Por RAUL CABALLERO YOCCOU
"Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino
incorruptible, por la Palabra de Dios, que vive y permanece para
siempre…y esta es la palabra por el evangelio os ha sido
anunciada.
Desechando pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias
y todas las detracciones, desead como niños recién nacidos la
leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para
salvación, si es que habéis gustado la benignidad del Señor.
Acercándoos a él…sed edificados…para ofrecer sacrificios
espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo" 1 Pedro
1:23 a 2:5)
Para hablar de crecimiento y adultez en cualquier forma de vida,
no es posible hacerlo sin pensar previamente en el nacimiento.
Tal el planteo que hace Pedro en párrafo de su primera carta que
transcribimos arriba.
Las doctrinas de la fe cristiana están incluidas en esta
secuencia que va, desde el nacimiento hasta la culminación del
proceso: ofrecer sacrificios espirituales que sean aceptables a
Dios, por medio de Jesucristo. La figura bíblica de la madure
implica un crecimiento constante: en la fe (2 Ts.1:3); en la
gracia (2 P.3:18); en todas las cosas (Ef.4:15). Y esto presupone
alimentación bíblica metódica y planificada, que produce
ejercicio espiritual.
Hasta cierto punto la adultez en la vida humana es una figura de
la madurez espiritual, pero que llega hasta cierto punto, porque
la experiencia vivida en el Espíritu se sigue acrecentando y
consolidando hasta el fin de la vida no llegando nunca hasta la
madurez completa. ¿Cuando entonces podemos hablar con propiedad
de madurez espiritual? ¿En qué momento de la vida cristiana una
persona es madura? ¿Qué relación hay entre la edad y la madurez?
No apresuramos a decir que una persona puede ser mayor por los
años que hace que ha renacido espiritualmente, y aún estar con
los rudimentos de la Palabra de Dios. (He.5:12), y en cambio
puede tratarse de un creyente joven, que se conduce como un
hombre de Dios (1 Ti.6-11). ¿De que elementos disponemos entonces
para evaluar la madurez? Sugerimos seguir el orden establecido en
el párrafo que hemos transcripto de la carta de Pedro:
1-RENACIDOS. Sin haber nacido de Dios (1 J.2:29), sin la vida del
Espíritu (Ro.8:2-10), no hay ninguna posibilidad de incrementar o
perfeccionar una existencia espiritual que no hemos adquirido.
Pareciera innecesario mencionarlo en nuestra revista, pero
siempre consideramos la posibilidad de que una persona que no ha
nacido de nuevo lea la revista, debiendo entonces enfrentar el
desafío de la vida de Dios que plantean las Escrituras.
2-DESECHAR, incluye una firme resolución de cercenar
intrépidamente la vida carnal que está representada en 1 Pedro:
malicia, hipocresía, envidias y detracciones, es decir, elementos
de disolución y licencias que perturban el desenvolvimiento
natural de la nueva vida.
Si estos elementos se mezclan en la vida espiritual del
cristiano, representan una adulteración del alimento, que con su
toxicidad pueden deformar definitivamente el desarrollo espiritual
y el creyente continúa siendo un vasallo de la vieja vida con
todos los síntomas de la incredulidad. Estas cosas (repetimos:
malicia, engaño, hipocresía, envidias y detracciones) son el peso
del pecado que nos rodea, y debemos desecharlas.
Es el viejo
vestido rayado y sucio que ya no podemos vestir (Ef.4:22-23). El
viejo hombre tal como Pablo presenta en sus abundantes apologías
a la santidad es una personalidad irritante, un enemigo pródigo
en amenazas y fascinador por las tentaciones con apariencia
agradable e insinuaciones sutiles. Debemos adquirir un claro
conocimiento de cuál es la dieta correcta del cristiano: qué debe
recibir y qué en cambio rechazar.
3-CRECER, con todas las capacidades con que hemos sido
investidos, con todos los recursos que ofrece la palabra de Dios,
con todo aquello que fortalezca la experiencia de la fe. En
Efesios 4:15 dice: "siguiendo la verdad en amor, crezcamos en
todo aquél que es la cabeza, esto es, Cristo". Solamente es
posible crecer mediante "la leche no adulterada" que
posteriormente tiene que ser reemplazada con "vianda firme" (1
Co.3:2). Parte de este tipo de alimento es el que recibimos por
la obra del Espíritu Santo iluminando al leer la Palabra de Dios
(1 Co.2:6-13).
Pero el solo hecho de ingerir un alimento más
sólido no significa necesariamente un proceso de maduración,
porque hay creyentes que saben bien las Escrituras, pero son
niños por las actitudes mundanas que manifiestan en la vida de la
iglesia, por ejemplo. La nutrición es necesaria para crecer, pero
la maduración espiritual evidenciará un progreso en la conducta.
En 2 Pedro 3:18 leemos de "crecer en la gracia y el conocimiento
de nuestro Señor y Salvador Jesucristo". Y en 2 Ts.1:3 agrega
Pablo: "Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros hermanos,
como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo y el amor de
todos y cada uno abunda para con los demás".
Cuando todo el mecanismo del crecimiento entra en acción, se
efectúan en el cristiano los procesos que la conducen a terminar,
cumplir, ajustar o concluir su ministerio de la manera en que
Dios lo ha determinado. Cuando hablamos de completar, nos
acordamos de las palabras del Señor: "mi comida es que acabe su
obra (del Padre)", o de las de Pablo: "que acabe mi carrera con
gozo y el ministerio que recibí del Señor Jesús (Jn.4:34 y
Hch.20:24). La madurez cristiana apunta decididamente a ese
ordenamiento espiritual que cumple y completa los propósitos
divinos en nosotros, tal es lo que leemos en 2 Corintios 13:9,
dice: "y aún oramos por vuestra perfección". Es parte de la meta
del crecimiento que todo ser espiritual se conduzca con
sentimiento adulto (Fil.3:15).
Hay numerosos recursos que se nos ofrecen para llegar a la meta.
Destacaremos solamente tres:
1-PARTICIPACION DE LA SANTIDAD "Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas limpiémonos
de toda contaminación de carne y de espíritu perfeccionando la
santidad en el temor de Dios". (2 Co.7:1)
Con este versículo concluye la primera parte de la epístola,
cuyo contenido principal ha sido: la presencia de Dios en las
vidas de los cristianos como un verdadero estímulo a la santidad.
Las tres promesas con que concluye el capítulo 6 son:
a) Comunión "habitare y andaré entre ellos"
b) Protección "yo os recibiré" y
c) Hogar "yo seré para vosotros Padre".
Las experiencias que conducen a la santidad también nos conducen
a la madurez. La vitalidad que se necesita para cortar los lazos
con el mundo es sólo provisión de Dios. La santidad no es
meramente negativa, en el sentido de interrumpir el trato con el
enemigo, sino que es positiva porque desarrolla nuestra comunión
con Dios.
2-RECEPCION DE LA Enseñanza
"Y él mismo constituyó a unos apóstoles; y a otros profetas; a
otros evangelistas y a otros pastores y maestros; a fin de
perfeccionar a los santos" (Efesios 4:12)
Dios puso en la iglesia a hermanos con dones espirituales para el
crecimiento de los creyentes. Son distintos tipos de funciones y
oficios que pueden estimular el desarrollo de la vida. Pero la
enseñanza impartida por quienes tienen el don, debe ser
compartida por todos los miembros entre sí, porque el
perfeccionamiento de los santos es para la "obra del ministerio,
para la edificación del cuerpo de Cristo" (Ef.4:12-13). Si los
miembros no se nutren, no se edifican y en consecuencia jamás
alcanzarán la madurez de que estamos hablando.
Por medio de Pablo la iglesia de Efeso recibió abundante
alimento, de día y de noche, durante tres largos años de
ministerio allí, atento a entregarles todo el consejo de Dios y
alerta por la posible entrada de enemigos en la comunidad
(Hch.20:17-38).
3-EVIDENCIA DE LA COMUNION
"Os ruego hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo,
que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros
divisiones sino que estéis perfectamente unidos, en una misma
mente y un mismo parecer" (1 Co.1:10).
Las divisiones, contiendas, murmuraciones y otras prácticas
semejantes, son propias de cristianos inmaduros, son el resultado
de infantilismo crónico que amenaza a las familias y a las
iglesias. "Hablar una misma cosa" es sinónimo de sentir lo mismo,
de tener la misma mente y objetivos.
Leemos es 2 Corintios 13:11
"Por lo demás, hermanos, perfeccionaos (es decir: completad
vuestro crecimiento, terminad vuestra función), consolaos, sed de
un mismo sentir y vivid en paz. Y el Dios de paz y de amor estará
con vosotros" Notamos que la madurez y perfección está unida al
gozo, la paz, el mismo sentir y la consolación, que son todos
atributos de la comunión fraternal en el seno de la iglesia
local.
Concluimos citando a Pablo en Efesios 4:16 que expresa: "Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre
sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la
actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir
edificándose en amor".
gracias por enviar cada dia estos mensajes llenan mi espritu de saviduria para segir adelante y mirar las cosas que el señor tiene para todos que el Señor los bendiga grandemente
Gracias Hermanos. Dios les bendiga. Es un tema muy hermoso y que nos hace reflexionar de como poder llegar a la madurez Espiritual y poder dar fruto y mantener la mente de Cristo.
Esta debería ser nuestra oración cada día para que de esa manera, podamos ser de Testimonio en nuestra Iglesia y principalmente aquellos que no han tenido un encuentro personal con nuestro Señor Jesús y puedan venir a sus pies.
Dios les bendiga.
Hermano Ramón González
Maravilloso mensaje, porque nos recalca, que tenemos que actuar como adultos no como niños, que demostremos que somos cristianos con la mente de Cristo y que es muy importante vivir en santidad, para reflejar que somos testimonio vivo de Jesus, le agradezco por esta reflesion, se que me ayudara muchisimo, que Dios los bendiga y sigan adelante, hasta pronto. Sonia.
LES QUIERO DAR LAS GRACIAS POR TAN PODEROSOS MENSAJE, MI IGLESIA ESTA PASANDO POR UN MOMENTO DIFICIL DE CHISMES CONTAMINACION Y EL DIA MIERCOLES HABRA UNA REUNION PARA QUE SEA EL SEÑOR QUIEN DIRIJA PARA SOLUCUIONAR ESTE PROBLEMA LES QUIERO PEDIR QUE NOS AYUDEN EN ORACION
Wow!!! Maravilloso mensaje.
Indiscutiblemente, este tema tan polémico en base a los herméticos prejuicios eclesiásticos, es una de las barreras que más deben ser derribadas, ya que habiendo tanto potencial en los nuevos creyentes, muchas de las veces, por falta de «años de conversión» se inhabilitan.
Magnífica interpretación de la palabra hermano. Necesitamos madurar en el espíritu y así obtener las múltiples bendiciones que Dios ha preparado para nuestras vidas.
Su servidor…
Bendiciones!!!
que bendicion tan grande es poder tener estos mensajes que nos hacen reflexionar en verdad cuanta falta hacen predicadores que se paren detras de un pulpito a declarar las verdades que hoy en dia no se dicen , por el temor que tienen ciertos pastores de que se les ballan familias ,pero hay las tienen mal acostumbradas ,y por eso padecen de anemia espiritual cronica que son altamente toxicos al media amviente espiritual ,,,y a la ves piedras de tropieso que declara la biblia ,,,,,