por JOSE YOUNG
El título de uno de los libros clásicos de la literatura inglesa describe bien el mundo moderno: El Paraíso Perdido. Hace diez años era posible encontrar personas que sostuvieran que el mundo está cada vez mejor, pero hoy es difícil que tengan argumentos positivos. Algunas ideologías políticas aún predican "el hombre nuevo" y "la utopía", pero es como las personas moribundas que tratan de convencerse que recobrarán la salud.
Leemos en los periódicos todos los días acerca de tensiones internacionales que son cada vez más amenazantes, de los recursos de la tierra que tienen su límite visible, de problemas tan graves que la misma civilización está en peligro de destrucción. Pero aún más cerca de cada uno, la inflación, las sequías, las inundaciones, las enfermedades y toda una serie de problemas, el pequeño mundo personal en el cual todos vivimos recibe sus golpes de cada lado.
Pensemos un momento: ¿de dónde viene todo esto? ¿Quién (o qué) realmente tiene la culpa? ¿Es en realidad la voluntad de Dios que todo sea así? Sugiero que el mal que vemos y vivimos viene de varias fuentes, y distinguirlas nos ayudará a entender el problema.
PRIMERO, una buena parte del sufrimiento humano viene de la misma naturaleza. Cuando Dios creó todas las cosas "vio que todo era bueno". Estoy seguro de que el mundo recién salido del horno de la creación de Dios, era un verdadero paraíso.
Pero como sabemos, entró el pecado, y el jardín de Dios se llenó de cardos, y el hombre tuvo que arrancar de la tierra de su sustancia con el sudor de su frente. Algo cambió. Aunque la naturaleza retiene su belleza, está herida por el pecado, vive esclavizada por la corrupción. Existe en algún modo independiente de Dios y nosotros sufrimos las consecuencias. El terremoto o el huracán que arrastra cientos o miles de vidas no son la voluntad de Dios, sino un capricho de la naturaleza fuera de control. Dios tampoco manda el cólera o alguna otra plaga. Son el resultado de la enfermedad de la naturaleza misma.
Aún el cuerpo humando, esa maravilla de la creación de Dios, sufre las consecuencias de una naturaleza enferma. El cáncer es parte de nosotros mismos, pero una parte que no obedece al plan complejo que rige la vida en el organismo. Son células de nuestra propia naturaleza que viven independientemente, casi podríamos decir "en pecado", y su independencia logra la muerte del propio cuerpo.
Por supuesto que Dios podría interferir e impedir que la naturaleza nos haga daño. Levantar nuestro coche para que el otro que se nos viene encima no choque. Crear un dique milagroso alrededor nuestro para protegernos de la inundación. Dios podría hacer tales cosas, pero argumenta C.S. Lewis en su libro: " el problema del sufrimiento": tal mundo sería un caos. En su sabiduría nos ha dejado aquí para experimentar lo mismo que toda la creación experimenta.
SEGUNDO, otra buena parte del sufrimiento humano viene del hombre mismo. Desde Caín, el hombre ha cazado al hombre. La historia humana es principalmente una historia de guerras, de la eliminación de un pueblo por otro, de la conquista por la fuerza y la violencia. La lista es larga: la injusticia de los gobernantes, la codicia de los empleadores, la infidelidad de los esposos, la rebeldía de los hijos, y miles de ejemplos más. Nuestro sufrimiento proviene de la naturaleza pecadora del hombre.
La causa de la muerte de la niña en la ruta no es la voluntad de Dios, sino la responsabilidad de un conductor borracho. La Biblia dice que a Dios no le agrada la muerte de nadie, y que la muerte es un enemigo del hombre. No debemos aceptar pasivamente la muerte, la enfermedad, la violencia, la injusticia y tantas cosas más, como "la voluntad de Dios". Dios odia tales cosas, y nosotros también debemos sentir profunda indignación frente a ellos. Son parte de esa gran rebeldía contra la voluntad de Dios que llamamos pecado.
TERCERO, no debemos nunca olvidar que este mundo es el reino de Satanás. La Biblia dice que el diablo es el príncipe de este mundo, que sus fuerzas malignas lo gobiernan y que estamos literalmente en guerra contra él y sus huestes.
Esto nos ayuda a entender porque las cosas van de mal en peor.
Porqué el dictador sádico puede torturar y mata a muchos de nuestros hermanos en la fe, lo que de ninguna manera puede ser la voluntad de Dios. Es el enemigo que hace estas cosas. En vez de considerar que la crueldad del hombre contra su prójimo sea la voluntad de Dios, debemos aceptar que tal cosa el obra del maligno y odiar esa actitud como Dios lo hace.
CUARTO, nosotros mismos somos la causa de una buena parte de lo que sufrimos. El joven pasa toda la noche mirando televisión y no aprueba su examen al día siguiente. Mentimos, nos descubren, y tenemos que pagar las consecuencias. Nos comprometemos con un socio dudoso, y terminamos perdiéndolo todo. Una gran parte de nuestros problemas vienen por nuestro mal carácter, falta de comprensión, orgullo, codicia, en una palabra, por nuestro pecado.
Bien dijo Pablo: "Todo lo que el hombre sembrare eso también segará" (Ga.6.7), y no solamente en la vida futura, sino también en ésta. El hombre se queja "Señor ¿por qué me diste una mujer como ésta?", y se olvida de como él mismo la perseguía hasta casarse con ella. O se queja de los hijos, sin reconocer que él mismo no supo cuidarlos. Demasiadas veces echamos injustamente la culpa a Dios. Un joven muere de cáncer y repetimos: "Era la voluntad de Dios". Cuando lo que debiéramos hacer, es clamar como el salmista:
"¿Hasta cuándo, Oh Jehová?
"¿Te esconderás para siempre?
"¿Arderá tu ira como el fuego?"
O como los de Apocalipsis 6.10
"¿Hasta cuándo, Señor,
Santo y verdadero,
no juzgas y vengas nuestra sangre
en los que moran en la tierra?
¿Cuándo, Señor, pondrás fin a todo esto? ¿Cuándo nos librarás de este mundo y de las asechanzas del maligno? ¿Cuándo manifestarás tu gloria en su plenitud, para acabar con el mal que nos rodea? ¡En ti esperamos, Oh Señor!
El pan nuestro de cada día; muy acertadas estas enseñanzas que nos instan a estar c/día en manos del Señor, para así poder disfrutar un día de le Magestuosa presencia por la eternidad de nuestro creador, junto con nuestro salvador y la dulca & de su Santo Espíritu.
el señor dijo si esto le hasen al arbol verde cuanto mas le haran al arbol seco estamos en un mundo que se esta detruyendo por el pecado pero dios mismo con voz de tronpeta nos levantara y nos salvara