Durante el Foro Internacional sobre Los Cristianos Evangélicos y el Medio Ambiente, conversamos con Dick Blomker, pastor luterano a cargo de una iglesia en Lake Edge, Wisconsin, Estados Unidos.
P: Sabemos que participa en programas ambientales desde su iglesia. ¿Cuándo nació en Ud. esta preocupación por los temas ambientales y su relación con el mensaje cristiano?
R: Probablemente por el hecho de que crecí en una región muy ligada a la tierra, desde mi niñez he tenido un profundo interés por la creación de Dios. Luego fui tomando mayor conciencia acerca del significado del evangelio, en el sentido de comprender mejor lo que Dios espera que seamos como pueblo suyo. Esto es algo en lo que sigo creciendo, pero creo firmemente que la iglesia es el Cuerpo de Cristo en el mundo, y como tal debemos proyectar la imagen de Dios hacia el mundo, y participar de manera concreta en la acción de Dios por la restauración y renovación de la creación. El mensaje de reconciliación, trasladado a la naturaleza, está en estrecha relación con el amor y el servicio a las personas. También creo que si nos preocupamos por cuidar de la creación, podemos desarrollar una actitud mucho más sana en cuanto a cuidar unos de otros y mostrar mayor compasión unos por otros.
P:¿Cómo implementa su iglesia esta responsabilidad y este cuidado del medio ambiente?
R: Tenemos una comisión de la cual soy responsable, que atiende un área geográfica que incluye unas ciento cincuenta congregaciones luteranas. En la comisión tenemos personas de distintos ámbitos y experiencias de vida. Hay dos pastores, un teólogo y también hay personas que han trabajado como funcionarios en el área de conservación de los recursos naturales, hay biólogos, ambientalistas, etc. Sabemos que cuanto mayor la variedad de dones y talentos, tanto más eficiente podrá ser nuestra labor; eso da una heterogeneidad muy valiosa a esta comisión.
Desde el comienzo mismo de nuestro trabajo decidimos que íbamos a trabajar a través de las congregaciones, ayudando a las iglesias locales, como pueblo de Dios, a trabajar por el cuidado de la creación. Hemos tomado como meta algo que nos trasmitió Cal De Witt en el Instituto Au Sable, que es ayudar a cada congregación a transformarse en una especie de Centro de Concientización de la Creación («Creation Awareness Centre»). Esta idea puede tomar una forma diferente en cada congregación, ya que tenemos diferentes dones y además cada área tiene problemas peculiares.
P: ¿Cómo llevar a la práctica esta idea?
R: Preguntamos en la congregación qué dones ha dado Dios a los miembros, que por cierto son muy variados. Preguntamos quiénes tienen dones para el cuidado de la creación de Dios, y quiénes querrían usar esos dones. Lo que puedo describir, por supuesto, es muy general, porque la tarea concreta es peculiar a cada congregación. Sería muy difícil ser o hacer algo para lo cual no estamos equipados.
Lo que procuramos, como comisión, es ayudar a las iglesias a iniciarse en este camino. Cuando comenzamos nos preguntamos qué cosa inmediata podía hacer la mayoría de las congregaciones. Estamos seguros de que la gente está ansiosa por hacer algo, no solamente hablar de estas cosas. Como el tema del reciclaje era de interés general en ese momento, produjimos un pequeño librito sobre reciclaje, dimos algunas estadísticas y las razones científicas y bíblicas por las cuales reciclar.
Nuestra segunda propuesta fue reunir gente de distintas iglesias para intercambiar sobre estos temas; organizamos un retiro, donde se reunieron personas que podían, sobre los problemas ambientales, hablar desde el punto de vista de la educación, del cuidado de la tierra, la urbanización, los problemas ambientales locales, la administración de recursos, los aspectos políticos. Es necesario alertar e informar a aquellos que toman las decisiones, para que hagan las decisiones correctas, y también es importante saber qué podemos hacer en nuestros hogares respecto al medio ambiente. Cubriríamos así un amplio espectro de temas.
Estuvieron representadas diecisiete iglesias locales, lo cual nos produjo satisfacción, ya que todo esto es muy nuevo en nuestras iglesias, y todavía no hay mucha comprensión de por qué esto es importante para nosotros como cristianos. Sin embargo, nuestra meta es alcanzar a las ciento cincuenta congregaciones y comprometerlas en este campo.
P: ¿Cómo trabajar para concientizar y capacitar a los miembros de las iglesias?
R: Sabemos de iglesias que han iniciado proyectos concretos, y próximamente vamos a repetir el encuentro, para que las congregaciones narren lo que están haciendo y veamos cómo podemos ayudarnos mutuamente. En nuestra iglesia en particular, tenemos un programa regular de enseñanza sobre cuidado de la creación, graduado para las distintas edades, que se dicta en forma sistemática. También incluimos esta preocupación en los cultos de adoración. Hacemos referencia a lo maravilloso de la creación de Dios al iniciar cada servicio, oramos todos los domingos por la creación e integramos el tema cuando es pertinente en el desarrollo del culto. Es decir, tratamos de integrar este aspecto a la totalidad de nuestra vida espiritual y comunitaria, en lugar de considerarlo como un proyecto independiente. Eso le da un sentido muy distinto, y también determina el curso peculiar que toman los proyectos en cada comunidad particular.
P: ¿En qué formas se proyecta esta preocupación hacia la comunidad más amplia?
R: En las iglesias ubicadas en áreas rurales, de desarrollo agrícola, tratamos de estimular la reflexión sobre los modos de trabajo de la tierra, los fertilizantes y su efecto sobre el ambiente, y cómo cultivar de manera que no degrade el ambiente, a la vez que se optimizan los resultados. En otra iglesia hay un grupo de creyentes que ha adoptado una ruta para mantenerla limpia.
P: ¿Cuáles son los objetivos a nivel personal y familiar en el desarrollo de una actitud de cuidado de la creación?
R: Por la particular forma de vida que caracteriza a nuestro país, ponemos el acento en estimular a la gente a moderar su nivel de consumo y a reflexionar sobre el impacto del consumo sobre el medio ambiente. Enseñamos acerca de la dieta, de los hábitos de consumo, de la resistencia al bombardeo publicitario de la televisión, etc. Estos son algunos ejemplos de las cosas prácticas que podemos hacer.
P: ¿Es posible que también desarrollen sensibilidad hacia los problemas ambientales de otras regiones del mundo?
R: Los problemas ambientales tienen por cierto una escala internacional, ya que así como hoy la madera argentina o de otras regiones sudamericanas se valoriza en los Estados Unidos y se la importa, en otras épocas, a principios de siglo, bosques enteros de los Estados Unidos fueron talados y embarcados hacia distintos mercados, para satisfacer, por ejemplo, los intereses de la clase alta argentina. Actualmente los bosques vírgenes del noroeste de los Estados Unidos se talan y se embarcan al Japón. A veces se defiende la tala argumentando que es preciso responder a una demanda de trabajo. Pero al ritmo de que se tala, en comparación con el ritmo que se reforesta, pronto se acabará la fuente de trabajo. Tenemos que entender que hay procesos económicos mundiales y que tienen gran impacto sobre el medio ambiente. Hoy sabemos que las selvas tropicales son el pulmón del mundo, y pedimos a esos países que no los talen, pero los norteamericanos ya lo hicimos antes con la mayor parte de nuestros bosques, y el país construyó su economía sobre esta depredación del medio. Sin embargo ahora pedimos a otros países que renuncien a su crecimiento para preservar el ambiente. Creo que los Estados Unidos tiene el deber de ayudar a los países en desarrollo a construir sus economías sin degradar su medio ambiente. A veces nos mostramos un tanto arrogantes o superiores en estos temas; pero deberíamos mostrar una actitud de arrepentimiento por lo que nosotros mismos hicimos en nuestra tierra y en otras no hace tanto tiempo.
P: ¿Tienen posibilidades de llevar a cabo acciones ambientalistas las iglesias de los países en desarrollo?
R: Por supuesto. En algunos casos, creo que hay mayor conciencia y responsabilidad respecto al medio ambiente. Conozco la situación en Nicaragua, ya que mi esposa integra el consejo de las iglesias luteranas en Centro América, y viaja a menudo allí. Las iglesias luteranas en El Salvador, por ejemplo, tienen mucha conciencia de la importancia de cuidar de la creación, y están muy adelantados con respecto a nosotros en los Estados Unidos. Un campesino de escasa instrucción mostraba con satisfacción sus cultivos mixtos, prolijos y prósperos y, hacia el fondo, una ladera que había reforestado con cientos de pequeños arbolitos. Explicaba con orgullo que lo había hecho porque sus hermanos y hermanas en las ciudades del valle no recibían agua, porque la ladera había sido deforestada. Este hombre, un cristiano muy humilde, nos estaba dando un maravilloso ejemplo acerca de cómo un creyente puede cuidar de la creación y servir a su prójimo.
Estoy convencido de la necesidad de que compartamos más y más estas experiencias y desafíos, porque es mucho lo que tenemos que aprender como cristianos en cada país para cuidar y restaurar la creación.
me parece increible que este proyecto se yebe a cavo por el pueblo de Dios ya que concidero que es una muy buena manera de dar testimonio hacia el mundo que nos rodea .
me gustaría aprender estrategias para implementar proyectos para cuidar el medio ambiente en los colegios,.despertar un interés desde los más pequeños