por DAVID SOMMERVILLE
Las palabras «escuela» y «educación» nos traen a la mente escenas de la niñez: el aula, la maestra, el pizarrón, el guardapolvos y los juegos a la hora del recreo. Son escenas tan arraigadas en los recuerdos y sentimientos de muchos, que no pueden concebir una escuela sin tizas y borrador.
Un estudio de la escuela a través de los siglos nos muestra, sin embargo, que el énfasis no siempre se ha dado al plante, ni tampoco a la organización y administración. En muchos casos ni siquiera existían. El diccionario, entre otras acepciones, define escuela como «conjunto de los discípulos de un maestro», «el proceso de la educación», «enseñanza que se da o se adquiere», «conjunto de profesores y alumnos de una misma enseñanza» y «cualquier lugar o medio de apredizaje o disciplina».
El énfasis se da a la instrucción comunicada, al método que orienta la enseñanza o a la relación entre el que enseña y los que aprenden. El proceso de guiar a otros por el camino que uno mismo ha transitado no se limita a nuestras estructuras y organizaciones escolares, sino que se expresa en términos (acepciones de la palabra «educar») como «dirigir», «encaminar», «orientar», «desarrollar», «perfeccionar» y «afinar».
La escuela principal imprescindible, ha sido siempre la familia misma, en la relación de los padres con sus hijos y en la de los hermanos entre sí. Por extensión de esta idea, vemos en el Nuevo Testamento que la familia cristiana, la iglesia, es una escuela donde nos enseñamos mutuamente.
La escuela en la antigüedad consistía principalmente en la relación entre quien sabía más y quien sabía menos, entre el maestro y sus alumnos, y carecía casi totalmente de «planes de trabajo», «programas» y «organización escolar». Así eran las escuelas de Sócrates, de Platón, de Aristóteles, de Séneca, de Gamaliel y de nuestro Señor Jesucristo mismo.
Esta misma relación informal seguía como norma a través de la Edad Media y del Renacimiento, hasta en las grandes universidades de Europa. En el día de hoy muchas universidades del mundo, como por ejemplo Oxford y Cambridge, basan la educación en la relación entre el profesor y uno o dos alumnos a la vez, a base de preguntas y respuestas orales y escritas, sobre libros leídos y conferencias escuchadas. El contexto del aula tiene poca importancia o simplemente no existe. Y al nivel de estudios de posgrado, este trabajo individual entre profesor y alumno es la forma en todo el mundo.’
Con la escuela, como con cualquier actividad, tengamos cuidado de no confundir el fin con los medios. Si no estamos alerta al peligro, los medios, se pueden convertir en fines y los fines verdaderos se olvidan o se rechazan. Preguntémonos siempre: «¿a qué quiero llegar?, y luego: empleando estos medios, ¿llegaré adónde quiero llegar? Cambiar por cambiar no es una virtud; pero no cambiar es peligroso.
Peligroso, primero, porque malgastamos nuestro tiempo, nuestro dinero y nuestras energías; y segundo, porque creemos que logramos algo, cuando en realidad nos alejamos cada vez más de nuestros propósitos verdaderos. En cualquier actividad de la sociedad, debemos examinar con frecuencia; si no, nos engañamos. La iglesia debe hacerlo, siempre de acuerdo a las normas absolutas y eternas de la Palabra de Dios. Nuestra Escuela Bíblica debe hacerlo; y lo estamos haciendo.
El trabajo de la Escuela se inició en 1960, con apoyo de los hermanos más destacados del país. Durante muchos años desarrollaba sus actividades como escuela bíblica tradicional, contribuyendo valiosamente a la vida de la iglesia en la Argentina y en otros países. Pero si bien el método de trabajo se adecuaba a las necesidades de la iglesia durante casi dos décadas, en innegable que los tiempos van cambiando.
Hace tres años, algunos de los que hemos vivido y trabajado más intimamente con la Escuela empezamos a preguntarnos seriamente si lo que hacíamos era lo más acertado para poder cumplir con los propósitos que la Escuela tuvo desde el principio: contribuir al desarrollo espiritual del creyente dentro del marco de su familia y se su iglesia, y contribuir a que las iglesias mismas fueran centros -y los centros principales- para la enseñanza de la Biblia y para su aplicación práctica en la vida de todos los días.
Se consideraba siempre que cualquier organización cristiana debe subordinarse a la iglesia y a la familia, consciente o inconscientemente, entran distorsiones peligrosas en nuestros conceptos y en nuestras prácticas. Entonces, empezamos a hacernos unas preguntas difíciles y profundas: ¿estamos cumpliendo con nuestro propósito de ayudar a los creyentes, a las familias cristianas y a las iglesias del país?; dados los cambios económicos, sociales y educativos en el país, ¿podemos cumplir con nuestro propósito si seguimos usando la misma metodología que hemos usado hasta aquí?; hay otros métodos que se adecuen mejor a la actualidad que vivimos?
Pensando, conversando y orando, convertimos estas preguntas generales en una serie de preguntas más específicas:
a) EN ESTE MOMENTO, ¿es económicamente faactible que un joven deje por uno a tres años su preparación profesional o laboral para asistir a una escuela?
b) ¿La mejor forma de ayudar a sus miembros es que las iglesias manden a sus jóvenes a una escuela en otra ciudad donde, inevitablemente, rompen su contacto diario con la familia y con la iglesia local? Para los que desean prepararse mejor, ¿no sería mejor ayudarlos dentro del ambiente normal de la familia y de la iglesia?
c) ¿Hay alguna manera de asegurarnos de que los que vienen a la Escuela sean realmente creyentes que ya hayan demostrado el deseo de vivir para el Señor?
d) ¿Queremos seguir llegando solamente a los jóvenes de nuestras iglesias, o deseamos ayudar a todos los miembros, a las iglesias mismas?
A cada una de estas preguntas tuvimos que contestar que no. Primero, vemos que muchos de los jóvenes más activos y más dedicados al Señor son precisamente los que no se sienten en libertad de asistir a una escuela bíblica, porque significaría abandonar su trabajo en la iglesia, como también lo que su trabajo y estudios seculares representan y representarán como ayuda a su familia. Segundo, queremos llegar a todos los miembros de la iglesia local y, dentro del marco de sus actividades y necesidades y bajo la vigilancia de sus pastores, ayudarles en el estudio de la Palabra de Dios.
Creemos que la escuela de residencia tradicional el muy valiosa, y que cumple una función no cumplida por otros tipos de educación. Sin embargo, creemos que cada método tiene sus ventajas y desventajas, y que la escuela de residencia es solamente uno de los varios métodos que, en combinación, presentan el espectro completo de la educación. Tomando todo en cuenta no descartamos la posibilidad de volver, tan pronto como sea posible, a tener la escuela con residentes. Mientras tanto estamos realizando nuestra labor como escuela, dentro del siguiente plan de trabajo:
a) Cursos por extensión, que combinan las ventajas de los cursos por correspondencia (el poder estudiar de acuerdo a las exigencias del horario del alumno) con las ventajas del intercambio de ideas en el aula entre profesor y alumnos;
b) Escuela bíblica a distancia a un nivel superior, para los que poseen hábitos disciplinados de estudio y prefieren estudiar solos.
c) Cursos de una o dos semanas, que se realizan en Villa María y en otras ciudades del país, sobre temas bíblicos o relacionados a nuestras vidas y servicio para el Señor;
d) Cursillos de uno o dos días, de ayuda a la vida de cada iglesia local, auspiciadas por una o más iglesias de la misma zona, y de acuerdo al horario que les convenga;
e) Publicaciones, tanto Compromiso Cristiano (la revista de enseñanza de la Escuela donde cada número versa sobre una sola doctrina o aspecto de la vida y servicio cristianos) como también otras publicaciones que saldrán pronto, si Dios quiere, en forma de libros de bolsillo y con una enseñanza sencilla, clara y profunda.
Estas actividades ya están marchando, algunas de ellas con notable éxito, y nos sentimos muy animados y entusiasmados. La Escuela Bíblica Evangélica, lejos de haber muerto o de estar agonizando, como dicen algunos, se está abriendo a nuevas posibilidades de servicio. Deseamos ayudar a las iglesias según las oportunidades que el Señor nos dé. Creemos que nos ha dado esta responsabilidad, y seguiremos cumpliendo con ella en obediencia a nuestro Dios.
Que Dios los bendiga,que bueno hermano siempre buscando una forma mejor para aprender mas y buscar mas de nuestro Señor,que el Señor les continue usanso para ayudar y prepàrar a su pueblo.
DOY GRACIAS A DIOS HERMANO Y UD, POR TODA ESTA RIQUEZA BIBLICA. PERA MI EN LO PERSONAL ES UNA BENDICION DE DIOS, , CREO QUE ES MUY GRANDE SU RESPONSABILIDAD DIOS SIGA BENDICIENDO SE VIDA.
Desde el incio de las clases del Tora ,como ud lo dice de la antiguedad o del inicio ,la base fundamental de la ensenanaza es directa , del profesor al alumno.
La primera parte es que todos estudian en casa , preguntando a los padres y llevando ,ya preparado a la clase .
Los estudiantes (cada uno )exponen el tema ,y todos en unidad y armonia evaluan lo planteado , hasta llegar a una unidad de criterio general .El maestro hace un reporte de las conclusiones y de que todos entendieron y hablan igual sobre lo planteado .
En la escuela biblica , no puede haber errores , cada estudiante tiene que expresar lo que se tomo’ por verdadero. Si cambia la esencia de la misma , es una iniquidad , y de inmediato se tiene que cortar esos cambios .
Cuando se trasmite la Biblia no puede ni debe de existir ningun otro libro de referencia , ni siquiera parecido o semejante .
la iglesia siempre estara dispuesta a compartir la palabra de Dios la escuela dominical para mi es el desayuno mas completo que un cristiano puede disfrutar cada domingo invito a todos los creyentes a que asistan a la escuela dominical les aseguro que seran grandemente bendecidos por la palabra de Dios.
hola como estas quiero a prender a lavar a Dios y me gustaria adorarlo yo soy un nuevo creyente a pena tengo cinco meces y tengo mucho que a prender le pido por favor que me den toda la infolmasion que yo necesito quiero crecer en cristo jesu bay y que Dios lo bendiga
Gracias hermano por su valor y coraje a seguir capacitando al pueblo de Dios en medio de nuestro mundo globalizado.
Tengo sumo interés en mantener una comunicación mucho más fluida con uds., y si nuestro Rey así lo permite, serles un digno representante de la Escuela aquí en Lima Perú.
Felicitaciones. Dios bendiga su vida y ministerio. Reciba un abrazo fraterno en Jesús.