Por GUILLERMO COTTON
La tristeza es la sensación dolorosa que experimentamos cuando
perdimos a alguien o algo que apreciábamos mucho. Los niños
lloran y sienten pesadumbre cuando su cachorro escapa de la casa
y se pierde. Causa tristeza la pérdida de una pierna que debió
ser amputada, el hijo que se ha ido trabajar a una ciudad
lejana, el romance roto entre dos enamorados, etc. Todos
experimentamos tristeza en una u otra forma, pero quizá la
tristeza más grande es la de la muerte, el luto.
La tristeza manifiesta dos aspectos principales: el dolor causado
por la pérdida, y la ansiedad originada por un nuevo conjunto de
circunstancias que se debe enfrentar. "Su ausencia", escribió
C.S.Lewis cuando perdió su esposa, "es como los cielos, se
extiende sobre todo". Esa persona nos proveyó seguridad y
satisfacción, estábamos atados a ella por mil cuerdas
emocionales, y se nos fue. La muerte es irremediable. Su silla
vacía.
¿ES PECADO LLORAR?
A los niños se les dice que, "los hombres grandes no lloran", y
en la juventud aprendemos a sofocar nuestros sentimientos más
intensos según lo que requiere la sociedad. El esoticismo
enseñaba que sus adeptos debían mostrar dominio sobre sus
emociones especialmente sobre sus lágrimas. Así hemos heredado el
concepto de que hay algo pecaminoso, o poco masculino, en el acto
de llorar. Incluso algunos creyentes apelan a las palabras
paulinas ®"acerca de los que duermen… no os entristezcáis como
los otros que no tienen esperanza" (1 Ts.4:13), para sugerir que
llorar sería una negación de la fe.
Pero el llorar es parte del lenguaje del alma. Vemos a Jesús, el
hombre más varonil de la historia. parándose ante la tumba de su
amigo, y "Jesús lloró". Los espectadores vieron en ese hecho
evidencia del intenso amor que sentía hacia su amigo Lázaro. En
otra parte dice Jesús: "Bienaventurados los que lloran, porque
ellos recibirán consolación". Dios mismo inventó los conductos
lacrimógenos.
LA TRISTEZA PUEDE SER DESTRUCTIVA O CREATIVA
El pesar puede ser como el vapor dentro del motor: si no escapa
en forma controlada, hace mucha presión interna y revienta.
Indudablemente muchos hemos conocido personas que parecen haber
sofocado efectivamente su congoja, pero de repente han tenido una
reacción muy fuerte y, a veces, destroza. Hay tristeza que
resulta constructiva. pero esto dependerá de nuestra capacidad
para entenderla y manejarla.
Hay generalmente tres etapas en la tristeza causada por la
muerte. Primeramente viene la crisis inmediata. Hay sorpresa,
shock, entorpecimiento, lágrimas. El instinto es negarlo,
rechazarlo. "¡Oh. no. no puede ser!" Parece una pesadilla. Aquí
llorar puede ser como medicina. Hay necesidad de desahogarse.
Luego viene el tiempo de prueba. Hay que enfrentarse con la
realidad, romper las cuerdas emocionales que le ataban a uno con
la persona perdida, recrear la visión del futuro sin ella.
A veces en esta etapa viene el remordimiento por etapas perdidas; a
veces un sentido de culpa; e incluso de hostilidad hacia la vida,
la muerte, Dios, los amigos. Parece buscarse una suerte de chivo
expiatorio. Se necesita mucha simpatía, alguien que sepa
escuchar, consejos sabios, etc. La tercera etapa es la de la
reconstrucción de la vida. Es necesario en este momento buscar
nuevas formas de vivir, nuevos intereses y, a veces, nuevos
amigos.
Todas estas etapas son obra de la tristeza. Bien enfrentados
pueden resultar beneficiosas y sanadoras, por el contrario pueden
ser destructivas. "La tristeza del mundo" dice Pablo, "produce
muerte" (2 Co.7:10). En ese sentido se hace instrumento para
cumplir propósitos satánicos, porque su propósito es "robar,
matar y destruir" (Jn.10:10).
Que la tristeza puede ser empleada
por Satanás para destrucción de la vida espiritual es indicada en
el caso del hermano disciplinado por la iglesia en Corinto, 2
Co.2:5®11. Ahora arrepentido, debe ser perdonado y restaurado
para "que no sea consumido (katapino, "devorado") de demasiada
tristeza…para que Satanás no gane ventaja alguna sobre
nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones".
ANTICIPANDO LA TRISTEZA
Si bien no podemos eludir la tristeza. podemos prepararnos, para
que cuando venga tengamos algunos valores para enfrentarla. Todo
dependerá del eje de nuestra vida. la vida es como una rueda ®lo
que ponemos como eje mantendrá los rayos unidos.
A veces Dios
tiene que destruir nuestro eje para que hagamos de cosas que
ocupan el lugar que Dios debería ocupar en nuestra vida. El los
haráá pedazos. Comencemos, entonces, afirmando que Cristo tiene
que ser el centro de todo. o como dice Pablo: "Por todos (Cristo)
murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para
aquel que murió y resucitó por ellos".
Si confesamos a Cristo como centro de nuestra vida será preciso
cultivar su presencia en la realidad diaria. David se fijó en
esta necesidad cuando exclamó: "Aunque ande en el valle de la
sombra de muerte; no temeré mal alguno, porque tu estarás
conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento" (Sal.23:4).
Aquel cuya presencia hemos buscado en la vida, nos acompañará en
la muerte, aun que la muerte no sea la nuestra, sino la de un ser
querido.
Luego debemos buscar la lección que Dios nos está enseñando a
través de la tristeza. El agonizante "¿Por qué?" no es falta de
fe. Jesús mismo lo exclamó en el día de su tristeza, "Dios mío,
Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?" Pide cuentas a Dios.
Nuestro error está en que muchas veces no esperamos la respuesta
divina. Somos todo hablar y nada escuchar. Hasta diremos que hay
que buscar la respuesta con afán, en la oración, en escudriñar
las Escrituras, en comunión con otros creyentes.
Eres un diamante
que Dios está rompiendo, limpiando alisando y puliendo. " A los
que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien". ¿Cuál es tu
bien? Conformarte a la imagen de Cristo. Viviendo en cierta
ciudad de un país vecino, me llamaron desde la Terminal de
ómnibus preguntándome por los nombres de 20 jóvenes que habían
viajado la noche anterior.¿Por qué? Se había producido un
accidente. Varios días después enterrábamos con tristeza mezclada
con gozo tres de los jóvenes.
Solemnemente llegamos al
cementerio, 150 personas cantando himnos de gloria por la
esperanza que teníamos, pero hubo algunas lágrimas por la
ausencia que sentíamos. Al lado nuestro había otro grupo de
personas enterrando un ser querido. Interrumpieron nuestro culto
con sollozos desesperantes, alaridos acongojados, y hasta
imprecaciones.
Allí aprendí el significado de las palabras
paulinas: "no es entristezcáis como los que no tienen esperanza".
La exhortación no es absoluta, sino comparativa. Un no-cristiano
ve a la muerte como el fin de todo. Pero el cristiano, ala luz de
la resurrección de Jesucristo, sabe que el último enemigo del
hombre ha sido derrotado y puede contemplarlo con ecuanimidad,
sabiendo que "el vivir es Cristo y el morir es ganancia".
Estamos consientes que si morimos nuestra carne s hace polvo pero nuestra alma es la que estara con el Padre Celestial y como dice la palabra ya no vivo Yo sino Cristo Vive en mi y luego que muramos pasamos ala vida eterna es lo más importante, gracias por esta reflesion y que Dios los bendiga, espero recibir mas literatura, gracias.
Gracias hnos por este tema tan importante y ala vez me hace reflexionar y al mismo tiempo me da esperanza que ,me espera una nueva vida despues de la muerte gracias por este material tan valioso muchas gracias por este estudio