Apocalipsis – Cap 3 – 2da Parte

Imágenes simbólicas

Son muy numerosas las figuras que hallamos en Apocalipsis, pero al realizar el estudio del libro no intentaremos considerar los detalles de ellas para analizar minuciosamente su significado. En cambio, trataremos de captar el sentido general del símbolo tal como surge del texto, para trabajar con esa idea.

Encontraremos los 24 ancianos alrededor del trono de Dios, y los cuatro seres vivientes; caballos de diversos colores con sus jinetes luciendo insignias que les dan significado; el dragón, la mujer vestida de sol, ángeles tocando trompetas o derramando copas de juicio, tronos, águilas, abismos, la bestia que sube del mar y la que sube de la tierra, en fin, una numerosa cantidad de figuras cargadas de simbolismo.

Son imágenes comunes a la literatura apocalíptica de la época, pero en general tienen su origen en el Antiguo Testamento: en Ezequiel, Zacarías, Daniel, Isaías y en otros pasajes, de manera que, para la mente judía eran figuras familiares cuyo simbolismo estaban acostumbrados a manejar. No obstante, debemos recordar que los directos destinatarios de Apocalipsis no fueron predominantemente judíos, ya que las iglesias de Asia y Europa eran mayoritariamente no judías. Pero es claro también que, desde los tiempos apostólicos  así lo descubrimos por la lectura de las cartas , fue una costumbre muy arraigada en las iglesias, la lectura y el estudio del Antiguo Testamento, como la Palabra de Dios que profetizaba las verdades del Evangelio.

Cánticos

Hallaremos numerosos cánticos en Apocalipsis. Juan descubre desde el comienzo, que en la morada de Dios continuamente se rinde culto al Señor en una liturgia ininterrumpida: cantan los cuatro seres vivientes, y con ellos los veinticuatro ancianos, y ambos con los redimidos. Y millones de millones de ángeles agregan su canción junto con los redimidos y a éstos aún se agrega la creación entera. Cantan multitudes incontables, se escuchan grandes voces, en fin, la alabanza y la adoración es una constante en el cielo de Dios.

Además de los cánticos hay un ambiente litúrgico en la actitud adorante de quienes rodean el trono de Dios, como lo indican pasajes como el siguiente: "Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos". En otro lugar, los veinticuatro ancianos se postran y arrojan sus coronas delante del trono; y en otro, todos los ángeles están de pie alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes y se postran sobre sus rostros delante del trono y adoran a Dios.

Las letras de los himnos son magníficas, y es emocionante el ambiente solemne que se crea cuando leemos estos pasajes en voz alta, y descubrimos la manera cómo se van combinando quienes elevan los cánticos, y se va ampliando la multitud que los entona, a medida que se introducen nuevos elementos en el texto de las canciones.

Se pueden descubrir dieciséis cánticos, pero uno de ellos (14.1 3) no tiene letra, pues dice que lo cantaban los 144.000 y era una canción nueva que nadie, sino ellos, conocía, y ningún otro podía aprender. Dios y el cordero son el tema de los cánticos, y representan un elemento perfectamente inteligible en el libro, de manera que, su lectura en público durante nuestro culto al Señor, será muy estimulante.

Sugerimos al lector que se interese por realizar un estudio de los cánticos, que lea detenidamente el libro y vaya confeccionando una lista en la que además del texto, incluya quienes cantan, el carácter del himno y todo elemento litúrgico que encuentre en el pasaje. Será muy provechoso.

Bienaventuranzas

Hay siete bienaventuranzas: 1.3, 14.15, 16.15, 19.9, 20.6, 22.7, 22.14 ¡y por supuesto no es casualidad que sean siete! La estructura del libro está cuidadosamente elaborada. Dicen quienes entienden de literatura griega, que el lenguaje utilizado en Apocalipsis, rompe con la sintaxis corriente del idioma, pero esto en todo caso no es así por ignorancia del autor del griego, sino porque es necesario que tengamos en cuenta que el profeta está presionado por visiones inefables, y simplemente le resulta imposible describir lo que ve sin romper los cánones de la escritura corriente.

No obstante, podríamos decir que para los lectores, hoy, las descripciones apocalípticas resultan de una actualidad artística, a la que estamos habituados por las manifestaciones del arte moderno, no sólo en la literatura, sino también en la plástica, en la música, en el teatro, en el cine, y en todo aquello en que para expresar nuestras ideas debamos utilizar recursos que superen los medios corrientes de comunicación. La prosa llana es incapaz de trasmitir las visiones de Juan y el estilo está lleno de poesía y surrealismo.

Repetimos, hay siete bienaventuranzas, y no es casualidad que sean siete. Ningún libro apocalíptico es tan orgánico, tan elaborado y tan cuidadosamente desarrollado. No menos valoramos los detalles, que son significativos, aunque repetimos lo dicho al emprender nuestro estudio, no nos detendremos en los minuciosos detalles por diversas razones:

1.  No es nuestro propósito hacer un comentario exhaustivo, sino un estudio ágil y rápido como para captar el mensaje fundamental del libro. 2.  Si nos detuviéramos en detalles, haríamos un comentario de estudio, pero lo que deseamos es ofrecer un libro para leer de corrido. 3.  Por otra parte, no nos sentimos capaces de penetrar en los misterios de muchos de los detalles. 4.  Creemos firmemente en las bienaventuranzas primera y sexta: Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. Y consideramos que tal cosa será posible en la medida en que estemos preparados para tomar todo aquello que nos sea posible captar en la lectura y el estudio rápido del libro.

En Mateo capítulo 5 el Señor nos deja nueve Bienaventuranzas. En Mateo 13, las siete parábolas del reino son ocho. Pero en Apocalipsis el escritor se ciñe a un esquema estricto del que no se aparta. Y es notable que Juan tiene conciencia de estar escribiendo Palabra de Dios, pues todo lo ha recibido estando en el Espíritu: cuatro veces declara que es por el Espíritu que recibe la visión y escucha la profecía (1.10, 4.2, 17.3, 21.10).

Otros Detalles

Si consultamos una Concordancia, nos llamará la atención ver la cantidad de citas de tronos, coronas y reinos. También se habla mucho del diablo, al que se lo llama Satanás, y además nombres y figuras diversas: Abadón, Apolión, serpiente antigua, un dragón. Un lugar importante del Apocalipsis está dedicado a los juicios de Dios sobre sus enemigos y de los enemigos de los redimidos. Y este juicio produce júbilo.

En todo el libro no se menciona la cruz, en cambio hay numerosas citas sobre la muerte de Jesús y sobre su victoria. En el capítulo 5 se oye la proclamación del León de la tribu de Judá que ha vencido, y cuando Juan mira, ve un Cordero como inmolado, y esta figura se repite, a la vez que Jesucristo es llamado veintiocho veces el Cordero, que en todo caso tiene la connotación de sacrificio, y en otras ocasiones menciona la sangre del Cordero. En la visión del Hijo del Hombre en el capítulo 1, éste le dice a Juan: "No temas, yo soy el primero y el último; el que vive y estuvo muerto, más he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén".

En el último capítulo se menciona el árbol de la vida, un símbolo de la cruz, que nos recuerda el árbol de la vida que se menciona en Génesis 3.22. Lo que no es contradictorio, pues en Apocalipsis 13.8 dice que el Cordero fue inmolado desde el principio del mundo.

Las referencias a la victoria del Señor Jesús ocupan un lugar muy destacado en todo el libro, como que Apocalipsis es la revelación que Dios nos ofrece del triunfo y la gloria de nuestro Señor, que ya es una realidad total y cumplida en la dimensión del cielo.