Tiene en los ojos desconfianza.
Algunos lo rotulan de histérico
y lo castigan.
Todos se alejan,
lo señalan, lo desprecian,
no vaya a ser
que no coseche su hosquedad.
A nadie se le ocurre
que eran seis y sólo había
un poco de pan para cenar.
Siempre vivir fue pelear
y acostarse aguijoneado por el hambre.
Acostarse a luchar
por un trozo de sábana,
por un pedazo de colchón.
Lo condenan por sus ojos al acecho.
¿Es que nadie sabe darle amor
sin exigírselo primero a él…
que creció sin conocerlo?
Norma Panozzo de Ré
Tu breve pensamiento es impactante. La mayoría preferimos juzgar y condenar. Desde hace varios días he pensado con dolor en el hoy tristente famoso Ponchis, «el niño sicario», jovencito de solo 12 años con ya una larga historia de asesino , secuestrador y torturador. ¿Donde estaban sus padres cuando él y sus hermanas comenzaron a delinquir? ¿Donde estabamos como sociedad? ¿Dónde estabamos los maestros y los pastores que no recibió amor? O tal vez si hubo quien se lo ofreció pero ya estaba demasiado lastimado para recibirlo…
Es muy interezante, tendria que tomar en cuenta las sircunstancias de quienes tienen ese tipo de vida que en la mayoria de los casos se aplica a la pobreza de las personas menos afortunadas por el egoismo de los mas afortunados. el desprecio es su peor enemigo, sin embargo no deja de acechar como depredadores para lograr sobrevivir en un mundo que los condena a mendigar un poco de dignidad en un troso de pan con tierra, pienzo que seria mejor un gesto de compación que una mirada de lastima pues esto último los unde mas en la triste realidad a la que tienen que vivir…
Esto tambien le atañe a los pobres de espíritu a los ignorantes de la Palabra de Dios, pues no solo de pan vivirá el hombre, sino, de toda palabra que viene de la boca de Dios. La Biblia…
quisiera escribirme