por RICARDO ZANDRINO
EN EL VALLE DE SOMBRA DE MUERTE
MUCHAS VECES ante circunstancias difíciles he pensado:¿Qué habrá querido expresar el Rey David cuando en su inolvidable Salmo 23 escribió la frase: «…aunque ande en valle de sombra de muerte…»?. ¿Se referiría a la muerte real, o a alguna circunstancia que lo remitiera a la experiencia de la muerte? ¿Querría expresar el sentimiento de profundo abandono que padece un depresivo al que ni la familia, ni sus amigos, ni su médico pueden sacar de su estado de tristeza y abatimiento que sólo él parece comprender en su padecimiento? ¿O quizás a la desazón de un cristiano virtuoso que ha cometido un pecado que él jamás hubiera admitido posible en sí mismo y que parece desmoralizarlo y crearle sentimientos de culpa y soledad aparentemente imposibles de superar?, ¿o su expresión abarcará estas situaciones y muchas otras, difíciles de definir y encuadrar, en este «valle» tenebroso al que hace referencia en su Salmo?
CUANDO DIOS NOS ABANDONA
Pero hay una experiencia de «sombra de muerte» a la cual quiero referirme en este artículo, que es más dramática que todas las mencionadas, pues además de enfrentar alguna de estas calamidades, se sume la peor de todas: el sentimiento de abandono de Dios. Es aquel estado en el que además de sentirnos indignos frente a nosotros mismos, no tenemos el consuelo de la presencia cálida y perdonadora de nuestro Padre, que como un bálsamo cura las heridas.
Seguramente la mayor expresión de esta circunstancia, y la de más profunda trascendencia, fué la experiencia de Jesús en el calvario, cuando buscando el amado rostro de su Padre al cual estaba unido en un amor perfecto, debió clamar las desgarradoras palabras: «Dios mio, Dios mio, ¿por qué me has abandonado?».
Nadie jamás sabrá qué habrá sentido Jesús al decir estas palabras. ¿Cómo se sentiría el dulce creador de la vida ante la indignidad de cargar con nuestros pecados y frente a la muerte que parecía orgullosamente vencedora, y sin la compañía de su Padre?
JOB Y SUS AMIGOS
Este «valle oscuro» sobre el que estamos reflexionando no es novedoso: lo padeció Job, cuando probado por Dios no encontraba explicación a su sufrimiento, ni aún recurriendo al perdón en el que insistían sus amigos en sus largas peroratas tan bien elaboradas racionalmente pero con escaso amor y consideración al prójimo sufriente.
Job sabía que había una respuesta para su dolor, pero Dios no venía en su búsqueda para consolarlo y hacerle comprender lo que estaba sucediendo, y sólo al final pudo exclamar las palabras que están más allá de toda explicación: «Yo te conocía sólo de oídas; pero ahora te han visto mis ojos. Por eso retracto mis palabras, me arrepiento en el polvo y la ceniza» (Job 42:5-6). Para él bastó la presencia de Dios que tanto anhelaba, y todos sus problemas perdieron magnitud: recuperar su compañía era todo cuanto él deseaba.
APRENDIENDO A CAMINAR
El Rey David expresa en el Salmo 30:6-8, una experiencia similar:
«Yo me sentí seguro, y pensé:
«Nada me hará caer jamás».
Tú, Señor, en tu bondad
me afirmaste en lugar seguro.
Pero me negaste tu ayuda
y el miedo me dejó confundido.
A tí, Señor, clamo;
a tí, Señor, suplico»
Este Salmo me recuerda a la imagen de una madre que está enseñándole a caminar a su hijo, Entonces lo deja apoyado sobre una pared, le suelta la mano, y se coloca a escasa distancia con los brazos extendidos esperando que su niño, tambaleante y temeroso, dé unos pasos por sí mismo buscando la protección y la seguridad que le brinda su madre.
Encontramos que quien está seguro, es puesto a prueba negándole la ayuda y la presencia que lo hacía estar confiado. Entonces viene el miedo , la confusión y la soledad que lo hacen clamar y suplicar por la presencia de Dios a quien se ha perdido.
El Salmista termina expresando la alegría del reencuentro:
«Has cambiado en danzas mis
lamentos;
me has quitado el luto
y me has vestido de fiesta.» (v. 11)
FUEGO
El gran matemático y religioso francés del siglo XVII Blas Pascal, también pasó por esta experiencia de abandono de Dios, que lo llevó luego a consagrar su vida a él. Dice Merejkovski, biógrafo de Pascal: «En esos días, experimentó esa horrible «sequedad de corazón», que los santos conocen tan bien. Dios lleva al hombre de la mano, lo guía y súbitamente lo abandona, de tal manera que se piensa: «Habría hecho mejor en no guiarme, que en abandonarme así», sintiéndose todavía más abandonado, solitario y perdido que antes de la conversión.»
Fue después de esta experiencia que Pascal escribió en un pequeño pergamino que luego cosió en el forro de su saco, y que fué descubierto luego de su muerte, la famosa frase: «FUEGO. Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, y no de los filósofos y de los sabios».
LA NOCHE OSCURA DEL ALMA
Pero fue quizás San Juan de la Cruz, místico y poeta español, quien en el siglo XVI, se ocupó con mayor interés del tema del abandono de Dios como una experiencia espiritual desgarradora, aunque necesaria para el crecimiento interior y el conocimiento de Dios. Tomemos una de sus poesías:
Canciones a lo divino de Cristo y el alma
Un pastorcico, solo, está penando,
ajeno de placer y de contento,
y en su pastora puesto el pensamiento
y el pecho del amor muy lastimado.
No llora por haberle amor llagado,
que no le pena verse asi afligido
aunque en el corazón está herido;
mas llora por pensar que está olvidado.
Que sólo de pensar que está olvidado
de su bella pastora, con gran pena
se deja maltratar en tierra ajena,
el pecho de amor muy lastimado.
Y dice el pastorcico ¡Ay, desdichado
de aquel que de mi amor ha hecho ausencia.
y no quiere gozar la mi presencia,
y el pecho de amor muy lastimado!
Y a cabo de un gran rato se ha encumbrado
sobre un árbol, do abrió sus brazos bellos,
y muerto se ha quedado, asido de ellos,
el pecho del amor muy lastimado.
San Juan de la Cruz acentúa el carácter purificador de esta experiencia que él denominó «la noche oscura del alma». Escribe sobre esto:»Y esta pena en el alma, a causa de su impureza, es inmensa cuando de veras es embestida de esta divina luz, porque embistiéndose en el alma esta luz pura, a fin de expeler la impureza del alma, siéntese el alma tan impura y miserable que le parece estar Dios contra ella, y que ella está hecho contraria a Dios… Conoce claro que no es digna de Dios ni de criatura alguna. Y lo que más le apena es que piensa que nunca lo será, y que ya se acabaron sus bienes.
Pero lo que esta doliente alma aquí más siente es parecerle claro que Dios lo ha desechado y, aborreciéndola, arrojado en las tinieblas… Porque, verdaderamente, cuando esta contemplación purgativa aprieta, sombra de muerte y gemidos de muerte y dolores de infierno siente el alma muy a lo vivo, que consiste en sentirse sin Dios, y castigada y arrojada, e indigna de él.»
NO SE TURBE VUESTRO CORAZON
¿Pero qué sucede con nosotros, que no somos ni reyes, ni místicos notables, ni poetas, sino hombres y mujeres, viviendo y luchando en este difícil tiempo que nos toca vivir?
Hace unos días descubrí en una biblioteca un libro en cuyo lomo leí un título que me sorprendió, pues pensé que era el único que estaba interesado en el tema (vaya con mi pretensión), el título era: «La noche oscura del alma». Esto me hizo pensar una vez más que no somos nosotros quienes buscamos los temas, sino que son ellos quienes nos buscan a nosotros.
Este hermoso libro está escrito por la doctora Georgia Harkness, y me resultó de gran ayuda. Quiero transcribir un párrafo que resulta estimulante para quien esté atravesando por alguna «noche oscura del alma», y se sienta solo, incomprendido y abandonado: «La convicción final de la fe cristiana es que no hay situación en la vida en que la derrota espiritual sea definitiva. Nosotros podemos ser derrotados, pero Dios no.
El mensaje del cristianismo es -y lo ha sido siempre desde la primera mañana de Pascua- que aunque la victoria de Dios pueda demorarse, no puede perderse. La salida de la oscuridad espiritual es segura si la buscamos por el poder de Dios y por su camino. Cual sea ese camino ninguna persona humana puede decirlo cabalmente, pero Dios no nos ha dejado sin dirección. A través de los años habla por medio de Cristo para decir a los espíritus ensombrecidos en nuestro tiempo: «No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.» En su luz veremos luz.»
LE ALABARE AUNQUE…
Comenzamos estas reflexiones citando el Salmo 23, cuando menciona la dura crisis de atravesar el «valle de sombra de muerte», el cual, como dije anteriormente, vino muchas veces a mi mente cuando tuve que enfrentar circunstancias como las que citamos, o cuando alguien allegado debió hacerlo.
Son esos momentos cuando uno tiene la tendencia a pensar: «¿Por qué esto me tiene que pasar justo a mí?», «¿Por qué Dios me ha abandonado si siempre he sido bueno, y he cumplido con mis responsabilidades religiosas?», o «¿Por qué Dios no me responde si yo ya me arrepentí y le confesé mi pecado?». En estos momentos de gran desazón es cuando justamente debemos doblegar nuestra fe, sabiendo que cuando más abandonados estamos, es cuando Dios mayor interés tiene en nosotros, aunque por el momento nos cueste entenderlo así.
Podemos repetir junto a Habacuc aquellas palabras de fe y coraje más allá de las circunstancias: «Le alabaré aunque no florezcan las higueras ni den fruto los viñedos y los olivares; aunque los campos no den su cosecha; aunque se acaben los rebaños de ovejas y no haya reses en los establos. Porque el Señor me da fuerzas; da a mis piernas la ligereza del ciervo y me lleva a las alturas donde estaré a salvo.» (Habacuc 3:17-19).
NO TODO ESTA PERDIDO
Voy a terminar citando el mismo Salmo con el que comenzamos, para dejar sentado que aun atravesar «la noche oscura del alma» es una manifestación del amor de Dios, que desea nuestro crecimiento, el fortalecimiento de la fe, y que aprendamos a caminar con paso firme en la estrecha senda del Espíritu. Esto lo confirma el Rey David cuando dice que aunque andemos «en valle de sombra de muerte», y aunque no comprendamos lo que sucede, no está todo perdido ni mucho menos, sino que:
«no temeré peligro alguno,
porque tú, Señor, estás conmigo;
tu vara y tu bastón me inspiran
confianza.
Me has preparado un banquete
ante los ojos de mis enemigos;
has vertido perfume en mi
cabeza,
y has llenado mi copa a rebosar.
Tu bondad y tu amor me acompañan
a lo largo de mis días,
y en tu casa, oh Señor, por siempre viviré
Merejkovski Dimitri, «Pascal». Editorial Castelar. Buenos Aires, 1947.
Harkness Georgia, «La noche oscura del alma». Editorial Methopress, Buenos Aires. l945/1964
Poesías de San Juan de la Cruz
Muy buena reflexion de las sombras del alma. Cuando somos gente del mundo y andamos sin saber que será de nosotros, es andar en las sombras, y cuando conocemos a Cristo vemos la luz, caminamos hacia ella vemos nuestro camino,Dios nos guía, ynos perdona por lo que hemos sido.Bendito Padre has cambiado mi lamento en baile, me ceñiste todo de alegría….Amén.
como me agrada ver estos mensajes tan alentadores,a veces andamos como David en valles de sombras y de muerte,las afliciones diarias,el dolor,la emfermedad,la angustia,las circustancia de la vida..pero ante todas estas cosas el Señor nos levanta,EL es todopoderoso,EL todo lo puede todo lo hace,y aunque andemos en valle de sombra y de muerte,confiamos en EL…….
muy bueno
muy buena refleccion para los que estan pasando por dificultades en estos momentos nuestro Dios esta siempre presente dandonos amor
Que bueno es cuando cada dia aprendemos mas y mas. Por eso no me caso de dar Gracias a mi Dios por todo.
Perfecto me sirve de mucho, precisamente estoy pasando por ese valle de sombra y el leer esta mensaje me ha ayudado mucho y fortalece mi espiritu.
Gracias y Bendiciones.
Yo precisamente recién he pasado una situación así, sin embargo no cedí en mi fe, sino que más bien busqué más de mi Señor y buen Dios y me dispuse esperar. Hubo días en que no encontraba respuesta a todo lo que sentía se me venía encima, sin embargo contrario a lo que hice mucho tiempo atrás, supe esperar y Dios en su bondad y en su amor hacia mí me brindó su ayuda, en el momento justo-ni antes-ni después- Mi recomendación hacia aquellos que están atormentados por algún problema es que el tiempo que dure éste, busquen más al Señor y así no se sentirán solos. Todo lo anterior para GLORIA Y HONRA DE SU SANTO NOMBRE…
NECESITO AYUDA PARA SALIR DE ESAS ZONAS DE PROFUNDA HECHISERÍA Y DE ROFUNDO RECHAZO , DEL LUGAR DE SOMBRAS DE MUERTES. HACE 8 OÑOS QUE CONOCÍ A JESÚS PERO EN TODAS LAS IGLASIAS DONDE ASOMO LA CABEZA ME CORREN.