿Significa que la existencia eterna, en el cielo, nos capacitará para ejercer esa autoridad, y que por ahora no debemos preocuparnos?
En otros aspectos de la vida cristiana no es así. La vida eterna la recibimos aquí, mediante la fe en el sacrificio expiatorio de Cristo. No podemos esperar hasta llegar al "más allá", para ser salvos. Esto ya lo hemos oído y predicado mil veces, de modo que no preciso extenderme sobre el tema.
Tampoco esperamos al "más allá" para vivir la vida de santidad que exige la Biblia. "Sed santos porque yo soy santo" no es un imperativo para el cielo. ¡Es para la tierra! Y si bien esperamos con expectativa la transformación de nuestro cuerpo y mente, cuando "esto corruptible se vista de incorrupción y esto mortal se vista de inmortalidad" (1 Corintios 15), por ahora, mientras gemimos deseando ser revestidos de nuestra habitación celestial (2 Corintios 5.2), tenemos que pelear la buena batalla de la fe en todos los frentes, incluso en el de nuestro hombre interior, que quizá es el más difícil.
Volvamos, pues, al tema de nuestra autoridad eterna. ¿Esperaremos para ver qué pasa cuando lleguemos allá? ¿Podemos estar tranquilos, imaginando que en un acto grandioso -como sin duda serán todos los del cielo- recibiremos el "nombramiento" para desempeñar tal o cual cargo? La sola idea nos resulta desagradable. Nos parece que esa fantasía se encuadraría en la contundente condenación de Santiago 3.15: "Esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica."Porque al cielo llegaremos pura y exclusivamente por la gracia de nuestro Salvador Jesucristo, y cualquier responsabilidad que se nos asigne allá, lo será también por gracia, y exenta de toda pompa terrenal.
Creo que, en vista de que tendremos que ejercer alguna autoridad, aunque no sepamos cuál, ni cómo, tendríamos sin embargo que asumir algunas actitudes, como por ejemplo:
Primero: no desvivirnos por tener una posición destacada aquí en la tierra, porque en última instancia, por importante que sea, sólo será transitoria, mientras estemos aquí.
En segundo lugar, creo que la autoridad que podamos tener aquí, sirviendo al Señor (Y Jesús habló categóricamente sobre la autoridad del servicio; ver Mateo 20.26), debe ser un "ensayo", o una práctica para el servicio definitivo que tendremos en el cielo. La Biblia sí nos ha revelado algunas de las características del cielo: será un lugar de amor, de paz, de alegría, de canto. Pues todo eso, que esperamos para allá, deberíamos "ensayar" mientras cumplimos nuestros deberes aquí.
Y en tercer lugar, creo que deberíamos esforzarnos por mantener bien viva nuestra expectativa por el más allá. Oí decir a Joni Eareckson Tada (la chica que quedó paralítica por un accidente y ahora tiene un fabuloso ministerio entre los discapacitados), cuando hablaba del cielo: "¡No puedo esperar para llegar allá! ¡Me muero de ganas por estar en aquel lugar!" Y si bien es cierto que Joni se refería a su expectativa por volver a tener pleno uso de sus facultades físicas, nosotros, que en ese sentido estamos más o menos "enteros", deberíamos tener la misma expectación. "No puedo esperar para llegar allá". Aquel es mi verdadero lugar. Aquella será mi autoridad definitiva.
El autor reside en Buenos Aires. Es casado, con cuatro hijos y cuatro nietos. Por varios años estuvo relacionado con la dirección de la conocida revista "Decisión", de la Asociación de Evangelística Billy Graham.
BENDICIONES, HERMANO ANDRES,TE QUIERO DECIR QUE CUANDO UNO CAMINA EN LOS NEGOCIOS DEL SEÑOR,TODO CONCUERDA MILIMETRICAMENTE. AYER POR LA TARDE,ESTUVE REVISANDO MIS APUNTES Y EL SEÑOR ME TRAJO A 1ERA DE CORINTIOS 15,LUEGO POR LA NOCHE SEGUI REVISANDO OTROS APUNTES Y VOLVI , AL MISMO TEMA QUE HOY TU ACLARAS DE PARTE DEL SEÑOR ,ESTE CAPITULO COMPLETO ES UNA BENDICION. DIOS TE BENDIGA CARLOS ANDRES RICA Y ABUNDANTEMENTE. CON CARIÑO OSKAR -CABIMAS-VENEZUELA.
EN ESTA OPORTUNIDAD QUIERO AGARDECER LA BENDICION QUE HE RECIBIDO DE PARTE DE USTED HERMANO LAS PALABRAS DE ANIMO Y FORTALEZA QUE HAN SIDO INSPIRACIÓN DEL ESPIRÍTU SANTO LOS VIDEOS Y LAS ENSEÑANZAS QUE NUESTRO DIOS LO BENDIGA.
QUE LA MISERICORDIA Y LA VERDAD DEL SEÑOR LO GUARDEN SIEMPRE
gracias hano por los estudios que me ha enviado son de BENDICION
gracias por los estudios que Dios los siga usando
es esta rica sensacion de que lo que antes era pesaso Ya no lo cargo en mis lomos, mas bien como dice en Jeremías 13:11a, porque como el cinto se junta a los lomos del hombr, asi hice juntar a mi toda la casa de Israel y toda la casa de Juda. ES SU PERFECTA OBRA
gracias por esta reflexion que Dios los bendiga le cuento que son de mucha bendicion para mi vida muchas gracias.
Es increible leer estas lineas de mi abuelo Dan, ya que el 13 de Agosto pasó a disfrutar de las glorias eternas con nuestro amado salvador Jesucristo. La gracia de Dios fue su sosten cada dia de su vida hasta el ultimo momento.