por RICARDO ZANDRINO
La tarea del médico en el consultorio, como la de otros trabajadores en sus distintos ámbitos, necesita ser llevada a la dimensión de lo sagrado, allí donde aparece la presencia misteriosa y amorosa de Dios. El Dr. Ricardo Zandrino nos relata su experiencia.
«Ante la neurosis de masas, que se propaga con ritmo creciente en nuestros días, nadie que sea sincero y tome en serio la psicoterapia puede, hoy como antes, eludir su confrontación con la teología».
Víctor Frankl
La dimensión de lo sagrado en la terapia
Cuando terminé mi residencia médica en psiquiatría me instalé finalmente en mi ciudad natal, donde comencé a trabajar en salud Pública hospitalaria y en consultorio privado.
En aquellos primeros momentos de mi práctica médica sin tutela, tenía un celo científico exacerbado. Si bien había sido un asiduo lector de Paul Tournier, médico de la persona, quien incluía la oración con sus pacientes en la consulta, tal posibilidad no entraba en mis esquemas. Pero no pasó mucho tiempo cuando mi rígida postura comenzó a resquebrajarse.
Mientras pude me resistí, pero mi compromiso con lo que ocurría en la práctica médica me llevó a incorporar a Dios en la relación terapéutica, sin dejar por ello de ser científicamente coherente.
Incorporar lo sagrado a la relación terapéutica significa aumentar la perspectiva del campo de acción. Por el contrario negarnos a ello trae aparejado amputar un componente ineludible de la condición humana.
El doctor Carlos Hernández dice «No se trata de crear una técnica psicoterapéutica cristiana, sino de que toda técnica que se desarrolle, interactúe con el espacio sagrado, que es a fin de cuentas, el que le da a la creación del hombre su mayor objetividad. Sigamos construyendo torres pero acabemos con la ingenuidad de querer llegar con nuestra construcción al cielo».
Distingo distintas modalidades de incorporar la oración en la psicoterapia.
Orar por los pacientes
«Las oraciones de Jesús, no son muchas en número, ni abundantes en palabras; pero las indicaciones de su costumbre de intercesión son en cambio muy abundantes y convincentes. Ruega por los niños, por los enfermos, por sus discípulos, por sus enemigos, y por toda la comunidad de los que le sigan hasta el final de los tiempos». Harrison Fosdick
Ocurre con relativa frecuencia que los médicos nos quedamos preocupados por un paciente. Un adolescente en estado pre-psicótico, o por un deprimido con ideas de suicidio. A solas nos preguntamos: ¿Qué puedo hacer por él? ¿Seré capaz de evitar el agravamiento que temo en mi paciente?
Fue después de formularme preguntas como éstas que comencé a plantearme ¿Por qué no orar en estas circunstancias? ¿Por qué no poner estas personas en manos de Dios? ¿Por qué no dejar lo incontrolable bajo el control de quien todo lo conoce?
Comencé a hacerlo, y pronto encontré algunos cambios. En primer lugar un efecto que tenía que ver conmigo mismo: alivio a mi preocupación. La sensación de que compartía la carga. Por otra parte comprobé en algunos casos una mejoría, a veces a causa de un mejoramiento en mi relación terapéutica, otras veces una mejoría que no coincidía necesariamente con lo que sucedía en la relación con mi paciente.
Recuerdo una vez que me animé a decirle a mi paciente que yo había pedido a Dios por él. Me encontré con una respuesta insólita: «¡Qué extraño doctor! Desde hace un buen tiempo yo también le estoy pidiendo a Dios por usted».
¿Casualidad? ¿o es que Dios interviene efectivamente en la terapia cuando el paciente, y sobre todo el terapeuta, dejan de resistirse?
La práctica de la oración por nuestros pacientes, implica una disposición a ponernos bajo la dirección de Dios, y a confiar en que Él puede actuar en el paciente porque también mora en él.
Víctor Frankl dice: «el médico con fe no sólo se limita a creer en su Dios, sino que juntamente cree también en la fe inconsciente del enfermo, está persuadido de que existe una religiosidad latente, aún en las personas declaradamente irreligiosas».
Debemos decir también que orar por nuestros pacientes implica orar por nosotros mismos, por el modo en que nos preparamos como instrumentos de Dios para atender al prójimo. El doctor Paul Tournier dice, refiriéndose a la oración matutina, que él denomina recogimiento: «Tener un encuentro con Dios es tratar de poner lealmente la vida bajo Su mirada.
¿Qué piensa Dios de mi vida? ¿Qué piensa Dios de mi vida…? ¿Cuántas veces nos hacemos seria, profundamente esta pregunta?: ¿Qué piensa Dios de mi actividad, de mi trabajo, de la forma en que lo organizo, de la forma en que distribuyo todas las cosas?»
Otra forma que descubrí de orar por mis pacientes, es la jaculatoria. Por ejemplo frente a un caso nuevo: «Señor, ayúdame a comprender a esta persona». O ante un paciente cuya atención resulta difícil: «Dame tolerancia, amor, discernimiento». O frente a una decisión difícil de tomar ante un tratamiento: «Hazme ser eficaz y asumir mi responsabilidad».
Estas son oraciones que estructuran frente a situaciones nuevas, son tan vitales como la respiración. Salen de lo profundo del ser, y permiten que al comunicarme con Dios, pueda actuar con Su respaldo y con Su paz.
Aveces, cuando finalizo una entrevista con un paciente que demandó gran atención hago una corta oración: «Señor, te entrego mi carga».
Probablemente a estas oraciones se refería el apóstol Pablo cuando recomendaba «oren sin cesar». Es que las jaculatorias expresan casi una oración inconciente. Es un fenómeno semejante a un clamor o a una exclamación, pero que es posible en el contexto de una vida de fe y de dependencia a Dios. Son oraciones para todos los momentos de la vida. Debemos recordar que los pacientes son personas que vienen a nosotros buscando ayuda y que ponen sus vidas en nuestras manos.
Orar con mis pacientes
Quizás este aspecto de la oración sea el más difícil de implementar, porque es una acción compartida, donde existe el temor a violentar la voluntad del otro. Quizás ambas partes lo desean pero ninguna se atreve a hacer la propuesta, y también porque esta situación desencadena todos nuestros temores a ser mal interpretados.
¿Cuál es la forma entonces? La respuesta es que no hay una fórmula. Hay sí, una relación y un proyecto compartido entre terapeuta y paciente. Habrá un momento oportuno, un kairós, si concebimos que Dios está presente en medio de esta relación. Ese momento será reconocido por ambos.
Quizás debiera decir que si hay una clave ineludible: no forzar la situación.
Hace un tiempo atrás, atendí a Rubén, un querido paciente con un complejo sindrome psico-orgánico que padece desde su infancia.
Acostumbrado a tomar por años la misma medicación, un día consideré que el cambio de uno de sus medicamentos podría favorecerlo.
Lo conversé con él, y estuvo de acuerdo, pero percató en mi mirada un destello de duda. Entonces me dijo: «Doctor, pidámosle a Dios que esta nueva medicación me haga bien».
Acepté emocionado, recordando que la salud es en última instancia un don de Dios. Vino a mi mente aquel aforismo médico: «Yo lo vendé, Dios lo curó».
Este fue un caso aleccionador para mí. Reflexiono ¿qué hubiera sucedido si me hubiera negado a orar, o si hubiera despreciado su iniciativa? Pues, para comenzar, ambos nos hubiéramos visto desprovistos de una hermosa experiencia de bendición.
Pero no sólo eso, también podría haber ofendido o avergonzado a mi paciente quien probablemente, no hubiera encontrado ya en mí a una persona confiable y a la que se podía acudir en busca de apoyo y salud. ¿Cuántas veces habremos cometido torpezas por falta de sensibilidad o por soberbia intelectual?
La solución es estar abiertos a Dios y a las situaciones que se nos van presentando. Como dice Harry Fosdik «…la oración cristiana consiste en dar a Dios la oportunidad para realizar lo que él quiere, lo que trató quizás de hacer durante años en vano en nuestras vidas, impidiéndoselo nuestra falta de receptividad, nuestros corazones cerrados. La verdadera oración no cambia el plan de Dios, sino que le coloca un puente».
Evidentemente se trata de ser creativos en nuestra tarea terapéutica, incorporando la oración como un factor a tener en cuenta en nuestro arsenal de recursos ante la enfermedad. Un recurso de gran eficacia cuando es utilizado del modo adecuado, sensible y dependiente de la voluntad de Dios. Enmarcado en el respeto al libre albedrío de nuestro prójimo. Pero también con autoridad, la misma que hizo pronunciar a Jesús tantas veces las palabras «tu fe te ha sanado».
Promover la oración en mi paciente
En estos días estoy viviendo una experiencia nueva como médico, asistiendo a un paciente terminal que sabe que va a morir. Se trata de una joven de 26 años, con dos hijos, y que ha sido abandonada en esta enfermedad por su concubino. La visito diariamente en el Hospital donde trabajo. Hablamos de sus miedos, de sus quejas, de sus temores sobre el destino de sus dos hijos. Es una persona sensible y agradable, con una fe muy hermosa, que ha madurado frente a esta adversidad que le toca vivir.
En una conversación que tuvimos ultimamente le pregunté si continuaba orando, «por supuesto -me dijo- si no confiara en Dios estaría postrada». Lo más extraordinario es que en realidad estaba postrada, pero por la oración no lo experimentaba de ese modo.
Carlos Hernández dice «lo esencial de la persona se da cuando se encuentra frente a otro, y si este encuentro es ante el Otro absoluto, la persona cobra su más concreta dimensión. El orar tiene que ver con la salud emocional, con el equilibrio mental y con la capacidad de ubicarse frente a lo real».
Ahora bien ¿mi paciente se engañaba a sí misma? ¿se trataba de una fantasía para evadir su sufrimiento? Estoy convencido que no: lo que ella experimentaba era un don de Dios para enfrentar su dolor y su enfermedad. No era fantasía, era precisamente lo contrario; se trataba de la presencia de Jesús en su vida, y Jesús es la realidad: la realidad absoluta.
Para mi paciente decir que «no estaba postrada» significaba decir que no estaba vencida, que en medio de la enfermedad ella estaba sana, que se sentía fuerte como para enfrentar lo que viniera. Me dijo: «me gusta orar, pero hacerlo sola». De todas maneras me ofrecí a que lo hiciéramos juntos si alguna vez lo deseaba, pensando en que quizás su timidez se lo impidiera, pero convencido de que la oración a solas con su Dios íntimo era en este momento la luz de su vida.
Conclusión
La enfermedad es una prueba difícil, pero Dios redime el sufrimiento y lo utiliza para bien. Muchos se aproximan a Dios en tales circunstancias. Si somos instrumentos para que una enfermedad sea la causa que concrete el propósito de Dios en la vida de un paciente, estaremos cumpliendo con nuestra tarea de sanar, y quizás sin saberlo, la trascendamos promoviendo la salvación.
Bibliografía
Víctor Frankl: «La presencia ignorada de Dios», Ed. Herder.
Carlos Hernández: «El lugar de lo sagrado en la terapia», Ed. Nascente Liviería de CPPC.
Paul Tournier: «La aventura de la vida», Ed. La Aurora.
Harry Fosdick: «El significado de la oración», Ed. La Aurora.
pastor soy rosa y por unos años etoy tomando medicamentos parala deprecion prero por hoy estoy con psicologo apenas una semana creo que me siento mejor por momentos y a veces me siento peor quiero me de consejos y sipude ayudeme tengo mucho miedo de lo que me pueda pasar no tengo recuerdos y amenudo me olvido de las cosas me piedo en mi mente soy cristiana evangelica creo en la palabra de Dios los miedos temores anciedad tristesa profunda me siento extremadamente solo tengo a mi esposo e hijos mayores no se lacauda de mis problemas puedecer por que ellos son ya mayores y no me necesitad y mi esposo es una persona mas en mi casa por hoy estamos solos el casa la iglesia amistades familiares no habla siepre en silencio cunado pasamos juntos o viajamos siepre silencio tine gestos de enfado aun que no lo este me ayuda en casa recrininandome conpite con todos como niño si compro algo para mis nietos o para mi el tambien loquiere mi hija proibe que su novio nos vea o hable con nosotras viven juntos tienen una niña la vemos lejos de el en mayo de mis hijos estta cadado tiene dos niños su esposa una buena sieva del señor el no les aydad con nada vive con otra mujer joven de18 años y esomedestruye no veo a mis padres mas de 5años como mas de un año no tengoem`pleo tengo que hacer milqagros para poder embiarles dinero todos los meses auque se un ppoquito tengo 49 años y n o puedo vivir sin ellos ise todo lo posivle para traermelos pero siempre sale algo mal me saque un coche nuevo de casa a credito y el savado lo choco lo declararon siniestro tota y yo tengoque pagar para cuatro años por amor me emdeude en tres targeta nose cudo podre pagar escosa se que solo son momentaneas no sufro po eso le coment para saver si hay ago dentro de mi que no esta sanado aun me da miedo decirlo que desearia moror nadame alegra peocuanta perso nas me concen dicen que benn qalgo muy bello en mi todo chico y grasdes mayores o jovenes se siente agusto com migo no lo entiedo deme una solucion lo mas pronto posile boy intentar domor tengoqu e madrugar son las 4¨30bendiciones
Verdaderamente es necesaria la oracion con nuestro Padre y creador, lastima que no nos damos cuenta hasta que sufrimos.
El mundo no estaría en terapia hoy si por lo menos el 80% orasemos dia a dia que dificil no? es reconocer que con Dios nada nos arrastrará ni tendremos depresión. Adelante ojalá Dr, sus colegas imiten su actitud y es responsabilidad suya darles a conocer esta hermosa experiencia suya, buena falta hace orar y no pensar solo en lo que van a cobrar por su trabajo profesional. Bendiciones
Gracias Richard: Importantisimo el rocordatorio de la oración no religiosa sino nacida de la relación con otros y la urgente necesidad de que Dios este en medio de nosotros cuando nos comun-icamos.
Es verdad hay que animarse a meterlo a Dios entre nosotros y el camino más directo es la oración.
gracias a dios por su vida hermano y que hermoso es dios por que de alguna manera dios lo usa para exortarnos a la oracion y confiar nuestras enfermedades a el porque el se las llevo cuando murio por nosotros en la cruz del calvario yo era DIABETICO,CANCER,ALCHOLISSMO ADICCION,TB, HEPATITIS Y MAS PERO POR MISERICORDIA DE DIOS YO FUI SANADO UNA NOCHE DE MILAGROS EN EL CNTRO CRISTIANO REY DE MAJESTAD Y DIOS ME SANO PARA DAR TESTIMONIO FIEL DE QUE ES UN DIOS VIVO QUE QUIERE QUE SEAMOS SANADOS POR SU PODER PARA QUE HABLEMOS DE SUS MARAVILLAS Y PRODIGIOS Y YO LOS EXORTO PARA QUE LE ENTREGEN SUS ENFERMEDADES A DIOS Y SEAN SANADOS POR EL ´PODER DE CRISTO JESUS MI CORREO PARA PREGUNTAR ES juliana1215@live.com.ar
DIOS LOS BENDICE Y GUARDA LOS AMO COMO CRISTO NOS AMO ALFREDO
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buenisimo coincido en todo,florentina.
mis saludos y agradecimiento florentina servato,estoy mejor.
FELICITACIONES,OJALA TODOS LOS MEDICOS LO IMITARAN,BENDICIONES MIS Saludos florentina servato y familia.
Gracias doctor por compartir su experiencia, es una bendición para los que lo leen; estoy seguro que muchos como yo; son fortalecidos por Dios sobre natural y a la ves real y mi anhelo y mis oraciones serán para que Ud siga siendo canal de bendición para muchas personas que necesitán del Dios todo poderoso para salir de la oscuridad a la luz.
sigo mejor doc.adelante bendiciones florentina.
le deseo feliz año nuevo,de mi parte mejor, aunque hay dias tengo mucho deseo de dormir y estoy desganada mis saludos y bendiciones.florentina
DEBIERA HACERLE ALGUNAS PREGUNTAS POR EJEMPLO SI DEBO SEGUIR CON LA MISMA MEDICASION ?SIGO MEJOR MIS SALUDO Y AGRADECIMIENTO,EN EL HOSPITAL ME DIJERON QUE ESTA DE VACACIONES FLORENTINA BEATRIZ.QUE» EL TODOPODEROSO»NOS GUIE Y PROTEJA