Mateo 7:29
por WALTER T. BEVAN
El efecto que produjo el sermón del monte fue que dejó a la gente atónita, pasmada, debido a la autoridad con que Jesús les hablaba. Vemos que la autoridad del sermón deriva del predicador mismo. Su predicación «no era como la de los escribas». Ellos eran dogmáticos, argumentativos y críticos, y no toleraban que nadie enseñara diferente a ellos. Decían: «este o aquel Rabí dijeron así». ¡Pero qué diferente era la forma en que Jesús enseñaba! El decía: «Yo os digo…».
Es algo que pasa hoy en día; escuchamos sermones o leemos escritos que no son mucho más que citas filosóficas, y que dan la impresión de erudición, lo que no está mal si son usadas correctamente, pero lo que echamos de menos en tantas predicaciones actuales es la falta de autoridad. No me refiero a nuestra autoridad sino a la de Cristo. Muchos predicadores piden disculpas porque sus predicaciones están llenas de suposiciones: «puede ser así, o quizás no». Otras veces están llenas de propias opiniones y sentimientos.
Tal predicación no es la predicación bíblica. Debemos volver a la voz de los profetas: «Así ha dicho Dios» y «Oíd la palabra de Dios». Decir como Lutero: «Aquí estoy, no me puedo retractar, soy esclavo de la palabra». Nos ha sido encomendado no sólo la tarea de predicar, sino también el mensaje que hemos de presentar. No es el predicador quien descubre la verdad que imparte a otros. El predicador es un mensajero y no un buscador de novedades.
Temo que la predicación o proclamación de la Palabra de Dios no tenga el lugar que hoy debiera tener. Las confesiones de fe de las iglesias reformadas, ponen mucho énfasis sobre la predicación de la palabra y aun antes de los llamados sacramentos; Pablo mismo dijo que no fue enviado a bautizar, sino a predicar (1 Corintios 1:17).
«Creemos, confesamos y declaramos que las señales de la verdadera iglesia de Dios son: «La predicación verdadera de la palabra de Dios en la que él se nos ha revelado» (Confesión de fe escocesa -1560). «La iglesia o congregación de los santos donde se enseña con verdad el evangelio» (Confesión de Ausburgo – 1530); y el artículo diecinueve de los treinta y nueve de la iglesia anglicana: «La congregación de los fieles donde se predica la palabra de Dios…».
La predicación ocupa el primer lugar y no hay necesidad de «suponer» acerca de algo que Dios ha dicho en su palabra. Podemos hablar con toda la autoridad de Dios. Nuestro bendito Señor al ascender al cielo dijo: «Toda autoridad me es dada, en el cielo y en la tierra» y resucitado ya, dijo a sus discípulos: «Como me envió el Padre, así también yo os envío». Pues, podemos y debemos hablar con autoridad, por cierto no la nuestra, sino será la de: «Oíd la palabra de Dios».
En nuestro Señor vemos una autoridad de supremacía sobre la antigua revelación. El es el infalible intérprete de la ley y los profetas y le da a ellos su verdadero sentido. Es la autoridad de Aquél que había recibido una autoridad única del Padre. Es la autoridad de uno quien es Señor absoluto de los hombres. Es algo que vemos en pasajes como Mateo 7:21,22,24. Pide sumisión total a su autoridad. Su voluntad es nuestra ley.
Es la autoridad de quien será el juez del mundo (Mateo 7:23). «Nosotros predicamos a Cristo» y podemos decir: «De cierto, de cierto…» cuando se trata de su palabra, porque será la autoridad de su palabra y no la nuestra.
La historia lo comprueba, que los períodos de decadencia espiritual fueron acompañados con la pérdida del poder del púlpito y que las épocas de avivamiento fueron precedidas por la renovación de la predicación con autoridad y en el poder del Espíritu Santo.
Prediquemos, pues, con toda autoridad pero que sea la de la Palabra de Dios (Tito 2:15).
Es muy cierto, todos estos señalamientos, que me han llenado enormemente. Dios nos habló, solo que muchos no lo escucharon para cumplir sus palabras. dios los bendiga siempre. ojalà la palabra de Dios, se siga difundiendo por todos los rincones. saludos en el amor de cristo..
AGRADECIDO POR LA ENSEÑANZA, PUES LA REALIDAD ES QUE EN ESTOS ULTIMOS TIEMPOS LA GENTE ACOSTUMBRA ES PREDICAR DE LO QUE DIOS PUEDE HACER CON ELLOS EN SUS VIDAS Y SE OLVIDAN DE LA VIDA DE JESUS QUE DEBE SER NUESTRO EJEMPLO.DICE LA PALABRA QUE SI ALGUNO PREDICA, DEBE PREDICAR DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS , ES VERDAD QUE PODEMOS DECIR DE LO QUE ESA PALABRA HA HECHO EN NUESTRA VIDA, PERO YA BASTA DE TANTO HABLADOR, SIN BASES BIBLICAS, LLAMADOS CHARLATANES, QUE SOLO SE BASAN EN REPETIR COSAS, COMO POR EJEMPLO, DIGALE AL QUE ESTA A SU LADO
ESTAN AQUI
ACASO PIENSAN QUE SOMOS UN MONTON DE COSAS ALLI EN LA CONGREGACION. SON SOLO MULETILLAS PARA ESCONDER SU FALTA DE EFICACIA EN LA PALABRA. Y LO MAS TRISTE DE TODO QUE HAY PERSONAS QUE PIENSAN QUE ES BELLISIMO LO QUE HACEN.
PARA QUE EL PODER DE DIOS SEA MANIFIESTO ES NECESARIO TOMAR SU PALABRA Y EXPONERLA CON AUTORIDAD.
QUE DIOS LES BENDIGA
gracias por esta gran reflexion ya que es verdad todos estamos llamados a difundir el evangelio con el unico proposito de dar a conocer la vida de cristo y lo que el vino hacer por nosotros, dando a conocer su palabra con esa autoridad que solo el da.