La Autoridad del Espíritu Santo

Este trabajo sobre el Espíritu Santo, fue elaborado por el Consejo Pastoral de la Iglesia Cristiana Evangélica enEmilio Jofré 32, Mendoza, Argentina, constituido por losPastores: J.R.Taylor, C.M.Patrón, R.Martín, R.Winter, D.Pizzi,F.D.Saraví

I.  EL ESPIRITU SANTO EN EL NACIMIENTO DE LA IGLESIA

El Señor Jesucristo prometió bautizar a su Iglesia con el Espíritu Santo (Hch 1.5; ver Jn 14.16; 16.17). Esta promesa se cumplió luego de la ascención de Jesús a la diestra del Padre:

Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y derepente vino del cielo un estruendo como un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados. Y se les aparecieron lenguas como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otra lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen (Hch 2.1-4).

Aquí ocurrieron tres milagros:
1) Un estruendo, como el de un fuerte viento;
2) Lenguas de fuego, o sea llamas visibles, y
3) Capacitación instantánea de los 120 para hablar idiomas extranjeros, perfectamente comprensibles para quienes los conocían (Hch 2.5-11).
Este fue el Bautismo del Espíritu Santo, experimentado entonces por toda la iglesia, representada allí por los cientoveinte primeros discípulos.

No se mencionan señales milagrosas cuando el mismo día se convirtieron los 3.000, aunque estos también recibieron el don del Espíritu Santo; fue una experiencia de iniciación o comienzo de la Iglesia como Cuerpo de Cristo, experiencia en la cual participa en lo sucesivo todo creyente por el solo hecho de aceptar a Jesús como Señor y Salvador:

Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados enun cuerpo… y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu (1Co 12.13; ver Jn 7.37-39).

La Escritura no enseña que el creyente deba esperar o pedir el mal llamado "Bautismo del Espíritu Santo" (esta expresión no aparece en la Biblia; siempre es el Señor Jesús quien bautizacon, por ó en el Espíritu Santo: Mt 3.11; Jn 1.33; Hch 2.33). Sies creyente, ha sido bautizado en el Espíritu; de lo contrario,ni es creyente, ni pertenece a la Iglesia.(*)

Si los samaritanos recibieron el Espíritu después dehaber creído (ver Hch 8.5-25), esto es la excepción, y no laregla. Debe recordarse que había una vieja enemistad entre judíosy samaritanos (Jn 4.9). Al parecer, en el caso de los samaritanosel Señor retuvo el don del Espíritu hasta que la recepción deeste don por los antiguos enemigos de los judíos fuera ratificadoy atestiguado por los Apóstoles. Una explicación alternativa delo ocurrido en Hch 8.5-25 es que los samaritanos aceptaron elevangelio intelectualmente (ver Jn 2.23-25), pero no seconvirtieron verdaderamente hasta la llegada de Pedro y Juan.

Nótese, al respecto, el paralelismo que se establece entre lossamaritanos y Simón el Mago: 1) Tanto aquellos como ésteaceptaron lo que Felipe decía (creyeron a Felipe, no enJesucristo); 2) Tanto los samaritanos como Simón se bautizaron enel nombre de Jesús; 3) Pero, a diferencia de Simón, cuandollegaron Juan y Pedro los samaritanos se convirtieron, y sóloentonces recibieron el Espíritu Santo (en este caso, no semencionan manifestaciones milagrosas).

En cuanto a los doce de Hch 19.1-7, ciertamente no erancreyentes, aunque Pablo al principio creyó que lo eran. Los doceignoraban que el Mesías del que Juan habló ya había venido, y quepor consiguiente ya era posible recibir el Espíritu Santo (ver Mt3.11). Entonces Pablo los evangelizó, y creyeron, se bautizaron yrecibieron el Espíritu Santo.

II.  EL ESPIRITU SANTO EN LA VIDA DE CADA CREYENTE

Es la certeza con la que todo creyente es confirmado, debida a lapresencia del Espíritu en su corazón:

"En él (Cristo) también vosotros… habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa" (Ef 1.13;ver 4.30; 2 Ti 2.19; Ap 7.3).

"(Dios) también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones" (2 Co 1.2; ver 5.5).

"… el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado" (Ro 5.5; 1 Jn 3.24).

"… si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él" (Ro 8.9; ver 1 Co 2.12; 6.19; Gá 3.13-14).

En resumen, la única, necesaria y suficiente condición para recibir el Espíritu, para ser bautizado con él, y para ser sellado (confirmado) por el mismo Espíritu, es creer en el Señor Jesucristo. Por lo tanto:

1) Todo el que es creyente tiene el Espíritu Santo.
2) El que no posee el Espíritu Santo, no es creyente.

B. CERTEZA
La certeza de la salvación se relaciona estrechamente con el sello del Espíritu; la seguridad de nuestra salvación se basa no en nuestras obras, sino en el don de Dios a través de Jesucristo (Ef 2.8-9):

"Mis ovejas oyen mi voz… y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni  nadie las arrebatará de mi mano" (Jn10.27-28).

"Por lo cual (Cristo) puede también salvar  perpetuamente  a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos" (He 7.25).
Pero es el Espíritu quien da testimonio de estas verdades:
"El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios" (Ro 8.16).

C. PLENITUD
El apóstol Pablo nos exhorta a no apagar el Espíritu, ni entristecerlo (1 Ts 5.19; Ef 4.30). Por el contrario, debemos buscar estar continuamente llenos del Espíritu Santo (Ef 5.18),
una llenura que se nota no en manifestaciones espectaculares, sino en el carácter y el proceder del creyente, en el fruto del Espíritu Santo (Gá 5.22-23).

En el Antiguo Testamento el Nuevo Pacto fue descripto por los profetas como la morada del Espíritu y de la Palabra de Dios en el corazón de cada creyente (Jr 31.31-33 y Ez 36.26-27).

En el Nuevo Testamento, se habla de la llenura del Espíritu (Ef 5.28), que produce igual fruto que la Palabra de Cristo morando en nuestros corazones (Col 3.16-22). Debiera ser una experiencia continua en cada creyente.

La presencia de Dones del Espíritu no es, por sí sola, prueba de plenitud. Pablo dijo a los Corintios que nada les faltaba en ningún don, y que cada uno de ellos poseía al menos un don (1 Co1.7; 12.7-11). Sin embargo, en esa misma iglesia había contiendas (1.11); carnalidad (3.1-4) inmoralidad sexual (5.1); pleitos (6.1-8); orgullo intelectual (8.1,10-13); idolatría (10.19-22); glotonería, borracheras y egoísmo (11.20-22), y hasta incredulidad y herejía (15.12). La situación en Corinto se explica por el mal uso de los dones. Los dones son instrumentos que pueden ser bien utilizados para la gloria de Dios, o mal usados, con cualquier otro propósito por lo tanto, tener un don del Espíritu, no importa cuán espectacular sea, no es garantía de estar lleno del Espíritu. En cambio, sabemos que estamos llenos del Espíritu si hallamos en nuestras vidas:
1) Gozo y alabanza (Ef 5.19), por la Palabra que mora en nosotros (Col 3.12-19).
2) Agradecimiento en todo y por todo (1 Ts 5.18).
3) Buenas relaciones  con todos quienes nos rodean(Ef.5.21, 6.9).
4) Limpieza de corazón y conciencia de pecado (1 Jn 1.5;2.14). Un pecado sin confesar es un obstáculo insalvable para la llenura del Espíritu.

III.  EL ESPIRITU SANTO EN LA EDIFICACION DE LA IGLESIA

A. PROPOSITO, VIGENCIA Y UNIVERSALIDAD DE LOS DONES O CARISMAS
El propósito de Dios al dar a su Iglesia los Dones o Carismas(del griego  charis,  gracia, o favor inmerecido) es laedificación del Cuerpo de Cristo (Ef 2.21-22); 1 Co 12.4-31); elSeñor da tantos dones como sean necesarios para este fin. Existenvarias listas de carismas (como 1 Co 12.8-10; 28.30; Ro 12.6-9;Ef 4.11), pero no hay evidencia de que ninguna de ellas sea completa y exhaustiva. No parece haber un número fijo y pre-establecido de dones. En un relevamiento de los escritos dePablo, un autor reciente halló 30 carismas. ¡No hay razón para pensar que no puedan haber más!

En cuanto a los carismas hoy, con excepción del ministerio de los Doce Apóstoles como representantes personales y testigospresenciales de la resurrección (Ej. 1 Co 15.5-8; 2 P 1.16-18),no hay base bíblica segura para afirmar que algunos dones han desaparecido desde la era Apostólica. Por otra parte, todocarisma debe ejercitarse:

1) Para la edificación del Cuerpo. Por esta razón, en lasdiferentes listas de dones figuran primero los referidos apredicación, exhortación y enseñanza. Los dones poco llamativosde ayudar y administrar se anteponen a los de lenguas einterpretación. Es que la utilidad de un carisma no tiene que vercon su espectacularidad. Es por eso que Pablo recomienda buscarlos mejores carismas pero anteponiendo siempre el amor; sin amor,los dones serán seguramente mal utilizados.

2) Según las Sagradas Escrituras, esto significa que, porejemplo, un don como el de profecía (que se menciona en lascuatro listas citadas antes), no puede jamás declarar nada quecontradiga o invalide la Palabra de Dios registrada en la Biblia;ésta, y no las profecías contemporáneas, es la regla de nuestrafe. Así podemos evitar los excesos antibíblicos: por un lado, elerror de adjudicar toda manifestación espectacular o extravaganteal Santo Espíritu de Dios, sin confrontarla con la verdadbíblica. El otro extremo es el miedo a la libertad del Espíritu,que lleve a afirmar, sin autoridad escritural segura, que ya nopueden haber manifestaciones milagrosas del poder de Dios.

Respecto a la distribución de los carismas, debe recordarse que:
1) Cada creyente posee al menos un don del Espíritu: 1 Co 7.7;12.7,11; Ro 12.3,6; Ef 4.7; 1 P 4.10. Ese don puede serespectacular, o no serlo; el Espíritu distribuye los donesconforme a su voluntad y propósito. Todos debemos recordar que undon no es un galardón; nadie debería enorgullecerse de sus dones,pues todos los recibimos por gracia (1 Co 4.7).
2) Ningún creyente posee todos los dones: 1 Co 12.28-30. Por estolos miembros del Cuerpo de Cristo necesitamos continuamente losunos de los otros.

Para que cada creyente identifique, ejerza y perfeccione su don osus dones, creemos útiles las siguientes sugerencias:
1) Escudriñe las Escrituras. Los dones mencionados en la Biblia,aún cuando las listas no sean exhaustivas, constituyen un puntode referencia y orientación fundamental.
2) Anhele los mejores dones, o sea los que sirven para laedificación del Cuerpo de Cristo.
3) Sea sensible a las necesidades de su congregación. Vea cuál ocuáles de los dones que cree tener pueden ser más útiles en suiglesia.
4) Experimente. Ponga por obra aquellos dones que cree tener, ensituaciones concretas.
5) Analice los resultados. Vea si el ejercicio de su presunto donresulta en bendición para su vida y las de los que lo rodean.
6) Escuche el consejo de sus hermanos, en particular de aquellosque están más avanzados en el camino del Señor.
7) Consagre su don a Dios, para que el ejercicio de su don o susdones le glorifiquen a El.
8) Perfeccione su don, y no se conforme con tenerlo yejercitarlo. Busque hacerlo cada día mejor.
9) Busque la plenitud del Espíritu, para que El le guíe siempreen el ejercicio de sus dones.
10) Ore. Ore para que el Señor le indique cuál es su don, para
que le muestre cómo ejercitarlo, para que le enseñe a ser humildey dócil a la guía del Espíritu, y para que pueda perfeccionarlodía a día.

1 Co 13.8 no aprueba nada al respecto, pues "loperfecto" aquí es el estado eterno en presencia de Dios; reciénallí "conoceremos como fuimos conocidos" y no serán necesarias yala fe ni la esperanza. La comparación de las diferentes listas decarismas tampoco puede emplearse para probar que algunos donesdesaparecieron, porque: 1) Lo que se dice en cada epístoladepende de la situación concreta subyacente; 2) Si la situaciónno es igual, no pueden compararse las listas; 3) Sabemos queninguna de estas listas es completa; 4) Los dones espectaculares,que causaron problemas en Corinto, pueden no haberlos causado enotras partes. Por ejemplo, escribiendo a los Gálatas (3.5), Pabloalude a las señales poderosas o maravillosas, como prueba de lapresencia del Espíritu de Dios. (Ver también Hch 2.3-4).

B.  EL DON DE LENGUAS
Se vio que uno de los milagros de Pentecostés fue que los discípulos fueron instantáneamente capacitados para hablar idiomas extranjeros (Hch 2.4-11; ver 10.45-47; 11.15-17; 19.6).Hay quienes piensan que es exclusivamente a este carisma que serefiere el Apóstol Pablo cuando menciona el don de lenguas en 1 Co 12.14. Esta opinión se basa en la comparación con el libro de los Hechos, e indicios sugestivos en 1 Co 12.10; 14.5,10,13,21.Sin embargo, hay razones para pensar que el don de lenguas mencionado en 1 Co se refiere primariamente a la glosolalia, o don de expresión extática:

1) El contexto general de la exhortación, con el llamado al orden y a anhelar los dones mejores (1 Co 12.1,31; 14.40).

2) Pablo distingue entre lenguas humanas y angélicas (13.1); aunque esto podría ser sólo una figura literaria, debe recordarse que cuando el Apóstol fue arrebatado al paraíso, escuchó allí "palabras inefables que no le es dado al hombre expresar" (2 Co 12.4), talvez una lengua angélica.

3) Pablo dice que el que habla en lenguas le habla a Dios, y que el glosolalista y los demás quedan sin entender (14.2,9,11,14), a menos que haya en la asambles alguien con el don divino de interpretar o traducir (no el simple conocimiento de un idioma extranjero): 1 Co 14.5,13,28,

4) Pablo obviamente NO entendió el idioma de Licaonia (Hch 14.11-15, verv.11), aunque hablaba en lenguas más que todos los Corintios (1Co 14.18). Concluimos pues, sin ser dogmáticos, que la glosolalia se incluye como uno de los carismas del Espíritu en 1 Co 12.14.De cualquier modo, conviene recordar que:
    1) El don de lenguas es un don mas, dado por el Espíritu a quienEl quiere; no todos los verdaderos creyentes lo poseen (1 Co12.30).
    2) El poseerlo no hace necesariamente al creyente más o menosespiritual que cualquier otro hermano que tenga un don menosllamativo.
    3) Este carisma se orienta más bien hacia la edificaciónindividual, y no debe usarse en la asamblea si no hay quientraduzca; y aún así con moderación (1 Co 14.4,28).
    4) Según la Biblia, al igual que todos los demás dones, escontrolable en su ejercicio; de las recomendaciones de Pablo sededuce que el que posee el don bíblico de lenguas puede hablar ocallar a voluntad (1 Co 14.27).

C.  LA SANIDAD
Dios puede ciertamente sanar en respuesta a la oración de fe (Stg 5.14-15); y haremos bien en reconocer a Dios como el causante detoda sanidad, milagrosa o no. Sin embargo, es errada la doctrina que sostiene que toda enfermedad es causada por Satanás; esto es cierto sólo en algunos casos, como el de Job y el de la mujer encorvada (Lc 13.10-13). Pero, según la Escritura, la enfermedad también puede deberse al decreto de Dios, Creador y Sustentador de todos (Ex 4.11); la redención de nuestros cuerpos y de este mundo no se completará hasta que el Señor vuelva (Ro 8.18-25).Para cumplir sus misericordiosos propósitos eternos en nosotros el Señor puede disponer caminos que sólo El conoce (Is 55.8-9).Si admitimos esto, aprendemos sumisión y humildad, maduramos espiritualmente, y podemos entender y ayudar mejor a otros. En tercer lugar, el sufrimiento puede expresar la disciplina de Dios por el pecado (Stg 5.15; 1 Co 11.30; He 12.5-13). En resumen, el Señor puede sanar físicamente hoy como ayer, pero debemos recordar que:
    1) La obra de Cristo en la cruz apunta primariamente a la sanidad espiritual. Cuando Pedro se refiere a la obra de Cristo en lacruz y dice que "por su llaga fuimos curados" (1 P 2.24), la "enfermedad" a la que se refiere es el pecado, igual que en el pasaje de Isaías 53 que Pedro cita. En cambio, Mateo aplicó este pasaje como parcialmente cumplido en el ministerio terrenal de Jesús (Mt 8.17) no por la obra de la cruz.

    2) La Sanidad no es un derecho que reclamar, sino una gracia que suplicar. Y a veces los creyentes, al igual que el Apóstol (2 Co12.7-10), debemos aceptar un "no" como respuesta. Quienes afirmanque el que tiene fe siempre es sanado, NO se basan en la Biblia.No es bíblico pero sí cruel decirle a alguiem que no se sanaporque no tiene suficiente fe. Si esto fuera cierto, loscristianos con mucha fe deberían ser inmortales; en realidadhasta los más fieles mueren. La inmortalidad y la ausencia detodo sufrimiento no son posibles de este lado de la eternidad,pero sí del otro (Jn 16.33, Ap 7.16-17).

    3) La prioridad absoluta es la cura de almas (Mt 28.19; Mr 16.15;Hch 1.8). En el Nuevo Testamento no hay campañas de sanidad comotales; las curaciones eran señales del poder de la predicaciónapostólica.

    4) El orar por la salud física no excluye la búsqueda deasistencia médica idónea, sino que más bien la presupone, deigual modo que el orar por sustento no significa que no debamostrabajar por él (2 Ts 3.10). Podría decirse que la mayor parte,quizás más del 90 o/o de las sanidades, son producidas a travésde los medios ordinarios que el Señor en su sabiduría hadispuesto.

    5) El don de sanidades que algunos dicen hoy tener, debeconfrontarse en todos los casos con el que se ve en la Biblia:
a) Jesús y los Apóstoles curaban con unas palabras o un toque.
b) Jesús y los Apóstoles sanaban a los enfermos en cualquier parte como ser: caminos, estanques, sinagogas o en el Templo. En aquella época no había hospitales, pero si los hubiera habido seguramente Jesús y sus discípulos hubieran predicado y sanado en ellos.
c) Jesús y los Apóstoles sanaban Øa £voluntad a todos aquellos queiban a ellos con fe (Mt 8.16; Mr 6.56, etc.).
d) Las sanidades bíblicas eran completas, inmediatas y perfectamente comprobables (Mr 1.40-42; Hch 3.6-9, etc.).
e) Jesús y sus discípulos sanaron toda clase de enfermedades: manos paralíticas, paraplejía, hemorragia crónica, ceguera,sordomudez y enfermedades infecciosas como lepra y disentería (Mr3.5; 5.25-34; 7.31-37; 8.22-26; Hch 28.8, etc.).
f) El Señor y sus Apóstoles resucitaron muertos como el hijo dela viuda (Lc 7.11-17), la hija de Jairo (Mt 9.18-26), Lázaro (Jn11.38-44), Dorcas (Hch 9.36-41) y Eutico (Hch 20.6-12). Sinembargo, no conocemos ningún caso bien documentado deresurrección obrada por los sanadores contemporáneos.

D.  DISCERNIMIENTO DE ESPIRITUS Y EXORCISMOS
El don bíblico de discernimiento de espíritus (1 Co 12.10) no debe confundirse con la mera intuición ni mucho menos con alguna clase de adivinación. Pablo mismo tenía este don, como lo demostró en Hch 16.16-18, al darse cuenta que la muchacha, aunque decía la verdad, lo hacía por estar poseída. El don dediscernimiento de espíritus debe ejercerse, como todos los demás, primeramente en amor, y en segundo lugar, para edificación de la Iglesia. Esto exige una completa sujeción al Espíritu Santo, y una adecuada preparación escritural. Para discernir si un espíritu es o no de Dios se requiere, además del don, santidad devida y conocimiento práctico de la Biblia; y también son dedesear algunos conocimientos médicos. Si estas condiciones no se cumplen, hermanos muy bien intencionados pero lamentablemente mal preparados pueden causar mucho daño a otros y a sí mismos. ¡Baste recordar que hubo religiosos que pensaron que el mismísimo Señor Jesús estaba poseído! (Mt 12.24.30)

No hay que confundir enfermedad con posesión demoníaca. Un ataque de epilepsia o una crisis histérica, maníaca o depresiva no implican la presencia de malos espíritus. La mayoría de los enfermos NO están endemoniados, y por otra parte. La mayoría de los endemoniados no presentan signos ni síntomas de enfermedad. Por lo antedicho, conviene recordar que:
1) La lucha contra las tinieblas es muy real (Ef 6.12; 1 P 5.8).
2) Cristo ya ha doblegado a las huestes demoníacas, y estánobligadas a rendirse ante el Señor (Mr 5.7-8; Fil 2.9-11; Col2.15-17).
3) Para vencer a Satanás, es necesario estar completamente sometido a Dios (Stg 4.7; 1 P 5.6-9); si esto no se cumple, elque pretende arrojar a un demonio puede resultar mal herido (Hch13.15).
4) Aún los discípulos más allegados a Jesús pueden a veces fracasar en arrojar demonios (Mr 9.14-29).
5) Algunos de los que arrojaron demonios no serán salvos, y quedarán fuera del Reino de Dios (Mt 7.22-23).
6) La liberación de poseídos es cosa seria. Debe ejercerse en
oración y ayuno, por personas enteramente sometidas al Señor, que posean el carisma de discernimiento de espíritus, y puedan determinar la presencia de otros factores importantes (como enfermedades psíquicas): 1 Co 12.10; 1 Jn 4.1.
7) Aunque los creyentes son asediados por Satanás (Ej. 1 P 5.8;Ap 2.10; 12.17; Lc 22.31-32), no existe ningún fundamento bíblico para afirmar que un creyente pueda ser poseído por el demonio o estar endemoniado. Es inconcebible que Satanás pueda habitar donde mora el Espíritu Santo (1 Co 6.19). Por ésta razón, si se exorciza a un endemoniado es imprescindible guiarlo también a Cristo, pues si el exorcizado no acepta a Jesús como Señor ySalvador, puede terminar peor que antes (Mt 12.43-45), y la responsabilidad por esto recaerá sobre quienes actuaron con tan poco amor y sabiduría, quitando el demonio pero sin darle los elementos para resistir sus ataques (ver Ef 6.10-18).

 
 BIBLIOGRAFIA

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UNA SELECCION DE TEXTOS PARA ESTUDIOS SOBRE EL ESPIRITU SANTO

1) Textos Trinitarios
Se mencionan juntos, como personas con igual jerarquía, el Padre,el Hijo, y el Espíritu Santo:
Mateo 28.19; 2 Corintios 13.14; Efesios 1.3-14; Apocalipsis 1.4-6(Los "Siete Espíritus" indican perfección). En el bautismo deJesús también se manifiestan las Tres Personas de la SantísimaTrinidad: Mateo 3.16-17; Marcos 1.10-11; Lucas 3.21-22.
La declaración trinitaria de 1 Juan 5.7, aunque teológicamentecorrecta, no se halla en los mejores y más antiguos manuscritos.
2) Asociación del Espíritu con las otras dos Personas de la Trinidad.
Es el Espíritu de Dios: Génesis 1.2; 1 Samuel 10.10; Romanos 8.9,14; Efesios 4.30; 1 Pedro 4.14 (ver también Juan 4.24).
El Espíritu proviene del Padre: Juan 14.26; 15.26; Apocalipsis4.5. También del Hijo: Filipenses 1.19; 1 Pedro 1.11; Apocalipsis 5.6.

3) El Espíritu Santo es Dios.
Ver 1 Corintios 3.16; 2 Corintios 3.17-18; Hechos 5.3-4 (mentircontra el Espíritu es engañar a Dios); Hebreos 3.7-9 comparadocon Exodo 16.7; Hechos 28.25 comparado con Isaías 6.8-9.
El Espíritu Santo posee cualidades que sólo Dios puede tener:
Es ETERNO: Hebreos 9.14.
Es OMNIPOTENTE (está en todas partes): Salmo 139.7-10; ver Hechos17.28.
Es OMNISCIENTE (lo sabe todo): 1 Corintios 2.10-12.
El pecado contra el Espíritu Santo es IMPERDONABLE: Mateo 12.31;Marcos 3.28; Lucas 12.10.
Pecar contra el Espíritu Santo es negar Su obra, u oponerse aella.
Es el Espíritu de Verdad (Juan 14.17,26), que convence al mundode pecado, justicia y juicio (Juan 16.8), y que glorifica alPadre y al Hijo (Juan 16.13-15). Si alguien niega el testimoniodel Espíritu se opone a la Verdad, rechaza al Padre y al Hijo, yno puede ser convencido de pecado, de justicia ni de juicio. Porlo tanto, blasfemar contra el Espíritu es rechazar a Dios y es,por esto mismo imperdonable (ver Hebreos 6.4; 10.26; 1 Juan5.16).

4) El Espíritu Santo es una persona.
Cuando el Señor Jesús se refiere al Espíritu Santo en Juan cap.14 al 17, utiliza el  pronombre personal masculino,  no el neutro como correspondería si el Espíritu fuese una "fuerza", o "influencia" o "poder".

Los siguientes textos demuestran sin duda que la actividad delEspíritu Santo es la que corresponde a una persona (espiritual)que posee emociones, inteligencia y voluntad:
Es sensible: Ef 4.30.
Ama: Ro 15.30.
Puede entristecerse: Ef 4.30.
Puede ser resistido: Hch 7.51.
Se le puede ofender: Hch 5.3-4.
Piensa: Ro 8.27.
Conoce, escudriña, repara:
1 Co 2.10-11.
Oye: Jn 16.13.
Habla: Hch 2.4; 1 Ti 4.1; Ap 2.7; 3.6.
Inspira: Ex 31.3; 35.31; Nm 24.2;
Jue 6.34; Ez 11.5; 2 P 1.21.
Posee voluntad: He 2.4.
Ordena: Hch 13.2. Prohibe: Hch 16.6.
Testifica: Jn 15.26; Ro 8.16.
Consuela: Jn 14.16.
Enseña: Jn 14.26.
Convence: Jn 16.8.
Intercede: Ro 8.26.
Guía: Is 63.14; Hch 8.29.
Invita: Ap 22.17.