(en memoria del maestro Enrique “Harry” Baker)
Había una vez un niño,
una plaza, un baldío,
había también, un hombre,
un maestro peregrino,
que a los chicos invitaba
a la “Horita Feliz con Cristo”;
y al calor de las sonrisas
en esas tardes de frío,
comenzaba con su clase
el maestro peregrino,
ofrendando corazones
al Espíritu Divino.
El viento y la lluvia, a veces,
se invitaban, de atrevidos,
despeinando cabecitas,
mojando los cuadernitos
que el maestro preparaba,
uno a uno, con cariño…
¡Escuelita de campaña,
en la plaza, en el baldío!
¡Cómo soñaba el maestro,
un techo para sus niños!
Había una vez un niño,
un galpón, un saloncito;
también había un anciano,
el maestro peregrino;
¡Ya contaba con un techo
la “Horita Feliz con Cristo”!;
no faltaban las sonrisas,
tampoco el mate cocido;
tenía mesas y sillas
el maestro peregrino,
para seguir cosechando
pequeños corazoncitos.
Pero el frío del invierno
se le filtraba lo mismo,
porque el techo, era de chapas,
y las ventanas, sin vidrios;
tiritaban los cuadernos
en las pequeñas manitas.
¡Escuelita de campaña,
con techo, pero sin vidrios!
¡Cómo soñaba el maestro,
con aulas para sus niños!
Había una vez un niño,
un salón cómodo y limpio;
tan sólo quedó el recuerdo
del maestro peregrino.
¡Por fin, ya tiene sus aulas
la “Horita Feliz con Cristo”!
Ahora, hay otros maestros,
y sonríen otros niños.
¡Y la Escuela, lleva el nombre
del maestro peregrino!
Roberto José Verino Luque (“Ser Humano”)
TORRES
…Te hallarás de nuevo
construyendo una torre.
Si descubres un punto
de la verdad eterna,
y crees que posees
la absoluta verdad;
si procuras plasmarla
en algo permanente;
querrás reglamentarla,
encuadrarla en doctrinas,
exhibirla en “milagros”,
mostrarla en caridades,
proyectarla en tus hijos;
y luego defenderla
con tu honor y tu nombre,
…y te hallarás de nuevo
construyendo una torre
destinada a caer.
Ester Otero de Tejerina
estoy muy agradecida para con Dios por que atrabes de vosotros me guia y me habla con amor bendiciones