por ISRAEL GARCIA
"El cual da vida a los muertos y llama a las cosas que no son como si lo fuesen". (Ro.4:17)
Llamar lo que no es como que es, es prerrogativa divina. La voz de Dios es fuerza creadora: cuando él las llama, las cosas que no existen vienen a la existencia. Así nacieron los astros, los soles y las estrellas…"en el principio creó Dios". Y esa fue una genuina creación "ex-nihilo", es decir: de la nada. Dios no necesita materia prima, aunque a veces la usa.
Dios tiene otra prerrogativa interesante; es la misma anterior con una post-data que dice viceversa. Esto es, Dios tiene el poder de llamar lo que no es como que es y lo que es como si no fuese. Lo primero conlleva una acción creadora, lo segundo un poder milagroso que transforma los hechos visibles.
Para Moisés y el pueblo judío el Mar Rojo es un paso insalvable, es un obstáculo imposible de quitar; pero para Dios el Mar Rojo que está delante es un camino seguro. Moisés ve las aguas, Dios las ignora. Moisés ve un obstáculo, Dios ve una oportunidad. "¿Por qué clamas a mí? dile a los hijos de Israel que marchen". Dios llama las cosas que son como si no lo fuesen. Y lo hace así, porque sabe que en él está el poder suficiente para hacer que no sean. La creación es una hija obediente. "…Y tornó el mar seco, y las aguas quedaron divididas. Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco".
Si hacemos un análisis detenido de nuestras oraciones veremos que en última instancia sólo le pedimos a Dios dos cosas: que lo que no es sea, y que lo que es deje de ser. En el primer grupo se reconoce un vacío, un "no es" que hay que llenar. Aquí entran las peticiones que encabezamos con la palabra "dame" o "súpleme".
La necesidad puede ser material: alimento, vestido, casa, etc. En el segundo grupo siempre hay algo de sobra, algo que molesta o impide, un "es" que como es sobrante es necesario quitarlo. Puede ser algo material como una enfermedad, o algo espiritual como la tristeza, el deseo de venganza, etc. Deseamos que estas cosas que son, no sean.
A la luz de lo antes dicho la fe tiene una función bien definida: presentar las operaciones con plena certidumbre de que Dios puede llamar las cosas como si no fuesen. Pero la oración, en su atrevimiento, no solamente cree que Dios puede hacer tales cosas, sino que una vez que haya pedido, cree que ha sido hecha la cosa y actúa como tal. Es aquí donde la fe asume una postura irracional e ilógica frente a la racionalidad y la lógica del mundo.
La oración atrevida, una vez que ha pedido y creído, toma su posición y llama (Fíjese que ahora no es Dios sino la fe) lo que no es como si fuese o lo que es como si no fuese, de acuerdo a lo que ha pedido. Así la fe se identifica con Dios. Veamos un ejemplo de la oración que llama lo que no es como lo que es: la resurrección de Lázaro.
Jesús está ante la tumba donde yace el cuerpo putrefacto de Lázaro. Lázaro está en el seno de Abraham, en el paraíso, pues una verdad sabida que el ser espiritual no reposa juntamente con el cadáver en la tumba. Pero Cristo en actitud de plena fe ora y dice al Padre: "Padre, gracias te doy por haberme oído". Y poseído de esa tremenda seguridad que le lleva a dar las gracias por el milagro que aún no se ha realizado, procede a llamar lo que no es como si fuera, y dice: "Lázaro, ven fuera".
Y esa fe atrevida consigue la resurrección de un muerto después de cuatro días. Es más, alguien ha dicho que si el Señor no hubiera especificado que solamente a Lázaro llamaba, todos los muertos se hubieran levantado.
Veamos un caso contrario: llamando las cosas que son como si no lo fuesen. Esta es la fe de los leprosos mencionados en el capítulo diecisiete de San Lucas. Ellos han llamado al Señor que los sane: "¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!" Al verlos, Jesús no pronunció ninguna palabra mágica, ni siquiera los tocó. Pero ellos creen que el Señor les ha oído.
"Id, mostraos a los sacerdotes…" fue la orden del Señor. Detengámonos un momento y razonemos: ¿Cuándo era que un leproso iba a mostrarse al sacerdote? Cuando el leproso estaba sano, entonces iba al sacerdote para que aquél oficiara una ceremonia del ritual levítico y luego lo declara sano. Estos leprosos son ordenados a ir a los sacerdotes sin estar sanos…
Y ellos con una fe atrevida, dan media vuelta y se encaminan al Templo ignorando la realidad de su lepra: llamando lo que es como si no fuera. En el camino sucede el milagro, de repente miran sus cuerpos llagados y descubren que el imperio de la fe ha triunfado sobre el imperio de la enfermedad y están sanos, completamente sanos.
No hay que confundir esa clase de fe con la sugestión; la sugestión no necesita de Dios; esta clase de fe depende absolutamente de Dios. Y ante tal fe, no podemos menos que sentirnos movidos a hacer una vez más aquella oración de antaño: ¡"Señor, auméntanos la fe"!
Sus artículos sobre la fe me han servido para reflexionar sobre la misma, y recordarme que nuestro Dios, es el Dios de lo imposible.- Son de gran bendición, sigan adelante.- Bendiciones
pues como dice el titulo oracion atrevida,porque no si Dios es nuestro padre y Jesus nuestro salvador.nosotros a nuestros padres siempre que necesitamos algo somos atrevidos al pedirlo por que sabemos que ellos nos quieren y la mayoria de las veces satisfacen nuestros pedimentos simplemente por que nos aman, y si con nosotrosw asi funciona que puedes esperar de Dios si el nos creo hnos ama y dio a su hjijo por nosotros
quiero comfirmar que no e podido leer los ultimos correo por que no se abre correctamente o en su totalidad la pagina de compromiso cristiano
Ante artículo tan inspirado, no puedo hacer otra cosa más que agradecer a Dios por enseñarnos cómo es que debemos creer en El. Gracias a ustedes por ser el canal de bendición.
Si fuéramos capaces de mantener una fe tan atrevida como los ejemplos presentados veríamos ya no sólo con nuestros ojos espirituales sino también carnales la Gloria de Dios!