por MIGUEL A. ZADRINO
En el credo, al confesar nuestra fe en el eterno Hijo de Dios, decimos: "Creo en Jesucristo, su Hijo, que nació de María virgen, padeció bajo Poncio Pilato…" En donde María virgen y Poncio Pilato son los nombres de dos personas que determinan la temporalidad de Jesús. El nombre de una persona marca su nacimiento y el de la otra su muerte, pues lo hizo crucificar. Entre ambos, hallamos la palabra padeció, como una constante que determina su paso por la historia.
Sus padecimientos comienzan en su nacimiento mismo: no hay lugar apropiado para la familia que llega a Belén justo para el naci¬miento del niño, y éste nace en un establo. No pasa mucho tiempo cuando el rey Herodes busca al niño para matarlo, y José y María lo toman consigo y huyen a Egipto, hasta que muerto Herodes, regresan a Nazaret. De aquí en adelante, salvo la mención del viaje a Jerusalén para una fiesta de Pascua a los doce años de la vida de Jesús, ésto no reaparece en el evangelio hasta su bautismo, que determinará el comienzo de su ministerio público. Enton¬ces es llevado por el Espíritu al desierto, y allí padece la tentación del diablo. Desde ese momento en adelante, nos encon¬tramos con un Jesús que vive constantemente herido por el dolor y el sufrimiento de los hombres que lo rodean.
Generalmente, cuando pensamos en los sufrimientos del Señor, los referimos a su muerte en la cruz. Y seguramente que es en esa oportunidad cuando los mismos se manifiestan de una manera suprema, ya que la cruz representa el climax de su padecimiento. Pero es cierto también que en toda su vida lleva la marca del dolor de una humanidad que sufre por causa del pecado.
El mismo no cometió pecado, pero aparte de ésto, es hecho en todo semejante a los hombres, y el sufrimiento del hombre a su alrededor, lo alcanza a él, porque vice en un mundo en donde el mal impera. Satanás es el dios de este mundo, y aun el universo físico está contaminado por esta maldad que daña, que destruye, que es deletérea, que termina por matar. Precisamente la delicada sensibilidad de Jesús en relación con el mal, hace que él sea herido más cruelmente. Su pureza, la limpieza de su alma, su santidad, le hacen sentir más intensamente el poder negativo del mal que lo rodea.
Cuando en su camino se encuentra con una persona enferma, sufre por compasión. Y esta palabra compasión, es clave en toda su vida. Significa padecer-con-el-que-sufre. Compadecer no es simplemente "tener lástima". Cualquiera de nosotros tenemos suficiente sensibilidad para sentir lástima por quienes sufren. Pero ésto no hace que actuemos como el Buen Samaritano de la parábola, que dejando de lado sus compromisos y urgencias, se detuvo a prestar auxilio al que lo necesitaba. El Buen Samaritano representa la actitud permanente de Jesús, que también nos propone a nosotros, para que como él, aprendamos a tener compasión.
Su compasión le hizo padecer con lisiados, leprosos, sordos, ciegos, hambrientos, endemoniados. Todos esos centenares de personas que lo rodeaban diariamente -tal vez fueran en muchos casos similares- y que buscaban su auxilio sobrenatural, hicieron que el alma de Jesús se sintiera oprimida por la angustia y el dolor de tantos necesitados como encontraba en su camino. ¡Y cuántoi sufrió cuando murió su amigo Lázaro! El que era el autor de la vida, se enfrentaba con la muerte que le arrebató a su amigo querido. Al visitar su tumba, lloró.
Pero no podía quedar inactivo y ser un testigo pasivo de tanto sufrimiento como el que provocaba la presencia del mal entre los hombres. Y aunque su propósito al venir a este mundo era mucho más importante que prestar una ayuda circunstancial a un limitadísimo número de personas que se cruzaban por su camino, su compasión no le permitía en ningún caso seguir adelante indiferente: hizo andar al lisiado, devolvió la vista a los ciegos, limpió a los leprosos, abrió el oído a los sordos, alimentó a los hambrientos, y liberó a los prisioneros del diablo, y también devolvió la vida a Lázaro. El objetivo de su vida era muchísimo más elevado. No se trataba de centenares o de millares de personas que sufrían, se trataba del sufrimiento de toda la humanidad, y en un sentido más profundo que ser librado de la enfermedad y las circunstancias. Y aún se trataba de liberar al universo mismo del poder del mal.
Su meta era la cruz. Y la cruz precisamente representaba sufrimiento y dolor. Pero era una manera particular de sufrir. Era mucho más que un sufrimiento por compasión: la muerte en la cruz, habría de representar a Cristo sufriendo en lugar del hombre. Era sufrir, para redimir de sufrir. Era morir, redimir de morir.
Y así como el Señor Jesuscristo sufrió, tampoco Dios dejó de sufrir a través de toda la historia de la humanidad. En Génesis 6.5-6 dice que "El Señor vio que era demasiada la maldad del hombre sobre la tierra, y que éste siempre estaba pensando en hacer lo malo, y le pesó a Dios haber hecho el hombre, y le dolió en su corazón". El dolor y el sufrimiento del hombre hirió el corazón de Dios, que no abandonó al hombre dejándolo solo con su propio dolor. Y esto representa un misterio insondable para nosotros. Es conmoverdora la actitud de Dios en todo el Antiguo Testamente cuando manifiesta su amor y profundo interés por este hombre que sufre por causa del mal. Es que Dios tiene propósitos elevados y sublimes que quiere cumplir en favor del hombre.
Precisamente, Jesús es Dios que irrumpe en la historia. Es la eternidad que se introduce en el tiempo. Es el reino de Dios que e establece entre los hombres, por el testimonio, la vida y la obra de Jesucristo. Pero los hombres no llegaron a comprender la profundidad de la obra de Jesucristo. En su momento, ni siquiera los discípulos llegaron a entender la muerte de Jesús, que los dejó perplejos y desconcertados. "¡Nosotros pensábamos que él era quien habría de redimir a Israel!". Para ellos la muerte era obviamente la consecuencia del mal que estaba en el hombre. ¡Pero Jesús era bueno! Nadie, ni aún sus enemigos pudieron echarle en cara una sola falta ¿cómo podía morir entonces?. Su muerte era una incongruencia, una contradicción. ¿Cómo era posible que triunfara la mentira, la prepotencia, la injusticia, el egoísmo, la maldad? Para quienes conocieron a Jesús, su muerte aparecía como un absurdo. Murió entre la burla de la muchedumbre, en medio de dos criminales, como un criminal más.
Y esta muerte hizo temblar los cimientos del Universo, pues es perfectamente perceptible la coherencia del cosmos. Las leyes que interpretan los fenómenos físicos o biológicos son inexorables: se siembra lo que se recoge; a una determinada acción, corresponde siempre una reacción equivalente.
El hecho es que cuando Jesús murió "Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados… Al que no conoció pecado, para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en él". El sufrimiento y la muerte de Cristo en la cruz, no fuéramos hechos justicia de Dios en él". El sufrimiento y la muerte de Cristo en la cruz, no fueron incoherentes ni incongruentes. Debía morir pues había sido hecho pecado por nosotros, y allí cargó Dios sobre él la maldad de todos nosotros.
El sufrimiento del pecado del hombre -el sufrimiento que Dios había compartido desde el comienzo de la historia de la humanidad, y que Jesucristo había padecido durante toda su vida -lo sufrió de una forma particular y suprema, cuando sufrió para redimir de morir. Su muerte y sus padecimientos fueron vicarios: él quiso morir y sufrir por la carga culpable de nuestra maldad.
Pero Jesús resucitó, y su resurrección proclamó la victoria de la cruz. Recién entonces los suyos comenzaron a entrever el milagro que se operó aquel día, el más oscuro de la historia, pero a la vez, el más luminoso.
Al principio el hombre había sido creado a la imagen y semejanza de Dios, y era un ser libre en un mundo perfecto y hermoso. Entró luego el pecado, y reinó el mal, con su consecuencia de sufrimiento, dolor y muerte. Pero Dios no abandonó al hombre. No solamente sufrió a la par de la humanidad, sino que vino en Jesucristo en su auxilio. Y ahora el hombre se encuentra en la posibilidad de recuperar lo que había perdido: una nueva relación con su Creador, una liberación del poder del pecado y de la muerte, una recuperación de la vida eterna, de la vida de Dios, por la fe en Jesucristo.
Es claro que aún aquí el escenario sigue siendo el mismo, y el sufrimiento y el dolor que son la inevitable consecuencia del mal, siguen privando sobre la tierra. Pero hay un poder que se no ofrece a quienes venimos a Jesucristo, que si bien no elimina el sufrimiento, sí nos imparte una nueva fuerza capaz de sobrellevar el dolor y la miseria humana, en la misma actitud que vivió el Señor en este mundo, padeciendo y siendo perfeccionados en medio de las circunstancias de la vida presente, teniendo nuestra esperanza puesta en la pronta venida de nuestro Señor, cuando al verle a él, seremos transformados a su imagen, y seremos herederos juntamente con él de una tierra nueva y de los cielos nuevos en donde todo será justo y bueno.
"Y como él mismo sufrió y fue puesto a prueba, ahora también puede ayudar a los que son puestos a prueba". " Cristo, apesar de ser Hijo, sufriendo aprendió a obedecer, y al perfeccionarse de esta manera, llegó a ser fuente de salvación eterna para todos los que le obedecen".
Aunque tus Padres terrenales te abandonaran yo no te abandonare Dios esta siempre con los que le buscan y lo allaran en el Amor de Jesùs. Pero siempre hay esta condiciòn de estar solo ante el tribunal de Dios donde cada quien dara cuentas de lo que haya hecho en su vida. Que nos garantiza que estemos en el reyno de Dios solo el conocimiento de la biblia y oraciones constantes en la vida y alabar a Dios y a su Hijo Jesùs.
El amor que Dios a tenido para su creacion es inmensa que no se puede medir ni darle un valor porque todo lo que el entrego he hizo para darnos la salvacion es sumamente grande, es el momento de que nos detengamos, nos sentemos y pensemos por un instante lo que Jesucristo hizo por darnos la salvacion, no la menospreciemos ni convirtamos lo bello que el efectuo en algo tradicional donde cada fin d año nos acordemos de el, acordemosnos a cada instante y clamemos a el a cada instante dandole gracias por todo. Jesucristo dijo Vengan ami todos los que esten cansados y cargados que yo hos hare descansar, Gracias hermanos es una enseñanza donde nos trae gratos recuerdos y nos hace seguir adelante viendo a Jesus. Bendiciones.
Muchos hermanos en la fe dicen que es sufrido ser cristianos y que es una camino de rosas pero que tiene espinas y nos podemos pinchar ( refiriendose a que es dificil seguir a Cristo). Pinso y siento en mi corazón que el amor de Dios por nosotros no se puede igualar, ningun padre entregaria a su hijo por que es el tesoro más preciado que se puede tener, es parte de uno y aun así Dios entrego a su hijo y jesús sabiendo lo que hiba a sufrir se entrego por la humanidad cumbriendo nuestras faltas, siendo el muerto por nuestros pecados. Debemos ser agradecidos de su gran amor por nosotros y no compadecernos de nosotros mismos cuando somos rechasados por aquellos que no quieren recibir a Cristo en sus corazones, recordemos lo que hizo Jesús, es mayor que cualquier cosa que podamos hacer.
Excelente y Maravilloso.Para el crecimiento de su pueblo.Bendiciones para el 2009.
que podemos desir a todo esto gracias señor jesus porque llevastes nuestras rebeliones y nuestros pecados
camina hacia el cielo pon tus ojos en jesus… no te achiques.. no te agrandes.. no te aceleres.. no te detengas..