* Todos obramos -conciente o inconcientemente- de acuerdo a una ética. Podrá ser ésta ética coherente, lógica, o apenas intuitiva, pero siempre aflorará ante cada ¿qué hacer? que se nos plantee, y la respuesta tendrá ineludiblemente correlación con el contexto religioso, filosófico, político, ideológico, o social en que hayamos sido formados.
* Los creyentes nos damos perfecta cuenta de que nuestra formación precristiana y consecuente ética debe ir cediendo paso al hombre nuevo, el cual debe ir creciendo hasta alcanzar la estatura de la plenitud de Cristo.
* Los cristianos concedemos -por motivos de conciencia- mayor importancia que el común de la gente a las decisiones que adoptamos; hay momentos en que decidir nos coloca en situaciones verdaderamente embarazosas, por el temor a equivocarnos y decidir u obrar contra el espíritu de la Palabra de Dios.
* Como excepción que justifica la regla también faltan, lamentablemente, quienes creen que la libertad cristiana y el deseo de paz que anima a los creyentes, les otorga "piedra libre" para hacer, hablar o publicar a su antojo lo que mejor les parezca, y tergiversan, critican, ofenden y difaman, aparentemente seguros de su impunidad. Los tales parecen ignorar que el límite de su responsabilidad está dado por el conocimiento que tengan de las consecuencias de sus acciones.
* Es importante señalar que la ética cristiana no es una actitud moral que los creyentes podemos o no aceptar, sino que nos es impuesta por especial designio y mandato de Dios. Alguien escribió "Hacer el bien por razón de Bien, es sólo un pálido reflejo del Bien genuino; pero hacer el bien no porque alguna dignidad moral lo requiera, sino porque es aquello ordenado por Dios".
* Un destacado teólogo suizo afirma que la ética cristiana tiene estrecha relación con la doctrina de la santificación, y que "de nuestro conocimiento de Dios surge el mandato de Dios; por lo tanto, la ética debe ser localizada en la doctrina de Dios. La gracia que rige es gracia que manda. El evangelio mismo tiene la forma y el modo de una ley. La Palabra de Dios es evangelio y es ley. No es ley por sí misma e independiente del evangelio, pero tampoco es evangelio sin ley; en su contenido es evangelio, en su forma y modo es ley. Y por virtud del hecho de que el mandato de Dios es la forma de su gracia electora, constituye el punto de partida de toda cuestión y respuestas éticas".
* En otro orden de ideas, informamos que todos los artículos de "COMPROMISO cristiano" pueden ser reproducidos, con la expresa condición de que aparezcan íntegramente, con el nombre del autor, citando el origen y enviándonos un ejemplar de la publicación.
* El costo de este número ascendió a $ 250.000.
me gustaria que hablaran mas de este tema garcias dios les bendiga
Carmen Hernandez; Gracias por leernos y compartir tus opiniones con nosotros, nos alegra que estos articulos puedan enriquecer tu vida diaria. Te comento que iran aparaciendo secciones como Hablando en Familia y diversos artículos tocando otros temas que incluyen a la fé y la vida cotidiana.