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El Fruto del Espíritu: Cristo en Nosotros

By Administrator  Posted on junio 25, 2008 In Espíritu Santo 1 Comment 
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 Por DAVID SOMMERVILLE

"A los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen

hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el

primogénito entre muchos hermanos. Y a los que llamó, a éstos

también justificó; y a los que justificó, a éstos también

glorificó" (Romanos 8:29-30).

Antes que el mundo existiera, Dios había ideado nuestra

salvación; una salvación que nos haría semejantes a su Hijo.

Dios creó a hombre para que estuviera identificado con él, para

que tuviera su carácter, para que fuera capaz de sentir y actuar

como él. Esta identificación, distorsionada por el pecado, fue

restablecida por la obra redentora de Cristo. En su vida, Cristo

se identificó con nuestra condición humana; en su muerte, se

identificó con las consecuencias de nuestro pecado; y en su

resurrección triunfante, hizo posible que por la fe volviéramos a

nuestra identificación con Dios. Por el Justo, somos

justificados; por el Hijo somos hechos hijos; por el Santo, somos

santificados; por el Glorificado, somo glorificados.

Dios nos va conformando progresivamente a la imagen de su Hijo, y

este proceso -que la Bíblia llama santificación- es obra del

Espíritu Santo. El Espíritu Santo está formando en nosotros el

carácter del Señor Jesús. "Nosotros todos, mirando a cara

descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos

transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el

Espíritu del Señor" (2 Co.3:18). El proceso culminará en la

perfección anhelada de la glorificación, cuando veamos cara a

cara a nuestro Señor. "Amados ahora somos hijos de Dios, y aún no

se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él

se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal

como él es" (1 Juan 3:2).

Antes de volver a su Padre, nuestro Señor Jesús prometió que

Dios, por su Espíritu, moraría en nosotros y entre nosotros, y

que por medio de nosotros continuaría la obra del Hijo. "Yo

rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para  que esté con

vosotros para siempre: el Espíritu de verdad…Mora con vosotros,

y estará en vosotros… El me glorificará; porque tomará de lo

mio, y os lo hará saber" (Juan 14:16-17; 16:14). Pablo señala que

somos, individual y colectivamente, la morada -"el templo"- del

Espíritu Santo (1 Corintios 3:16; 6:19; 2 Corintios 6:16).

Entonces en un sentido la encarnación de Dios sigue en nosotros y

entre nosotros.

Reiteramos que lo que es Espíritu Santo crea en nosotros es el

carácter de Cristo. somos muy diferentes, física y mentalmente, en

nuestras capacidades, temperamentos y personalidades. Dios no nos

conforma al mismo molde humano, y esta diversidad es la riqueza

de la iglesia. Pero hay otro molde al cual Dios sí nos desea

conformar, a todos por igual: el molde del carácter divino de su

Hijo, lo que la Bíblia llama "fruto". Dios es amor; su carácter

es amor; todo lo que hace procede de su amor; y desea reproducir

este amor -este "fruto" en nosotros.

El Señor Jesús dice: "En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis

así mis discípulos. Como el Padre me ha amado, así también yo os

he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos,

permaneceréis en mi amor…Este es mi mandamiento: Que os améis

unos a otros, como yo os he amado…No me elegísteis vosotros a

mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que

vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca… Esto os

mando: Que os améis unos a otros" (Juan 15:8-10, 12,16-17).

"El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,

bondad, f, mansedumbre, templanza" (Gá.5:22-23). Quizás sea mejor

puntuarlo: "El fruto del Espíritu es amor: gozo, paz…"; el

verbo está en singular, y todas las cualidades mencionadas son

aspectos del amor.) Nuestro Señor Jesucristo es Dios; Dios es

amor; el fruto del Espíritu es amor; el fruto del Espíritu es

Cristo Jesús reproducido en nosotros.

Recordemos un detalle muy importante. En la Bíblia, el amor no es

principalmente una emoción. Amar como Dios es pensar como él,

sentir como él, y luego actuar como él. Amar es decisión y

acción. Amar es buscar el bien del otro antes que el mío. Amar es

un acto de la voluntad llevado a la práctica. él fruto que el

Espíritu produce en nosotros se ve en la práctica de nuestra

vida. "Hijitos míos -nos dice Juan- no amemos de palabra, ni de

lengua, sino de hecho y en verdad" (1 Juan 3:18).
 

El fruto del Espíritu Santo de Dios es el carácter de nuestro

Señor Jesucristo -el amor encarnado- reproducido en nosotros.£

Esta es la manifestación por excelencia de la presencia de Dios y

del poder de Dios en nuestra vida. Esta es la manifestación de la

plenitud del Espíritu Santo. Con esta manifestación, no hace

falta otra. Sin ella, toda otra "manifestación" es hueca, es

"como metal que resuena, o címbalo que retiñe" (1 Co.13:1).

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One thought on “El Fruto del Espíritu: Cristo en Nosotros”

  1. franklin dice:
    diciembre 29, 2009 a las 7:41 am

    Gracias a nuestro Señor por bendecir de esta manera a usted hermano pues su enseñanza aplifica más aún el conocimiento del carácter de Jesus y de su amor por nosotros y la humanidad, nos invita a imitar cada día en nuestra vida.

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