por MONICA ZANDRINO
Te había conocido hace tiempo, pero entonces no interpreté tu hermosura. Tu majestuosidad me inspiraba temor, tus aguas me parecían frías y tus playas me mostraban mi soledad que yo creía que era la tuya.
Después de tanto tiempo volví a verte; tú no cambiaste, gracias a Dios, pero gracias a Dios, yo sí; cuando te ví, experimenté una profunda emoción, y te sentí mi hermano, mi amigo… me invitabas a acercarme y así lo hice; mis pies se dejaron besar por tu arena tibia y suave; sentía el sol sobre mi cuerpo… todo era una vivencia agradable, irresistible, placentera… fui introduciéndome en tus aguas, no me parecían frías, las olas comenzaron a jugar conmigo, me volví una niña que reía y se dejaba empujar a sus antojos; te disfruté.
¡Oh mar!, ¡y cómo…! fue en una entrega total y profunda a tus crestas de espuma y sal, a tu retozar de niño travieso que me devolvió la alegría de descubrir que la felicidad está dentro de nosotros, sólo hace falta desenterrarla y no dejar que se nos escape, como ese pequeño caracol que me regalas aquí en la playa, hermano mar, junto a mis pies.
Simplemente Precioso el escrito…….Gracias….
Bien……Por Monica….Dios te Bendiga….
muy hermoso … gracias
Verdaderamente hermoso, y muy cierto mas que nada. aveses nosotros vivimos amargados creyendo que todo en la vida deve ser a fuerzas perfecto, pero no vemos que en realidad, nuestros esfuerzos son envano si no tenemos un refuerso como lo es cristo.
y una vez q nos damos cuenta de ello; la felicidad brota automaticamente, pero la felicidad ya esta dentro de nosotros…solo basta q roguemos a Dios que llueva en nuestro corazon.
*Olivia Rouss*
Muy hermoso, siempre que entendamos que la felicidad está dentro de nosotros, SI tenemos a Cristo en nuestras vidas. Pues, de lo contrario, la pura verdad es otra bien distinta.
No olvidemos que no hay felicidad lejos de Dios. Él es la causa y la razón de nuestra existencia y de nuestra vida y de nuestra felicidad.
El hombre ha intentado hayar la felicidad fuera de Dios y cada uno de esos intentos le ha hecho diez veces más infeliz.
Amados hermanos míos, no erréis. 17Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. 18El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas. Santiago 1.16-18
Bendiciones