por GUILLERMO COTTON
CONFIESO que soy muy olvidadizo, por esta razón, el siguiente cuadro doméstico me afectó. Cierto día fui a la ciudad y mi esposa me entregó una carta para llevar al correo: -No te olvides porque es una carta urgente. -No te preocupes querida, la enviaré por expreso.
Horas después estoy de regreso. Gladys desde la cocina me dice: -¿Recordaste lo de la carta? En el comedor, me pongo pálido. Sí, me había olvidado de la recomendación. Un larguísimo segundo de pánico se apoderó de mí. ¿Confesaré la verdad? Si lo hago, seré reprochado y se desencadenará un pequeño drama doméstico que afectará la armonía del hogar.
¿Por qué no evitar la crisis hogareña? Le diré: -Sí, Gladys, ya mandé la carta. De todos modos, podré hacerlo mañana a primera hora y ella nunca se enterará de mi descuido. Yo me salvaré de un gran inconveniente, y ella va a salvar su adrenalina y el hogar seguirá en su acostumbrada serenidad (aparte de las constantes peleas de los niños). Tranquilízate, Guillermo, una pequeña mentira no va a hacer ningún daño.
Esta escena no sucedió, pero pudo haber ocurrido. En un libro que leí acerca de la llamada "ética de situación" el autor sugería que en este caso la mentira sería justificable. Me hizo reflexionar mucho, y llegué a la conclusión de que el cuadro era muy superficial y que la mentira que en un momento puede parecer conveniente, es en realidad sumamente peligrosa, ya que si la mentira se concreta, inevitablemente suceden estas tres cosas:
Primero, simplemente he mentido. La mentira daña la conciencia del cristiano y afecta hondamente su intimidad con Dios: "Si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios" (1 Jn 3.20 ss). La conciencia debilitada y negada destruye nuestra confianza en Dios y nos inhabilita para hablar con él.
Segundo, he comenzado a sembrar un hábito en mi vida. La próxima vez que ocurra me será más fácil mentir. La primera vez era una lucha interna, la segunda no será tanto, y la tercera menos. Y no sólo en este caso sino en otros muchos. Estoy sembrando cizaña y "todo lo que el hombre sembrare eso también segará". Y esto destruye mi carácter.
Tercero, y tal vez lo más importante, estoy minando las bases de mi matrimonio y de mi hogar. El matrimonio se edifica sobre el amor y la fidelidad. Los cónyuges necesitan una absoluta confianza en la integridad y honestidad mutua "¡Pero ella nunca lo sabrá!" Pero podrá ocurrir que mi traje necesite una limpieza y ella lo saque del ropero y entonces encuentre la carta. Entonces sabrá que soy capaz de mentirle, que mi palabra no es digna de confianza y que soy incapaz de enfrentar los problemas del hogar. Repito, estoy minando las bases de mi hogar.
¿Qué dice la Biblia acerca de la mentira? "No mintáis los unos a los otros, habiéndonos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo…" (Col 3.9). Este pasaje es importante, en él Pablo anuncia una lista de vicios: fornicación, impureza, avaricia, enojo, malicia, etc., y especifica a la mentira como el más típico del viejo hombre. Hay muchos hombres y mujeres del mundo muy decentes, a quienes nunca se los podría tachar de corrompidos, pero no pestañean en mentir: "Dile que no estoy", dice el médico a su secretaria, cuando viene un paciente molesto. Es tan fácil, tan natural, lo ha hecho siempre.
Pablo enseña que el cristiano se ha despojado del viejo hombre, como uno que desecha una prenda sucia, gastada y vieja que ya no sirve. Con el viejo hombre se van sus hechos, específicamente la mentira.
La Biblia exalta la integridad divina: "Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo ¿y no hará? Habló ¿y no ejecutará?" (Nm 23.19).
Esta es la base de nuestra confianza en Dios. Si él promete algo, lo cumple. Esa integridad divina demanda que su pueblo muestre la misma rectitud. Bajo el antiguo pacto "No dirás falso testimonio", era parte del acuerdo con Dios. Al afirmar Isaías que refugiarse en la mentira es hacer pacto con la muerte (Is 28.15) expresa la violación del pacto.
Más importante aún es la cita de Mateo 5.33-37 donde los juramentos llegan a ser una válvula de escape para una sociedad minada por la mentira. Al jurar, el hombre parece afirmar: "Esta vez no voy a mentir, pueden confiar en mi palabra". El Señor dice que el cristiano no necesita de esa precaución, porque su carácter debe ser tan transparente como para que los hombres sepan que cuando dice "Sí", significa sí, y cuando dice "No" es no, "… pues lo que se agrega a esto viene del diablo" (Mateo 5.37 VP).
En Apocalipsis 22.15 los que hacen mentira quedarán afuera, juntamente con los cobardes, fornicarios, homicidas, hechiceros e idólatras, y serán echados en la lago del fuego. Es duro, ¿no? Pero toda mentira tiene su origen en el enemigo (Jn 8.44) mostrando que él es en esencia mentiroso, al decir: Vosotros sois de vuestro padre, el diablo".
Una mentira no es un acto aislado, es una actitud determinada por el carácter del hombre, que a su vez se ve afectado por ella. No podemos mentir impunemente. Un ebrio toma y dice: esto no se lo cuento a nadie, ni al médico. Pero éste descubre detrás de sus palabras el deterioro que está sufriendo su cuerpo y su mente, y sabe que cada vez le será más difícil resistir la tentación.
Así también ocurrirá con nosotros y la mentira, por su infernal procedencia. Si no es desarraigada de nuestra vida como yuyo venenoso, irá ganando terreno hasta destruirnos.
Cuando pienso en esta palabra «mentira» inmediatamente pienso en el padre de la mentira y que ningún seguidor de Cristo, debe tenerlo. También medito en que ningún mentiroso entrará en el reino de los cielos, sino que otro es el destino. huyamos, pues, ciñendo nuestros lomos con la verdad.
la verdad confieso y me considero una persona que me agrada decir la verdad pero frecuentemente fallo en mi trabajo cuando mi jefe me indica que no esta cuando esta y me siento mal porque fuera de mi trabajo soy totalmente diferente me esfuerzo en decir la verdad y practicarla .
una mentira es siempre una puerta abierta para que el enemigo tome ventaja en nosotros como lo hizo con Adan y Eva.Una mentira nos expone a usar de otra para cubrir la anterior y eso puede conducirnos a una cadena de mentiras que afectarán nuestro carácter y hará que los demás pierdan su credibilidad en nosotros. UN cristiano mentiroso es alguien en quien no se puede confiar y Dios será el primero en no usar vasos para deshonra.
como se llama el autor del libro mencionado: ética de situación
Que gran siervo de Dios que fue nuestro hermano Guillermo Cottn quien escribio estas hermosas reflecciones, ya esta con el Señor a quien tanto sirvio en esta tierra un beso grande a Gladys su esposa con quien compartimos estudios biblicos cuando vivian en Argentina fue muy duro para nosotros la noticia de su fallecimiento, que el Dios Todopoderoso consuele a Gladys y sus hijos, «pte decimos hasta luego Guillermo»..
«si querida»…»seré reprochado».. Guillermo, deja de portarte como un obeso espiritual y mental..reacciona hermano..nadie te pide que peques, pero hombre, estas posponiendo los sabores de este regalo denominado vida para vivirlos en una que le sigue a esta..y en una nube.. que te pasó Joe?