por MERVIN BRENEMAN
«Lo que propongo en este estudio es investigar la relación entre la adoración como pueblo de Dios y la formación de nuestro mundo de valores. Para hacer esto veremos el ejemplo de los Salmos en Israel y el concepto de ‘la contra-cultura cristiana’ hoy».
¿Por qué hace falta una contra-cultura cristiana?
Los sociólogos nos dicen que cada sociedad va creando su propio mundo. Están hablando del «mundo» de valores; este mundo incluye las modas, el estilo de vida deseado, las diversiones, en fin, todo lo que tiene que ver con los valores. La sociedad (o sociedades) occidental contemporánea ha sido formada por una serie de influencias que incluye elementos del cristianismo, pero también el positivismo, el escepticismo, la negación de lo sobrenatural y de la revelación.
En nuestros días estamos viendo el colapso de este tipo de racionalismo y la gente está volviendo a buscar lo trascendental y a menudo lo irracional. Pero ya que los «intelectuales» han concluido que la revelación bíblica es una idea pasada de moda y descalificada por esa línea de pensamiento naturalista-humanística, buscan lo trascendental en la Nueva Era, las drogas, las religiones orientales, el espiritismo o la astrología. Ahora el relativismo prevalece en el campo de la ética y de la religión.
Aunque todo esto pareciera muy filosófico, esta manera de pensar, que sale en todos los medios de comunicación, afecta profundamente a la sociedad. La violencia, la corrupción, la inmoralidad sexual y los valores puramente materialistas son cada vez más evidentes.
Algo del mismo deslizamiento moral estaba pasando en Israel en el tiempo de los profetas. Ellos propusieron volver a la «contracultura» de Moisés. Moisés había descalificado a los dioses falsos; dirigió al pueblo a la adoración del único Dios, a ponerlo a él primero en su vida y obedecerle. En el Sermón del Monte, Jesús profundiza e interioriza estos mismos principios éticos; tiene razón John Stott cuando lo llama «la contra-cultura cristiana».
La sociedad que nos rodea se aparta cada vez más de las normas y los valores bíblicos. Por eso es cada vez más urgente que prestemos atención a la formación de esta contra-cultura cristiana. Jesús no enseñó una contra-cultura reaccionaria, cerrada en sí misma, sino una contra-cultura misionera. Los cristianos participamos en la sociedad «occidental» en que vivimos, pero, a la vez, tenemos valores diferentes; somos parte de la sociedad general, pero también «hacemos» una contra-cultura que debe ir sanando y bendiciendo toda la sociedad.
Los salmos y el culto en Israel
¿Qué tienen que ver los Salmos con esta contra-cultura cristiana? Precisamente lo que sucedió en Israel puede ayudarnos en la tarea de moldear nuestra cultura. Cuando enseño Génesis, siempre pongo énfasis en que las enseñanzas allí (creación, el ser humano en la imagen de Dios, la caída…) son básicas para nuestra «cosmovisión», es decir, nuestra manera de ver todo; y por lo tanto, nuestros valores. Asimismo, en Israel, la instrucción en la Torah, la revelación de Dios, siempre tuvo gran importancia. Pero veo que esa enseñanza no es la única cosa que Dios usó para formar la manera de pensar de su pueblo; el culto también era un factor poderoso en la formación del «mundo» de valores de Israel.
La sociedad que nos rodea se aparta cada vez más de las normas y los valores bíblicos. Por eso es cada vez más urgente que prestemos atención a la formación de esta contra-cultura cristiana.
Cuando hablamos del culto en Israel, es decir, la adoración juntos como pueblo de Dios, hablamos de los Salmos, pues el Salterio era el himnario de ellos. Es cierto que los Salmos también nos ayudan en la comunión personal con Dios, pero su habla de Dios y su estructura se dan primordialmente en el contexto del culto. Dios usó el culto para formar el «mundo» de valores de Israel. El culto puede y debe jugar el mismo papel en nuestra vida.
Cómo el culto hace nuestro mundo
En un estudio sobre los Salmos (The Praise of God in the Psalms), Walter Brueggemann muestra cómo Dios usó los Salmos para moldear todo el «mundo» de Israel. Sin el culto, es decir, una comunidad que activamente procese las verdades de los Salmos, quedan como literatura durmiente. Pero en la experiencia de adoración, Dios va cambiando la vida de cada persona y toda la comunidad.
Culto es un don de Dios por el cual el poder creativo de Dios está mediado. Esta obra dramática de Dios está instituida, autorizada y legitimada por el poder de Dios para «hacer el mundo», que es obra de Dios pero que es procesada por medio de la acción y habla humanas, obedientes, intencionales y disciplinadas. El «hacer el mundo» es obra de Dios, pero se hace por medio de una actividad humana que Dios ha autorizado y en la que Dios está presente.
Esto nos ayuda ver qué está pasando teológica y litúrgicamente en la iglesia. Lo que está pasando es la formación de una comunidad alternativa con valores moldeados por la palabra de Dios. Esta obra de la iglesia se hace en respuesta al mandato de Dios y por cierto es trabajo humano. A la vez, sin embargo, de manera inescrutable e innegable, es el momento cuando la palabra de Dios actúa. (1)
He aquí la gran importancia del contenido de los cantos y que la persona que dirige el culto sea guiado por el Espíritu Santo. El culto debe ser una experiencia de comunión con Dios; a la vez nos ayuda a interpretar y procesar nuestras experiencias.
El papel de la «narrativa normativa»
Una de las funciones del culto es procesar las experiencias compartidas a través de narrativas normativas que están compuestas por las imágenes, las metáforas y los símbolos de la comunidad que adora a Dios. En su liturgia, Israel procesa sus experiencias compartidas a través de sus símbolos normativos y narrativas normativas. Muchas de ellas vienen de la experiencia del éxodo y conquista de Canaán. Es la experiencia de la transformación en el éxodo que legitima la liturgia. También la liturgia hace accesible la experiencia.
Dios usó el culto para formar el «mundo» de valores de Israel. El culto puede y debe jugar el mismo papel en nuestra vida.
Veamos algunos ejemplos donde el salmista usa las experiencias y el lenguaje del éxodo para hablar de su crisis actual y el poder de Dios manifiesto en respuesta a su clamor. «Él convirtió el mar en tierra seca, y por el río pasaron a pie.
¡Regocijémonos en él!… Venid; oíd, todos los que teméis a Dios, y contaré lo que ha hecho por mi vida» (Salmo 66:6, 16). «A Dios busco en el día de mi angustia. Sin cesar extiendo a él mis manos en la noche; mi alma rehusa el consuelo… Las aguas te vieron, oh Dios; las aguas te vieron y temblaron. Se estremecieron los abismos» (Sal. 77:2, 16).
La adoración articula y da cuerpo a nuestra capacidad de entregarnos, someternos y abandonarnos en confianza y gratitud a Dios. La adoración no es solamente un requisito y una necesidad humana; es también un deleite humano.
Nosotros hacemos lo mismo; usamos mucho lenguaje que viene del éxodo porque la misma Biblia lo usa (redimir, rescatar, etc.); además vamos formando un lenguaje, una «narrativa normativa» propia, en nuestras iglesias para explicar nuestra experiencia con Dios. Este concepto de «narrativa normativa» me ayuda a entender algunas de las diferencias de culto entre diferentes iglesias (Hermanos libres, Bautistas, Anglicanos, Pentecostales), pues cada comunidad va desarrollando su propia «narrativa normativa». Experiencias compartidas en una comunidad no son tan diferentes de las experiencias en otras. Lo que puede ser más dintintivo es el rango de símbolos o el lenguaje por los cuales la experiencia está procesada.
Con esto no quiero dejar la impresión de que todo sea relativo. El concepto de «narración normativa» me ayuda a entender el por qué de las diferencias, pero no justifica todas las diferencias. Creo que debemos buscar la forma de culto que agrada a Dios. Por supuesto, lo más importante es el corazón sincero y humillado delante de Dios y dirigido por el Espíritu Santo. Por la palabra de Dios y la guía del Espíritu Santo cada iglesia debe ir creciendo en su adoración.
El culto dirige a una entrega más profunda
La adoración articula y da cuerpo a nuestra capacidad de entregarnos, someternos y abandonarnos en confianza y gratitud a Dios. La adoración no es solamente un requisito y una necesidad humana; es también un deleite humano. Tenemos un hambre innata de extendernos más allá de nosotros mismos, para devolver nuestra energía y nuestro valor al Dios de quien nos fue dado. En este volver a Él, encontramos nuestro gozo más profundo. Esto es lo que significa «Glorificar a Dios y gozarse en Él para siempre».
La verdadera experiencia de comunión con Dios en la adoración va cambiando los valores de los individuos y de la comunidad. De modo que el culto es, o debe ser, el efectivo «moldeador» del mundo de valores del pueblo cristiano. La oración y adoración individuales son importantes en la vida de cada creyente, pero para la oración y adoración en conjunto con toda la iglesia (la congregación local) no hay sustituto. En el Nuevo Testamento y en la historia de la iglesia el avivamiento y la manifestación del poder de Dios siempre han sucedido cuando «Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego» y «Estaban todos unánimes juntos» (Hch. 1:14; 2:1).
(1) Varios de estos conceptos se encuentran en el libro de Walter Brueggemann, «The Praise of God in the Psalms».
Estoy plenamente de acuerdo con su reflexion, el culto, la congregacion y otras maneras de como llamar la reunión de las personas para alabar y adorar a Dios, es complentaria con las demas responsabilidades que tenemos como cristianos o creyentes, debemos tomar en cuenta cada paso de la palabra de Dios escrita en la biblia, por que ella no solo nos sirve para hacernos saber su historia, si no tambien, para integrarla a nuestros tiempos, orientandonos de manera preventiva que esas cosa que ayer pasaron volveran a suceder, con la gran diferencia de que el Antiguo Testamento anunciaba la venida del mesías por medio de los profetas (gente inspirada por Dios en sabiduría), para darnos otra oportunida de regenerarnos y entregarnos plenamente a los estatutos de las leyes dejadas por Dios en manos de Moisés
Mientras que el Nuevo Testamento anuncia el fin de todos los tiempos en (el mundo), dejando muy calro que ya no tendremos mas oportunidades, y para quienes etreguemos nustra voluntad a quien (Jesús) pagó de una vez por tadas con su sangre el perdon de nuestros pecados en nuestro arrepentimiento, tendremos la bendicion de permanecer salvos y eternos.
El mundo que se sume en la ciencia y la tecnológia, lamenteblemente tiene sus ojos segados por el deslumbre de las maravillas de los científicos, la socidad se jacta de ponerse al día con los avanzes tecnológico sin darse cuente que todo esto es permitido por Dios y no meramente inventos del hombre, ¿por que digo esto?, simple: si Dios quisiera, les quitara la vida antes de que ellos tiren lo que destruirá el planeta, pero como está escrito en apocalípse, todo esto debe suceder, pues Dios no es hombre para mentir ni el Hijo para arrepentirce.
Todos los cristianos estamos de acuerdo que debemos perseberar en la palabra de dios para obtener el galardon de la vida eterna que empezamos desde que nos entregamos a nuestro Señor Jesús, pue el sabía que su sacrificio tendría el fruto esperado de benir a traer a su pueblo elegido.