La evangelización en los hogares

Por GILBERTO COLOSIMO

Revisando en el Nuevo Testamento el origen de las primeras iglesias encontramos que casi todas ellas nacieron en hogares, que eran utilizados como centros de reunión. Los discípulos "no dejaban de enseñar y de hablar todos los días, tanto en el templo como por las casas".

 

Y en "la casa de María, la madre de Juan Marcos, muchas personas se reunían en oración". En Corinto, luego de muchas dificultades en una sinagoga, San Pablo comenzó a evangelizar "en casa de Justo… y Crispo, el jefe de la sinagoga, y toda su familia, creyeron y fueron bautizados". También muchos vecinos, al oír el mensaje creyeron y fueron bautizados". Años después, despidiéndose de los ancianos de la Iglesia de Éfeso, el Apóstol les recordó que había predicado "públicamente por las casas".

 

Cuando escribe sus Cartas, tienen muy en cuenta la importancia de esta labor evangelizadora. Así es que se envía saludos "a los hermanos que se reúnen en casa de Priscila y Aquila". "También a Ninfas y a la congregación que se reúne en su casa". Viviendo en Roma, "Pablo se quedó dos años enteros en su casa alquilada y con toda libertad anunciaba el reino de Dios y enseñaba acerca del Señor Jesucristo.

Tenemos el plena convencimiento de que si las iglesias de todo el mundo incitaran a todos sus miembros a abrir sus hogares periódicamente, para que pequeños grupos de evangelización provistos de una sencilla técnica de estudio bíblico se juntaran con sus conocidos no convertidos a Jesucristo, para orar y analizar en común el Nuevo Testamento, podría producirse una reacción en cadena de alcances imprevisibles.

 

Millones de hogares en los cinco continentes comenzarían a irradiar la Luz del Evangelio. Los cristianos empezarían a testificar y a sentir su responsabilidad ante Dios. Consecuentemente desaparecería mucho del sectarismo que divide, y de la religiosidad sin compromiso de quienes olvidan encarnar la fe profesada en la vida cotidiana. Veríamos surgir por doquier a millones de testigos de Jesucristo.

A continuación trataremos de resumir las ideas básicas dictadas por la experiencia de quienes ya realizan "encuentros bíblicos" en sus hogares y dan vida al movimiento celular cristiano que esperamos confiados en Dios pueda extenderse rápidamente por todo  el mundo.

a) ORGANIZACION
Una pequeña iglesia de alrededor de ciento veinte miembros interesa a veinticuatro familias, y como resultado cada una de ellas abre su hogar una vez mas para realizar "encuentros bíblicos". Entre las veinticuatro familias ocupan todos los días de cada mes de lunes a sábado (los domingos se reúnen todos en la capilla). Algunas familias o personas organizan un encuentro semanal. Son realmente notables los frutos de esta interesante experiencia.

— Cada mes más de cien personas que no tenían la menor idea del Mensaje que Dios imparte a través de la Biblia toman su primer contacto con ella. Y la mayoría "descubre"  que el Libro  más antiguo contiene las soluciones más modernas, aplicables a la sociedad en general y a cada persona en particular. También comienzan a conocer en su real dimensión salvadora al Señor Jesucristo, y algunos aseguran que están dispuestos a cambiar su manera de vivir como resultado del "encuentro" con Jesús.
–Muchos miembros de la iglesia, antes incapaces de decir una sola palabra acerca de la Biblia y de su fe cristiana, ahora aprenden a manejar la Palabra de Dios y a testificar de su Mensaje.
–La fraternidad en el barrio y en la iglesia cobra un nuevo aspecto. Casi todos desean encontrarse el domingo para comentar el resultado de los encuentros.

b) PARTICIPANTES
Los "encuentros bíblicos" suelen durar alrededor de una hora y media. En las reuniones nocturnas participan tanto hombres como mujeres, de todas las edades, incluso niños. Pero también suelen realizarse reuniones a la media tarde, de carácter femenino.

El número de participantes es variable, aún cuando el ideal dice que la cantidad mínina no debiera ser inferior a tres ni la máxima mayor a quince. Los espacios reducidos y la participación activa de todos exigen que estas cifras sean tomadas en cuenta.

Sin embargo, cualquiera sea el número de participantes, convendrá que la mitad de ellos se conozcan entre sí, y de ser posibles sean miembros de la misma congregación. La otra mitad estará compuesta por invitados de los dueños de casa o de los otros concurrentes.

c) UNIDAD ESPIRITUAL
Es esencial el profundo respeto y la consideración que a los cristianos participantes debe merecer la opinión de los invitados. El aprecio hacia ellos debe ser real y no fingido. Es muy importante calificar de "no cristianos", "inconversos" o "ateos" a algunos de los invitados. En principio cualquier persona que dice creer en Dios no es atea. La valide o ineficacia salvadora de su fe aparecerá confrontada directamente con la Biblia a través del estudio, y no por la discusión entre personas.

La verdad habrá de fluir lentamente de la Palabra de Dios, mediante el Poder del Espíritu Santo. Cada participante, debido a su intervención activa en el estudio, poco a poco irá entendiendo su propia posición y situación frente a las demandas de Dios. Su decisión final es parte del misterio de la salvación. Es un problema que compete a su alma y a Dios.

Este espíritu respetuoso del cual estamos hablando, hará que ningún cristiano haga ostentación de tal condición, ni presuma de sabio en el estudio, ni lleve símbolos que lo identifiquen como "parte" de algo preparado. Quizás las mejores evidencias del espíritu cristiano sean el amor, la modestia, el recato, y trato sencillo y afable.

d) USO DE LA BIBLIA
Creemos que es conveniente usar únicamente el Nuevo Testamento, dado que el motivo principal del encuentro es dar a conocer al Señor Jesucristo. Es importante que cada participante reciba al comenzar un ejemplar a préstamo, de modo que pueda seguir la lectura del párrafo elegido y sacar sus propias conclusiones. Las iglesias que organicen reuniones rotativas en los hogares de sus miembros, deberían disponer de una regular cantidad de dichos ejemplares, para ser llevados de casa en casa a medida que se realizan los encuentros.

e) EL GUIA
La iglesia organizadora deberá designar para cada encuentro un Guía. Es decir una persona debidamente adiestrada para dirigir el estudio bíblico. La función del Guía no es tanto la de hablar permanentemente, como la de orientar la conversación general.

 

De la habilidad del Guía en hacer intervenir a todos en la conversación y en el estudio depende el buen éxito del encuentro, y el interés de la mayoría por volver a participar de otro encuentro similar. Cuando el Guía note que la conversación decae, deberá hacer alguna observación o formular alguna pregunta que encare un nuevo aspecto del tema que se trate, y deberá percibir el momento oportuno para avanzar en el análisis o para dar término al encuentro.

 

Es importante señalar que el Guía deberá ser positivo y nunca negativo en sus expresiones. Cuando algún participante emita una opinión equivocada, en lugar de poner en evidencia su error, deberá solicitarle que analice el problema desde un ángulo distinto, de manera que él mismo llegue a modificar su anterior razonamiento.

NORMAS DEL ESTUDIO BIBLICO

a) ELECCION DEL PARRAFO BIBLICO
Al seleccionar el párrafo bíblico, el Guía preferiblemente elegirá alguno entre cuyos personajes figure el Señor Jesús, y que aún constituyendo la narración de un suceso, contenga enseñanzas ejemplificadas.

b) PREPARACION DEL ESTUDIO SOBRE EL PARRAFO
El Guía deberá analizar previamente al encuentro las diferentes situaciones que presenta el párrafo elegido, las enseñanzas que surgen del mismo y el mensaje aleccionador de cada una de ellas. También preparará un cuestionario de preguntas sobre el párrafo, las cuales le servirán para incitar a los participantes del encuentro a descubrir las verdades bíblicas que pretende destacar. Además estará dispuesto a facilitar que los participantes analicen por sí mismos el párrafo elegido. El material que prepare el Guía servirá para afirmar o destacar los diferentes aspectos de una verdad, pero nunca para negar o desacreditar la opinión de otros.

c) INICIACION DEL ENCUENTRO
Reunidos los participantes del encuentro, se procederá a repartir los ejemplares del Nuevo Testamento, cuidando que todos correspondan a la misma versión y en lo posible a la misma edición. Se dará luego comienzo con una semilla invocación a

Dios, expresada con palabras comunes a todos los participantes.

Ninguno debe sentirse como ajeno. Ningún acto, gesto, palabra o formalismo debe dividir o aislar a los concurrentes. Debe evitarse toda frase que denote una supuesta superioridad espiritual de unos sobre otros, o que destaque que alguno ha alcanzado un conocimiento de la verdad del cual otros carecen.

 

A continuación de la creación y como introducción, se explicará que el encuentro bíblico tiene por objetivo reunir a un grupo de amigos para estudiar el más importante  de los libros: la Biblia, la Palabra de Dios. Que no se trata de una reunión destinada a hacer proselitismo a favor de una u otra iglesia o confesión (y esto debe ser verdad) sino que se pretende que todos los participantes lleguen a ser verdaderos cristianos mediante el más íntimo conocimiento del Señor Jesucristo; que la voluntad de Dios, nuestro hacedor, está manifestada en la Biblia y por lo mismo, quien acuda a la Biblia, comenzará a conocer la voluntad y el pensamiento de Dios.

d) LECTURA PUBLICA DEL PARRAFO
Luego de la introducción se citará el número de la página en que se halla el párrafo elegido y se mencionará el título del mismo. Se esperará a que todos los participantes lo encuentren de manera de poder seguir la lectura. Entonces se indicará que durante la lectura, que el Guía hará pausadamente, cada participante deberá ir reteniendo los aspectos, puntos o incidentes que más le llamen la atención (Ejemplo:¿quiénes eran los fariseos?, ¿qué significa "apóstol"? ¿Cómo pudo Pedro caminar sobre las aguas?). Dichos puntos de interés originarán posteriormente preguntas de gran valor para el estudio. Finalizada la lectura del párrafo, se entrará de lleno en el estudio bíblico. Este consta de tres partes bien definidas:
1) Observación de todo cuanto registra el párrafo.
2) Interpretación de su significado, y de las enseñanzas que ofrecen.
3) Aplicación a la experiencia personal de la enseñanza recogida.

1) Observación de todo cuanto registra el párrafo.

Los participantes concentrarán su atención sobre el párrafo leído, observando y detallando cuantos personajes aparecen, quienes eran, su carácter, sus costumbres, sus actitudes, sus palabras, el lugar, los incidentes que se registran y las enseñanzas que se imparten o simplemente surgen.

 

A continuación cada participante, a la solicitud del Guía, irá señalando los puntos de interés que detectó durante la lectura, y su propia opinión sobre cada asunto, que podrá cotejar con las opiniones de quienes deseen comentarlos. El resultado de la Observación, es que al terminar ésta primera parte, cada participante conocerá los personajes y trama de los acontecimientos que aparecen en el párrafo. Además se habrá logrado establecer comunicación y mayor confianza entre las personas que se tratan por primera vez.

2) Interpretación de su significado y de las enseñanzas que ofrecen.

El Guía, ya cuenta con el interés de los participantes, puede comenzar a analizar en conversación general, la interpretación histórica, moral y especialmente espiritual de cada incidente y enseñanza registrada durante una observación del párrafo. Podrá así mismo desarrollar su propio esquema, y formular las preguntas previamente preparadas para despertar el espíritu investigador de los participantes. También se recomienda evitar anécdotas, tanto propias como ajenas, así como cualquier otro tipo de ilustraciones, pues suelen alejar el pensamiento general de las enseñanzas del párrafo en consideración. Habiendo dado tiempo a cada participante para que intervenga en la interpretación y estando todos de acuerdo en las principales conclusiones, se pasará a tratar la

3) Aplicación a la experiencia personal de la enseñanza recogida.

En esta parte del estudio, el guía procederá a aplicar su experiencia personal las enseñanzas que surgieron durante la observación e interpretación del párrafo. Es decir, explicará de qué modo considera que la voluntad de Dios puede modificar su vida. Debe evitar comentarios de triunfos espirituales ya alcanzados, pues parecería pedantería y falta de humildad. Más bien deberá enfatizar  cuanto le falta aún en su vida espiritual. Cuando mencione cambios logrados convendrá referirlos a terceras personas, evitando nombres y lugares.
También deber dar oportunidad para que cada participante razone

en alta voz acerca de cómo las enseñanzas recogidas pueden

beneficiarlos espiritualmente. Pero deben evitarse las

invitaciones públicas a la conversión y el provocar decisiones o

profesiones de fe. De por sí esta fase del estudio suele brindar

situaciones emotivas, y habrá declaraciones imprevistas de

algunos de los participantes que mostrará que el Espíritu Santo

está iluminando las consciencias. Pero habrá que obrar con suma

prudencia. Debemos ser respetuosos de la libertad con que las

personas se acercan a Dios. Debemos dejar que el Espíritu Santo

obre sin interferencias. El Mensaje es divino y no hay influencia

humana que pueda mejorar su acción. En cambio, es el momento

preciso para que todos los creyentes presentes eleven una

plegaria silenciosa en favor de sus amigos participantes.