Karin Kepler Wondracek
Karin es psicoanalista y trabaja en Porto Alegre, Brasil. Es miembro del Corpo de Psicólogos y Psiquiatras Cristianos (C.P.P.C.) y de Eirene de Brasil. Es bien conocida su fecunda tarea de busear en las profundidades de la interrelación entre la psicología y la fe.
Introducción
Cuando escuchamos “consejería cristiana”, pensamos en una serie de principios o reglas para aconsejar mejor. Lo que propongo en este artículo es una visión diferente. Tal vez sorprenda, tal vez decepcione, pero me gustaría arriesgarme y que acepten considerar mi propuesta.
¿Qué es consejería cristiana? Descomponiéndolo significa consejería “de Cristo”. En alemán se utiliza la palabra “cristliche seelsorge”. Seele es alma; Sorge tiene dos significados: “preocuparse por” y “proveer sustento”. Juntando estos dos significados se llega cerca de la expresión “cuidar del alma”.
¿Cómo cuidaba Jesús de las almas que encontraba? Éste será nuestro tema central.
Explicación del tema
Una de las características del cuidado del alma que Jesús practicaba era la de sorprender a la persona con sus actitudes (recuerdan a Marta y María, a Zaqueo, a la mujer que ungió la cabeza de Jesús, la mujer del pozo). En psicoanálisis se diría que Él supo manejar adecuadamente la transferencia.
Esta sorpresa induce a traer al primer plano lo que estaba al margen (la “parte buena” de María, hermana de Marta, el corazón sufrido de Zaqueo, el amor de la mujer que lo ungió, la sed de la mujer del pozo). Recordemos las parábolas que narró Jesús sobre encontrar lo que estaba perdido, en Lucas 15.
Esto nos lleva a pensar en Cristo como aquél que cuida de nuestra alma, rescata en nosotros lo que estaba perdido, oculto por las apariencias, por las defensas (en psicoanálisis, lo que está en el inconsciente). Es interesante que este cuidado de Jesús no sea en el sentido de revelar el pecado oculto, sino por el contrario, mostrar el amor que estaba oculto; la sed de ser amado, la capacidad de amar (recuerden a María, Zaqueo, la mujer del perfume, la mujer del pozo).
Como consecuencia el pecado aparece, pero en otra dimensión que no es el de la acusación sino el pecado vinculado con el amor oculto, como aquello que se desvió del blanco del amor. Tal vez hasta haya sido una tentativa de buscar lo que faltaba (el dinero de Zaqueo, los hombres de la mujer samaritana)
En psicoanálisis se dice que cuando relacionamos el síntoma con el contenido reprimido, ocurre la cura, porque el síntoma pierde el poder de representar lo que está escondido. Esto es lo que sucede con las personas que son cuidadas por Jesús (Zaqueo devuelve el dinero, la samaritana sabe de qué tiene sed, Marta no puede esconder más su fuga hacia el activismo). De este modo, Jesús deshace la caparazón de defensa que estas personas montaron en torno a su alma.
Imaginen qué habría pasado si Jesús hubiese ido por el camino de denunciar directamente el pecado: ¿Cómo hubiera sido la conversación con Zaqueo? ¿y con la mujer del pozo? ¿Habría llegado a este impacto en sus vidas? ¿Habría logrado la transformación de sus vidas?
Entonces, ¿qué había detrás de la actitud de Jesús? ¿Sería algo que podemos aprender nosotros o era parte de las capacidades sobrenaturales que sólo Él tenía?
En Juan 17, cuando Jesús resume en la oración sacerdotal la esencia de su ministerio dice: “ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado”.
El cuidado que Jesús daba al alma tenía como objetivo revelar al Padre como aquel que va a saciar la sed del alma. No revelar el pecado en sí, o el error, sino el amor del Padre y dejar que la percepción de este amor revele entonces todas las búsquedas incesantes que se hicieran.
Un poco más de psicoanálisis. Este amor del Padre no es percibido mientras miramos sólo hacia el pecado, o hacia lo que está errado. Este mirar crítico es característico de una de las dolencias más comunes en el medio religioso: la neurosis obsesiva. Teóricamente se trata de una persona que regresó de la fase edípica, donde el amor fue demasiado intenso y por esto tan amenazador que tuvo que ser reprimido y transformado en formas de expresión de la fase sádica anal. Como consecuencia de esta represión, la persona se preocupa de preguntar hasta las minucias para cumplir las reglas, se acusa meticulosamente de todo, se controla a sí misma y a otros; es crítica severa de sí misma y de todo, lleva todo al plano intelectual, no siente ni expresa afecto.
Es interesante que Jesús justamente vino a mostrarnos que distorsionamos el amor del Padre, nos apegamos a las reglas, a los rituales obsesivos que expresan toscamente, en forma de síntoma aquello que no conseguimos vivir cerca del ABBA PADRE. Tomemos las críticas contra los fariseos: “sepulcros blanqueados” son ejemplos de quien reprimió todo y pintó de blanco por fuera, pero por dentro hay muerte, hay envejecimiento de lo vivido.
¿Será que consejería de Cristo, en última instancia es ayudar a nuestra alma a percibir el amor del Padre? 1º Juan 4:10: “En esto consiste el amor, en que Dios nos amó primero…”.
En la parábola del hijo reencontrado, ¿con quién nos identificamos? ¿con el hijo que perdió todo? ¿con el padre amoroso que acoge nuestro lado que estaba perdido, acoge a otros que se habían perdido? ¿o con el hermano juzgador? Ahí entramos en el otro plano: ¿cuál es la representación de Dios que tenemos en nosotros?
He pensado mucho en el tercer mandamiento de no hacer para sí imágenes de Dios. Tal vez no las haremos en esculturas de piedra, pero a veces hay imágenes mentales de Dios tan duras como la piedra dentro de nosotros, tan frías que impiden que nosotros y las personas reciban el amor del Padre.
El Lugar Santísimo era un lugar completamente oscuro ¿no será que si conseguimos desligarnos de las viejas imágenes encontraremos a Dios en la oscuridad total? Fue lo que María hizo al aceptar la propuesta “indecente” del ángel de quedar embarazada siendo novia: “hágase en mí según tu palabra”.
Si intentan un ejercicio: caminar con los ojos vendados durante algunos minutos. ¿Cómo se sentirían?
Es difícil abrir la mano y soltar las representaciones visibles terriblemente seguras, ligadas a nuestros miedos infantiles. Es difícil abrir la mano y dejar los canales de percepción habituales, y aceptar otros modos de escuchar, oler y saborear la presencia de Dios. ¡Cuanto más difícil será invitar a otras personas a hacer lo mismo, sin pretender que adoren la imagen esculpida por nosotros!
Cuidar del alma no es mostrar nuestra representación de Dios a otro (esto solamente Jesús puede hacerlo con fidelidad), sino ayudar a esta alma a abrirse para que Dios mismo se revele por su Espíritu. Por esto el riesgo de sustituir “cuidar del alma” por “aconsejar” (implica mucho esta palabra de nuestra parte). María dijo: “que se cumpla TU PALABRA”.
En psicoanálisis vemos siempre una alerta para que no se influencie a la persona, pues ella está depositando en nosotros mucho de su amor y odio infantil (está “transfiriendo” sobre nosotros estos sentimientos). Esto nos coloca en un lugar de mucho poder, pues la persona se coloca en sumisión infantil.
Richard Rohr, religioso americano, resalta cómo este Dios Padre que aparece representado en la parábola del hijo pródigo se parece a una madre (siempre dispuesta a perdonar a acoger).
Hay muchas actitudes de Jesús que se identifican más con el universo femenino y precisamente por aparecer en un hombre es que sorprenden: el limpiar el ojo del ciego con saliva, contar historias en términos domésticos (fermento, lámpara, alegrarse con las vecinas, acoger el hijo que estaba perdido).
Sin feminismo, pero ¿no será que estamos dejando que nuestro lado más tierno sea usado para dar paso a otros de estos aspectos maternos de Dios? Enjugar toda lágrima de los ojos (Apocalipsis), descansar el alma en el regazo de Dios, dejar el alma amamantada (Sal.131).
¿Cómo está nuestra imagen de Dios? ¿es padre o madre? ¿pasa por nuestro corazón? ¿por el lugar oscuro en que fuimos formados, como dice el Salmo 139 donde narra que Dios estaba allá en nuestro útero? ¿será que cuando estamos hablando con una persona hecha a imagen y semejanza de Dios, dejamos que este hablar simbolice los lugares corporales que más recuerdan el proceso materno de cuidar?
Para el psicoanálisis, la salida del complejo de Edipo para la niña pasa por abandonar la fantasía de casarse con el padre, renunciando a tenerlo para sí, iniciando un largo camino de crecimiento que consiste en volverse hacia la madre: entonces se identifica con ella, adquiere características femeninas y así forma la base para crecer como mujer. Y para el niño, la resolución edípica consiste en identificarse con el padre y desarrollar sentimientos sublimados de ternura para ambos progenitores. Ésta será la base de los sentimientos de amistad para la vida.
¿En nuestro proceso hacia la fe madura hemos conseguido que nuestra imagen de Dios haga ese largo camino? ¿Habremos conseguido juntar los aspectos más superyóicos del padre, nuestro afecto? ¿Hemos dejado que nuestra alma, nuestra ánima (tanto la del hombre como la de la mujer) adquieran estas cualidades más maternales, de ternura? ¿Hemos conseguido integrar estos aspectos que Jesús poseía para cuidar de las almas de los otros?
Nuestra estructura del alma está fundada en representaciones; el tercer mandamiento es una tarea imposible en el plano mental, pero necesitamos concientizarnos de estas imágenes y transformarlas, permitir llegar más a Dios y conocer mejor quién es Él. En este sentido, se puede tomar del psicoanálisis la idea de que la palabra libera, parecido al pasaje bíblico: “Conoceréis la verdad y la verdad los hará libres”.
Tornar conscientes nuestras representaciones de padre y de madre, nuestra actitud interna para con ellos, puede ser un factor liberador pues posibilita cambios. consejería cristiana, esto es, de Cristo, funciona fundamentalmente en tornar consciente las representaciones de amor que resaltan y así posibilitar que se llegue a imágenes de Dios menos ligadas a la fase sádico anal o a otras representaciones que lo moldearon. Es llegar a percibir el ABBA PADRE.
¿Cómo hacer esto? Jesús dio a conocer al Padre por sus palabras, historias, pero principalmente por estas actitudes sorprendentes. Hablar con liviandad alimenta la neurosis obsesiva, por la racionalización, intelectualización, aislamiento. Es cierto, Dios nos dio Su Palabra, pero además de eso, Él dejó algo mucho más vivo, Su Espíritu.
Sorprendentemente es el Consolador que revela a nuestro espíritu quién es Dios. Por esto la palabra “consejero” puede generar polémica pues quien tiene el Espíritu no precisa de consejos, precisa alguien que lo ayude a oír al Espíritu, precisa el silencio para escuchar en sí mismo y en la palabra la voz que le enseña quién es Dios. En este sentido la actitud analítica de escuchar más que hablar parece muy apropiada, ella confía en que la persona tenga la capacidad propia de discernir y con esto deja libre el camino para el Espíritu.
Vale la pena releer los evangelios y analizar en ellos el modo por el cual Jesús reveló al Padre. Nos hemos preocupado en tantas cosas menos esenciales que “crecer en la gracia y en el conocimiento de Dios”.
Juan 17:3: “Y ésta es la vida eterna; que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”.
V.6: “He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran y me los diste, y han guardado tu palabra. V.7,8: ”Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y ha creído que tú me enviaste».
V.26: “Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos y yo en ellos”.
La finalidad mayor era que el amor del ABBA Padre estuviese en nosotros. Todo esto fue dicho por Jesús en las vísperas de su muerte, de transformar en acto el mayor amor. Fue éste el modo que Él usó para “dar a conocer aún más”.
Traducción al castellano: Fabiana Zandrino
Sumamente interezante esta reflexion, las experiencias son muchas acerca de la distracción que tenemos en nuestra vida para no ver realmente lo mas importante de la actitud verdadera que tienen los mensajes de salvación las desiciones en como Cristo nos hablaba, hoy confirmo por mi mismo una expreción que he dicho mucho a los que no persiven el verdadero mensaje de nuestro Padre: Los que nos conocieron como eramos antes, hoy nos dicen que estamos locos y que somos unos fanáticos evangélicos, y por la confianza que existe entre ellos y uno, se adjudican de decirnois que necesitamos un sicólogo, pues pienzan que estamos locos, la cual una vez sin penzarlo yo les conteste: Yo ya tengo mi spicólogo y su nombre es Jesús mi sanador, al decirles esto ellos mueven la cabeza de manera negativa como diciendo que no tenemos remedio, o muchas vezes se rien como burlandose y yo me pregunto ¿acaso el loco no se identifica por su riza burlezca?
Pero bueno, lo importante de esto, es que no me equivoqué al decir que mi Señor Jesús era mi cura y mi fortaleza y lo será siempre.
Bendicion hermano por este maravillozo aporte a la alimentación de la esperanza en nuestra salvación…
Gracias por el mensaje , está fuerte .
Dios te bendiga
Gracias mi hermano,esta claro y muy oportuno es amor por ese amor que Cristo vive en mi corazon,bendiciones
!Estoy facinada me encanto, esto me ha confirmado k balelapena lo k hemos estado trabajando mi hesposo y yo , personas no han comentado k no estan de acuerdo con ello , nosotros emos visto vidas transformadas, gloria Dios,, muchas gracias …. Que Dios los llene de sabiduria … bendiciones……
gracias por su enseñansa hermano bendiciones