Estimado Director:
A propósito del tema de Compromiso Cristiano: «La Iglesia en un mundo cambiante», quiero contarle un pequeño incidente sin mayor importancia en sí mismo, pero que me llevó a la reflexión.
De vez en cuando visito a Doña Felisa, una viejita viuda, amiga sabia de hace tiempo, y hermana en la fe. Siempre tomamos mate juntos y comemos unas riquísimas tortillas de grasa que ella prepara al rescoldo.
En esta ocasión, mi buena amiga cometió un error inaudito en una cocinera avezada como ella: se olvidó de ponerle sal a la masa. Cuando llegó el momento de probar las tan esperadas tortillas calentitas y crujientes, nos percatamos del hecho, y esto nos causó mucha gracia y nos reímos a gusto. El problema se solucionó facilmente echándole sal aunque ya estuvieran cocinadas.
Después entre mate y mate, nos quedamos comentando la metáfora de Jesús, cuando dijo: ustedes son la sal de la tierra. Y así, un episodio gracioso nos llevó a un tema más profundo: ¡Qué importante es que nuestra presencia sea eficaz en el medio en el que nos toca actuar!
Fuimos comiendo, tomando mate, e intercambiando interesantes comentarios. Y para cuando nos dimos cuenta, ya no había más tortillas, se nos había acabado el agua caliente, y había llegado la noche.
Regresando a casa, volvió a mi mente una frase de Doña Felisa:
-«Así es m’hijo, la sal da mucha sed, y nosotros tenemos que dejar a la gente que ha estado con nosotros con ganas de tomar del agua que dá vida».
Así es mi estimado Director, pero usted quédese tranquilo que yo no lo voy a dejar a usted con las ganas de visitar a Doña Felisa y de probar sus tortillas.
Cuando usted quiera me avisa, y vamos juntos a conocer a mi querida amiga. A través de mí, ella tiene buenas referencias suyas, y también sabe que usted tiene buen diente.
Su salado amigo, Desiderio
Ahora entiendo por que somos la sal del mundo y debemos conservar nuestro sabor especial.
Muy buen mensaje sin darse mucha vuelta llegaste al punto preciso para la reflexión.
HOLA¡¡¡¡¡¡ HE HICISTE RECORDAR A MI MAMITA, POR EL NOMBRE DE FELISA PUES ELLA TENIA EL MISMO NOMBRE,RECUERDO QUE CUANDO ERA PEQUEÑA NOS HACIA ESAS DELICIOSAS TORTILLAS, DE DONDE ES ESTA VIEJECITA QUE TU COMENTAS? DE CUALQUIER FORMA SIN ESA SAL, Y ESA SED Y EL RECUERDO, NO HUBIERA MEDITADO TAN RICO COMO LO HICE HOY. BENDICIONES A TODOS.