por GUILLERMO COTTON
En «Alicia en el País de las Maravillas» se relata una discusión entre Alicia y Humpty Dumpty – Cuando yo uso una palabra – digo Humpty Dumpty en un tono más bien despreciativo – ella significa ni más ni menos que lo que yo he decidido que signifique. La cuestión está en saber – respondió Alicia – si puedes hacer que las palabras signifiquen cosas diferentes. La cuestión es saber -dijo Humpty Dumpty – quien va ser el amo, eso es todo.
Evidentemente Humpty Dumpty quería usar las palabras de una manera arbitraria y siempre está ese peligro, aún en la lectura de la Biblia. Por eso es necesario establecer algunos principios que nos ayuden y guíen en nuestra lectura, de otro modo caemos en un subjetivismo en que cada uno interpreta la Palabra de Dios a su antojo. Así, desconociendo los principios de interpretación los Testigos de Jehová abultan, sus libros con referencias bíblicas, que dan impresión de que sus ideas están arraigadas en las enseñanzas de la Biblia. Pero se trata de una fantasía.
LA INTERPRETACION GENERAL
Es preciso distinguir entre la interpretación general y la interpretación especial. Esta última encara ciertos problemass que nos presenta la literatura bíblica que no se hallan en otra clase de libros. En este casop está la interpretación de la profecía, de la poesía hebream, del simbolismo bíblico. de las parábolas y de las visiones. No entraremos en esos casos particulares ahora, puesto que necesitan un tratamiento especial. Mientras tanto nos interesan aquellos principios generales que nos ayudan en la gran mayoría de los casos a lograr la interpretación correcta.
1.- La regla de oro de la interpretación de la Biblia es que el texto tiene el sentido que le quiso dar su autor.
Los escritores bíblicos escribieron para ser entendidos, y es nuestro deber escucharlos. Como dice Calvino: » El primer objetivo del intérprete es dejar al autor hablar por sí mismo, en vez de atribuirle lo que él piensa que debe decir». Es frecuente que vengamos a la Biblia con nuestras presuposiciones, con nuestros esquemas mentales. Es toda una disciplina ponernos frente a la Biblia y procurar entender lo que el autor está diciéndonos. Aquí se requieren dos cosas: una trabajo serio de investigación y la iluminación del Espíritu Santo. Si venimos con sinceridad, deseando escuchar, Dios se compromete a ayudarnos.
Se puede decir que si el escritor original o sus primeros lectores no hubieran podido entender la interpretación que le damos, entonces ésta debe rechazarse. De esta regla principal podemos derivar otras cinco que destaca del Dr. E. Lund en su excelente librito: «HERMENEUTICA».
2.- Se deben tomar las palabras en su sentido usual y corriente. O como dice Calvino, » en su sentido obvio y natural». Los escritores del Nuevo Testamento escribieron en el griego Koine, en el lenguaje hablado por el pueblo común, porque querían hacerse entender en palabras sencillas y conocidas. El estudio de las palabras es muy interesante, pero no exento de problemas.
Por ejemplo, Jesús prometió a los suyos que les enviaría un «Consolador», refiriéndose al Espíritu Santo; pero la misma palabra griega es aplicada a Jesús, en 1 Jn.2.1. y traducida «abogado»; El conocimiento de Lutero de que la palabra griega metanoia no significaba «Haced penitencia» como traducía la Vulgata, sino «arrepentíos» obró en él un cambio radical en la percepcion del Evangelio. Y hoy tenemos versiones católicas que utilizan una mejor traducción que las V. Evangélicas, como la B. de Jerusalén que utiliza «convertíos».
A veces la etimología de una palabra es de ayuda, pero hay que ser prudentes porque lo que realmente dice una palabra, es lo que culturalmente significa en ese momento y hasta en el lugar. La palabra «consolador» (en griego paracletos), literalmente significa «uno llamado al lado», entendiéndose que es alguien que va a ayudar a otra persona. Pero en otros casos, el significado etimológico puede llegar a ser desconcertante. En una ocasión un diputado en el siempre respetuoso parlamento inglés, sugirió que su opositor era un «cínico» y le urgió buscar la etimología de la palabra. Resultó que «cínico» era un derivado de kinicos: ¡»un pequeño perro» en griego.
La semántica establece que es el uso, más que el origen o el desarrollo, el que da el sentido de las palabras. Por eso entenderemos mucho más el significado de las palabras bíblicas que por el estudio minucioso de las palabras sueltas.
3.- Se deben tomar las palabras en el sentido que indica el conjunto de la frase.
Muchos lectores no se dan cuenta de que una palabra puede tener varios significados de acuerdo con el contexto en que se halla. Tomemos la palabra mesa, en castellano. Todos sabemos de que se trata ¿no?. Es un mueble sostenido por una o varias patas. Bien, pero «una mesa abundante» no se refiere al mueble, sino a la comida: mientras que «una mesa redonda» es un conjunto de personas que tratan un tema en el mismo nivel, y de paso, puede que utilicen una mesa cuadrada o rectangular. La «Mesa de Anahuac» es un relieve geográfico (una meseta).
Y para confundirnos más, en el correo se entiende que «la mesa de batalla» es el lugar en donde se clasifica la correspondencia. Cuando vamos a la Biblia notamos que ocurre lo mismo. La palabra «carne» significa la materia que cubre los huesos (Lc.24.29); el cuerpo físico (Ef.5.29); un ser humano (Jn.17.2); la naturaleza humana o su descendencia (Ro.1.2); la vida exterior (2 Co.5.16); la naturaleza humana como instrumento del pecado (Ro.7.18); la unión sexual (Jn.1.3).
La decisión sobre cómo interpretarla en una frase dependerá de lo que sugiera el texto, y su función dentro del argumento del autor. La extensa lectura de la Biblia nos ayudará inmensamente a reconocer estas distinciones.
4.- Es preciso tomar las palabras en el sentido que indica el contexto.
¿Cuál es el contexto de una frase bíblica? Nos sentimos tentados a decir que es lo que antecede y lo que sigue a la misma, e indudablemante esto nos ayuda mucho. Quizás podríamos decir más concretamente que es el párrafo mismo. Pero aquí nos encontramos con el problema de que los escritores bíblicos no escribieron en párrafos tales como los encotramos actualmente en nuestras Biblias.
Así es que cuando tomamos dos versiones diferentes de la Biblia vemos que los párrafos en que ha sido dividido el texto no coinciden. Entonces preferimos afirmar que «el argumento del autor» es el contexto. Por ejemplo, si se consulta Ro.2.6-7 uno podría llegar a la conclusión de que la salvación es por las obras, pero esto es parte de un extenso argumento de Pablo que comienza en 1.20 y no termina hasta 2.10. Al llegar a la conclusión de su argumento Pablo afirma que no hay nadie que pueda salvarse por sus obras. El estudio del texto nos lleva a la conclusión que 2.6-7 es una oferta teórica, pero que en realidad nadie la cumple.
Aquí destacamos del peligro de las divisiones en capítulos y versículos. Cada división en capítulos hace pensar que comienza un nuevo tema, pero muchas veces no es así, y uno tiene que volver al capítulo anterior para seguir la línea del argumento. La división en versículos, dice Nygren, «tiene una ventaja y una desventaja». Por un lado facilita en grado sumo la cita y ubicación de los textos y ayuda a memorizar la Escritura. Pero por otro lado contribuye a que los versículos sean interpretados como sentencias separadas, aisladas, como una colección de «máximas bíblicas». Debemos acostumbrarnos a leer la Biblia como si estas divisiones no existieran.
Una tentación grande en el estudio bíblico es dejarnos llevar por una interpretación obvia del texto, sin considerar seriamente si satisface a su contexto. Debemos luchar por entender el argumento o la descripción del autor.
5.- Debemos tomar en consideración el objeto o designio del libro en que son empleadas determinadas palabras.
El objeto o designio de un libro o pasaje se adquiere sobre todo leyéndolo y estudiándolo con atención, varias veces, teniendo en cuenta en qué ocasión y a quienes se escribió. Por ejemplo, las afirmaciones pesimistas del escritor de Eclesiastés, han de entenderse a la luz del propósito del autor de mostrar el escepticismo del hombre que sólo vive para las cosas que suceden «debajo del sol», en una palabra, del materialista. Debemos reconocer que hay varios «contextos» dentro de la Biblia, que vienen a ser como una serie de círculos concéntricos.
No sólo debemos considerar el libro en que se encuentra el pasaje, sino también su autor. Cada uno tiene sus conceptos, su estilo y su vocabulario, y todo esto influye en la interpretación. Por ejemplo, Juan no habla del arrepentimiento, pero lo reemplaza con su énfasis sobre el nuevo nacimiento. Tampoco habla de la justificación por la fe, tema tan central para Pablo, pero su énfasis sobre la vida eterna obtenida por la fe, en esencia significa lo mismo. Otro concepto más amplio, sería el Antiguo o el Nuevo Testamento en que se halla el texto, siendo un factor que influye en la interpretación.
6.- El contexto de cada versículo es la totalidad de las Escrituras.
Aquí hemos cambiado la expresión de Lund: «Es necesario consultar los pasajes paralelos», por considerar que no es suficiente amplio. Hay que entender que la Biblia no es un collar de pérlas, cada versículos, cada capítulo por separad, y aún cada libro. Hay una armonía en toda la Biblia, porque la misma mente divina ha inspirado todas sus partes. Debemos leer toda la Escritura, y hallaremos que la Biblia se parece más a una telaraña, donde las partes se entrelazan y entretejen.
Para expresarlo de otra manera: podemos conocer la enseñanzas de toda la Biblia cuando conocemos el significado de cada parte. De la parte al todo, del todo a la parte.
Los principios que hemos desarrollado aquí son sencillos, y se basan en el deseo de hacer de todos los creyentes asiduos lectores de la Biblia. Vayamos a ella con una oración en los labios: «¡Señor, ilumina mi entendimiento con tu Espíritu!» Y al mismo tiempo busquemos entender al texto, penetrar en su significado, interpretar lo que estamos leyendo. Estos dos aspectos se complementan: la investigación y la iluminación. ¡Qué Dios nos de el fervor de estudiar, con la actitud humilde de reconocer nuestra imprescindible necesidad de ser iluminados por el Espíritu Santo!.
Gracias hermanos por esta explicacion,es importante entender cada libro de la biblia, cada palabra,a travez de ustedes yo he podido entender muchos versiculos, que a mi me parecian de otra forma,por eso le doy gracias a mi Señor por ustedes,que Dios les continue bendiciendo con esa sabiduria que solo la podemos lograr cuando nustro consolador nos ilumina.
GRACIAS A DIOS Y A USTED HNO POR ESTA IMPORTANTE ENSEÑANZA SINCERAMENTE HOY APRENDI MUCHO, DIOS SIGA BENDICIENDO SU VIDA Y LE LLENE DE SABIDURIA.
Gracias Apreciado hermano, muy a tiempo su explicación.
Gracias mi hermano por esta hermosa enseñanza.
Sin duda eso es lo que todo aquel que ha sido llamado a la Predicacion de la Palabra de Dios necesita saber.
Conocer estas herramientas nos ayudan a desarrollarnos cada dia.
Adelante y Bendiciones!
¡¡Muchas gracias por el alcance!!! y aprovechando su enseñanza, tengo que dar una opinion o interpretacion a 1ª Timoteo 2, 11 y 12, ¿me puede ayudar? Agradecido desde ya.
Hermano congrego en iglesia cristiana y siempre pido a DIOS librarme de emociones o religiosidad; pero encuentro tantas cosas que me son dificiles de aceptar por ejemplo:fiestas de primicias y las otras fiestas del pueblo judio?,que los pastores son =a sacerdotes entonces nosotros que somos?la obligacion de diezmar?pido con humildad colaboracion y orientacion en libertad.
excelente este bosquejo de la interpretacion biblica, recientemente he regresado al redil de dios despues de vagar por el mundo en el pecado y estoy luchando con todas las fuerzas de su espiritu santo por mantenerme a su lado para serle fiel a la familia y a Dios.