MIGUEL A. ZANDRINO
“…Y Fulano conoció a Mengana”. La primera impresión que nos causa esta frase es la de un eufemismo, al menos ésa era la idea que me sugerían mis tempranas lecturas bíblicas. Todo me parecía indicar que no se quería mencionar el acto sexual. ¡Tan luego en las Sagradas Escrituras! Luego, en la adolescencia, solíamos mencionar las relaciones sexuales diciendo “conocer, pero en sentido bíblico” y acompañábamos las palabras con un guiño cómplice.
Sin embargo al estudiar el sentido que los escritores de la Biblia le daban a la palabra conocer en ese contexto, nos encontramos con un concepto más amplio que la idea del acto sexual. Efectivamente, toda relación carnal en las Escrituras supone un acercamiento profundo entre dos personas. La relación física sólo es la expresión material de una compleja relación interpersonal.
En Os. 4:1 el Señor entabla un pleito contra Israel, entre otros cargos, porque “ya no hay conocimiento de Dios”. Aquí conocimiento es la misma palabra que se usa para relaciones sexuales. El Señor deplora que ya no hay esa relación profunda entre los israelitas y su Dios; se han alejado, y para colmo buscan otros dioses. Aquí el Señor no reclama un conocimiento intelectual, un saber; aquí conocimiento significa relación personal, afectiva, reconocimiento de su soberanía. Incluye amor y relación con Dios por medio de la adoración. Está en la dirección de restaurar la comunión que Adán tenía con Dios antes de la caída.
MEDITAR, EN DOS SENTIDOS
Dijimos que conocer no es un acto intelectual, no es el estudio lo que nos va a hacer conocer a Dios. Se trata de restaurar la relación con el Señor, por ejemplo mediante la meditación.
La meditación tiene dos acepciones. Por un lado significa enfocar la mente en un tema, por ejemplo la persona de Cristo, y dedicar un tiempo a pensar en silencio dejando que nuestros pensamientos se impregnen de él. Es también la recomendación de Pablo cuando dice de las cosas dignas y de buen nombre: “En esto pensad”.
El otro sentido de meditación es el de discurrir o reflexionar con otra u otras personas sobre algún tema en especial. Estos dos conceptos debemos tener en cuenta cuando nos referimos a “meditar”. Es en el silencio cuando Dios nos habla, cuando lo contemplamos, y es en la reflexión con otros cuando nos edificamos.
LA TIERRA SERÁ LLENA DEL CONOCIMIENTO DE JEHOVÁ
El ejercicio de la meditación nos hará allegarnos a Dios para conocerlo más y más teniendo comunión con él, reconociéndolo como soberano, amando y adorándolo, intimando con él como en la relación de una pareja. Así nos adelantamos al cumplimiento de la profecía de Is.11:9 y Hab.2:14. Llegará un día en que la relación de los hombres con Dios será extendida a toda la Tierra ya que él mismo se hará presente, y el mundo sera inundado con su gloria “como las aguas cubren la mar”. Mientras tanto nosotros tendremos la primicia de saborear aquel momento y disfrutar de la Vida Eterna ya que ésta consiste en: Conocer al Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien él ha enviado.
hermoso, maravilloso en verdad la manera tan clara de discernir esta Palabra, es ta profundo, gracias a Dios hermanos por sus vidas, ruego a Dios que continue bendiciendo sus vidas y les provea siempre para continuar con este trabajo que Dios les ha dado.
Dios les bendiga y les guarde siempre