Evidentemente debemos prepararnos para morir, sin dejar de reconocer que es legítimo que hagamos todo lo que nos resulte posible para continuar viviendo, evitando peligros y situaciones de riesgo para nuestra salud.
Si al realizar un viaje importante nos preocupamos por cuidar de todos lo detalles, ¿cómo no habremos de preparanos para el viaje más importante de nuestra vida? Porque siendo la muerte el final de nuestra existencia, cuando nos llegue, estaremos en el punto sin retorno. Así como la vida que nace constituye un hecho que no podemos explorar, pues no tiene dimensión en el tiempo, tampoco sabemos cuándo nos llegará la hora de la muerte, y cuando ocurra, en el mismo instante todo desaparecerá.
Al entrar en contacto el óvulo con el espermatozoide en el seno materno, nace un nuevo ser, nace una vida. La vida del nuevo ser nace en el mismo instante del prodigioso encuentro, y es un instante sin dimensión temporal. Esta vida que nace habrá de transcurrir hasta el instante final de la muerte. Y ambos momentos, el de la concepción y el de la muerte, no transcurren en el tiempo, simplemente ocurren. Y así la vida transcurrirá desde el punto inicial de la concepción, hasta el instante final de la muerte.
Aquí debemos decir que el presupuesto de una vida más allá de la muerte, es un presupuesto religioso, que para nosotros los cristianos tiene su fundamento en la revelación que hallamos en las Sagradas Escrituras, pero que además es una convicción interior de toda la humanidad a través de los tiempos. Los cristianos creemos en la resurreción, pero en otras culturas orientales hallamos la creencia del karma, o de las sucesivas reencarnaciones.
Además debemos destacar que desde los tiempos más remotos hallamos al hombre profesando alguna forma de religión, tal como lo muestra el culto a los muertos en las culturas primitivas. La muerte le obsesiona, y el sentimiento religioso se manifiesta en su incapacidad de aceptar que con la muerte todo llega a su fin. Hay una rebeldía innata en contra de la muerte.
Ya en el Antiguo Testamento hallamos en Eclesiastés 3.11 un pasaje que dice: Dios, «todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de los hombres, sin que alcance el hombre a entender la obra que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin». Es decir, que aunque el hombre no alcance a entender el misterio del más allá, hay una convicción interior, «un sentido de eternidad» que Dios ha puesto en su corazón, que confirma su trascendencia.
En el libro de Daniel (12.2,3,12) también hallamos hermosas promesas de resurrección: «Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan justicia a la multitud, como estrellas a perpetua eternidad… y tú irás hasta el fin, y reposarás y te levantarás para recibir tu heredad al final de los días».
En el Nuevo Testamento en cambio, el concepto de resurrección está con frecuencia expresado en sus páginas en los términos de «vida eterna» y «resurreción». Y en 2 Timoteo 1.10 hallamos esta magnífica declaración: «Jesucristo quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio». El evangelio de Jesucristo es mensaje de vida, una calidad de vida sobrenatural de la que son investidos los que reciben la obra redentora suya: «Nuesta ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, el Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas» Filipenses 3.20,21.
Hay una provisión divina en cuánto a los momentos previos a la muerte. Escribe el director de la revista «MD», Dr. Félix Martí Ibañez lo siguiente: «En contra de lo que la gente cree, la muerte, al parecer -salvo casos excepcionales o accidentes- no va en general acompañada de dolores físicos, antes bien, va matizada de serenidad y aún de cierto bienestar y exaltación de espíritu, causada por la acción anestésica del anhídrido carbónico sobre el sistema nervioso central, y por el efecto de la intoxicación originada por sustancias tóxicas.
A este respecto refiere Ernest Hemingway, que una vez le dijo un médico famoso: ‘El dolor de la muerte es menor que un dolor de muelas’. Puede haber angustia, pero no dolor propiamente físico, desencadenándose una psicosis premortal equiparable en cierto modo a las psicosis tóxicas sintomáticas».
Por regla general el tema de la muerte aflige al hombre en todas las edades y no solamente en la vejez. Es que desde niños ya nos sentimos sacudidos por la muerte de parientes y amigos de todas las edades, y comprendemos que no existe edad para la muerte, ya que todos, en cualquier tiempo, podemos morir. A veces, muy pronto en la vida la muerte de seres queridos nos hicieron sufrir.
Evidentemente debemos preparanos para morir, sin dejar de reconocer que es legítimo que hagamos todo lo que nos resulte posible para continuar viviendo, evitando peligros y situaciones de riesgo para nuestra salud. De todas maneras cuando nos llegue el momento en que debamos abandonar nuestra vida, nada de lo que hiciéramos podría evitarlo.
Quiero dar un testimonio personal de lo que para mí significó la muerte desde mi niñez, cuando recibí el impacto del fallecimiento de un tío muy querido.
Yo tenía entonces unos ocho años y me dura el recuerdo del asombro y la angustia que sentí en tal ocasión. En realidad, mi padre había muerto cuando yo tenía apenas unos pocos meses de vida, y durante mi niñez habían muerto otros parientes a quienes no había conocido y querido, de manera que el fallecimiento de ese tío cuya casa frecuentaba constantemente, representó un acontecimiento patético, en realidad, la primera experiencia de la muerte de alguien muy conocido y querido.
Desde entonces muchos familiares y conocidos murieron, y siempre la muerte de ellos me conmovió profundamente. Sobre todo el de personas muy cercanas, y de una manera particular la muerte de mi madre y la inesperada de mi hermano mayor que murió en la plenitud de la vida.
Hoy tengo setenta y tres años, y tanto mi esposa como yo gozamos de buena salud, de manera que seguimos disfrutando de la vida, y damos gracias a Dios por habernos concedido la gracia de continuar con nuestros hijos, nietos, primos y sobrinos la aventura de la vida. Y por supuesto que la satisfacción mayor, reside en el hecho de haber conocido desde niños a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.
En realidad, pensar hoy en la muerte no me asusta, pues la siento distante, no inminente. Por otra parte, no sé si en los planes de Dios me será concedido, o no, vivir concientemente la inminencia de mi muerte.
Todo pertenece al Señor de la vida. Si habré de enfrentar la muerte con conciencia, seguramente que viviré la emoción indescriptible de hallarme en el umbral. Seguramente que la experiencia será impredecible, suprema, conmovedora.
Es probable que lo desconocido me produzca miedo, inquietud y angustia. Pero estoy preparado; la fe que tengo no es mía, es un don de Dios que me capacitó para creer y recibir la vida eterna.
Concluyo con la reflexión inicial: si al realizar un viaje importante nos preocupamos en cuidar todos los detalles ¿cómo no habremos de prepararnos con tiempo para emprender el viaje supremo de la vida?
Estimada
La muerte no es el final de nuestra existencia. El ser humano tiene un origen, pero la Biblia afirma sin lugar a dudas que no tendrá un final. Seguirá existiendo sea en el lago de fuego donde pasarán la eternidad los paganos y los incrédulos que no han querido creer y obedecer el evangelio, o sea en el nuevo cielo y la nueva tierra que Dios está preparando para aquellos que decidimos aceptar su invitación a caminar por la senda estrecha por fe en Jesús.
Cuando ocurra la muerte, no todo desaparecerá, como tú dices. La Biblia afirma: los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. (Daniel 12.2). Como tú mismo citas. Y Jesús dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. ES DECIR, VOLVERÁ A VIVIR. 26Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ES DECIR, NO PERMANECERÁ MUERTO ¿Crees esto? (Juan 11.25-26) He escrito en mayúsculas, no porque quiera gritar, sino para diferenciar el texto bíblico de mis palabras.
Dudo sinceramente, que conozcas la palabra de Dios, al menos, como mensaje de Dios para tu vida, pues tus afirmaciones, son filosóficas y no bíblicas. Dices que el momento del nacimiento y de la muerte no transcurren en el espacio tiempo. ¿Quieres explicarme de dónde sacas semejante afirmación? Desde luego, no de la Biblia. Porque si bien Dios no está sujeto al tiempo, nosotros, sí. Desde el preciso instente de nuestra concepción en el que comienza a contar para nosotros y nuestras madres el tiempo de gestación, y hasta el momento de la muerte, que es precisamente eso. Un momento, que no es otra cosa que un espacio en el tiempo.
¿Porqué te defines como cristiano y realizas afirmaciones contrarias a las Escrituras? ¿No sabes que Jesús dijo a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. (Juan 8.31-32).
¿Porqué dices que la creencia de los cristianos en la resurrección es muestra de su incapacidad de aceptar la muerte? Eso no es así. Nuestra fe en la resurección forma parte de nuestra fe en Dios y Sí, en su revelación. ¿Acaso hay algún otro fundamento más firme que sostenga algún tipo de creencia que el hecho de que Dios mismo, Creador delCielo y de la Tierra, se nos ha manifrestado, no sólo por profetas y apóstoles mediante los cueles nos transmitió el conocimiento de la verdad, sino que se nos manifestó en carne?
¿Crees tú que Cristo es realmente el Hijo de Dios, o para tí, es fruto de la inseguridad del ser humano?
La aflicción an te la muerte, es posible que todos la experimentemos en mayor o menor medida, pero para quienes creemos en Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, la muerte sólo es un pasar a su presencia. Pues, Pablo dice: Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. 2Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; 3pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. 4Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 2ª Corintios 4.1-4.
Debieras aprovechar bien el tiempo, pues, y seguir el consejo que te doy, como Amós: prepárate para venir al encuentro de tu Dios. Amós 4.12.
CON QUÈ INTECION SE ENVIAN ESTOS MNSAJES?
PENSE QUE ERAN REFLEXIONES DEL DIARIO VIVIR, REALES, DONDE DEJEN ENSEÑANZAS MAS POSITIVAS, PERO NO ME INTERESA SABER QUE DICE QUE ES EL MAS MANIPULADO POR LOS SERES HUMANOS Y AL CUAL ACOMODAN SEGUN SUS CREENCIAS RELIGIOSAS Y ES EL LIBRO MAS VENDIDO EN EL MUNDO, NO QUIERO SEGUIR RECIBIENDO REFLEXIONES DE USTEDES, MUCHAS GRACIAS PERO NO ME GUSTAN LAS LECTURAS QUE ME HAN ENVIADO, NO ME INTERESA CAMBIAR DE RELIGION, SOLO CREO EN DIOS Y ESO ES LO QUE IMPORTA ADEMAS DE LAS BUENAS ACCIONES QUE UNO PUEDA HACER A LOS DEMAS.
Estimada Tatiana, Dios, es Todopoderoso y no se deja manipular de nadie, aunque haya algunos que ilusamente piensen que puedan hacerlo.
Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay. 16En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios caminos; 17si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones. Hechos 14.15-17
Que la Biblia, sea el Libro más vendido es cierto, aunque podrías añadir que es el más ignorado.
Imagino que, como tú misma dices, lo que procuras es reflexionar, pero cuando se hace en un foro, debemos estar abiertos, no sólo a exponer nuestras opiniones, sino también a oír la de los demás, Nos gusten o no.
Recibirlas y reflexionarlas, no significa que después debas compartirla, pero al menos, si quieres que los demás oigan las tuyas, debes permitir que quienes las leamos, y las reflexionemos, respondamos según el criterio que cada cual tenga.
Por mi parte no estoy interesado en que cambies de religión. Todas son inútiles para satisfacer las verdaderas necesidades espirituales del ser humano. Por ello fue necesario que Cristo, el Hijo de Dios, se encarnara y se hiciera hombre igual a nosotros y ocupara nuestro lugar en la cruz del calvario donde se pagaron las culpas de nuestros pecados. En mi caso, yo soy cristiano. Y por supuesto, aunque particie en foros y me guste compartir mis crencias y mi fe, así como mi opinión personal sobre alhgunos temas con los miembros del foro, también me gusta leer y reflexionar con las crencias, fes y opiniones de los demás, las comparta o no.
No obstante, déjame deciirte que si crees en Dios debes creer también en su Palabra, pues, ella nos da testimonio fidedigno de Dios y de sus doctrinas y enseñanzas. Sería muy beneficioso para tí que la leyeras y no la despreciaras aunque existan opiniones diferentes sobre la misma. Debieras permitirte el privilegio de conocerla y de tener tu propia opinión al respecto. Pues, si buscas a Dios de todo corazón, no necesitarás mucho más. Pues él no está lejos de quienes le buscan Hechos 17.27.
Te ruego que te relajes y medites más detenidamente las cosas antes de lanzarte a escribir. Deseo de todo corazón, que sigas visitando el foro, pues, siempre podré aprender algo de tí. ¿No crees?
Bendiciones
Hola a todos.
La muerte al igual que el conocimiento del futuro, son situaciones que han marcado para la primera incertidumbre y temor y para el segundo ansiedad y deseo de conocerlo…
sin embargo a causa de doctrinas y creencias ambos el hombre los contamina; en el caso de la muerte si conociéramos el cuándo buscaríamos evitarla y en el caso del conocimiento del futuro buscamos lograrlo mediante métodos contrarios a DIOS…
La muerte a mi escaso saber y entender es un proceso final, de allí en adelante solo vale para ti, el que hoy entiendas, tomes y creas en cada una de las promesas dadas por DIOS para tu espíritu, que a la postre es el nuevo formato de vida que vas a: disfrutar o sufrir, de conformidad al estado en que recibisteis a Cristo en tú corazón…
pero ya para finalizar yo hoy guardo esta promesa en mi corazón, la medito en mi cabeza y cuando momentos como este me lo permiten la dejo correr por mis labios: «de nada esties ansiosos ni afanosos, pues cada día trae su propio afán»
Saludos…
LUIS EDUARDO MENDEZ
Queridos,
La muerte es tan real como la vida misma. De hecho, su realidad es tan cierta que cuando aparece, todo lo cambia. Todo lo trastoca.
Algunos decís: es el final. Pero sólo para quienes no tienen esperanzas. Sólo para quienes viven «creyendo» que tras la muerte nada hay. Lo cual no deja de ser otra religión que se sostiene por fe de sus seguidores.
No obstante, para quienes creemos en Dios y su Palabra, sabemos que la muerte sólo es un sueño del que probnto despertamos para abrir nuestros ojos ante el Altísimo.
Por mi condición de pastor, he visto mucha gente ante ese momento «final» Y he podido constatar que hay una clara diferencia entre quienes lo enfrentan con fe en Dios y entre quienes lo enfrentan con fe en sí mismos.
Mientras los últimos se desesperan y angustian ante el temor y la incertidumbre, los primeros, quienes creen en la Biblia como Palabra de Dios, enfrentan ese momento, no sólo sin tristeza, sino aún con sumo gusto. Pues algunos llegan a alegrarse de que parten antes que sus familiares diciendoles que su Señor les espera y que van a disfrutar de la gloria que les prarara.
Para éstos, la muerte nunca es el final. No puede serlo. Más bien es el principio. Un principio hermoso que guarda incontables maravillas ocultas, pero ciertas para quienes creemos en Dios.
La certeza plena de ésta seguridad, hace que para nosotros, la muerte no sea temida. Ni tan siquiera, evadida de nuestras conversaciones o ignorada. Sino que, si me permiten, aún anhelada, sin llegar a buscarla, ni precipitarla.
Bendiciones
Debemos encomendar nuestro andar al Dios Todopoderoroso, y guardar Su Palabra en obediencia solo a EL mientras estemos en este cuerpo carnal, para que cuando EL nos llame a su presencia nos de un cuerpo incorruptible, nos limpie y permanecer con EL y en EL durante la eternidad, Dios les bendiga!
Saludos, este año que empezamos sea de grandes logros y cumplir con la mision que Dios nos ha encomendado mientras estemos en este cuerpo, como cristianos no ignoramos lo que Dios ha establecido para el ser humano por la desobediencia de Adan, la separacion del espiritu del cuerpo (muerte) pero a veces nos cuesta aceptar que llegò el tiempo para un ser amado, que es la voluntad de Dios que sea asì, lo queremos un poco mas de tiempo, es normal en el ser humano, estas reflexiones que he leido acerca de la muerte del justo que espera en ella sin temores, me ha ayudado a poner en orden mi corazon por la partida de mi esposa, que creia que habia cumplido su mision. Dios les bendiga
Estimado Deogracio,
Los primeros y más antiguos cristianos, colocaban en las tumbas de sus hermanos de fe, epitafios como: Aquí duerme… que demuestran que para quienes tenemos fe en Dios y aceptamos su Palabra, la Biblia, como base de nuestra fe, la muerte sólo es un hasta luego, 2 Corintios 5.1-8. De manera que si nuestros seres queridos tuvieron en cuanta a Dios conforme a su Palabra, volveremos a verlos para ya nunca más separarnos de ellos. En una tierra nueva, ya no sujeta a vanidad. En la que no habrá injusticias ni males, Apocalipsis 21.1-8.
Algunos piensan que la fe es una utopía, Sin embargo, quienes hemos dedicado muchos años de nuestra vida a estudiar éste tema, podemos asegurarte que hay más evidencias de la excistencia de Dios que de la no existencia. De hecho, si lees el capítulo uno de la epístola a los Romanos del apóstol Pablo, entenderás porqué algunos hombres no tienen fe. Rechazan al Creador porque se han endiosado a sí mismos. Creyéndose sabios se han hecho necios y su negro corazón se ha entenebrecido, Romanos 1.18-22.
Te animo a que confíes en la Palabra de Dios que te da esperanzas.
Llevo casi treinta años pastoreando y he visto morir a gente con fe y sin fe. Una cosa puedo asegurarte, quienes tienen fe mueren en paz, Isaías 57.1-2, mientras que quienes no la tienen y durante toda su vida han rechazado a Dios y a su Hijo Jesucristo, mueren angustiados y atormentados por la simple posibilidad que Dios exista, Lucas 16.23.
Créeme, es mejor vivir y morir con Dios, que sin él, Filipenses 1.21.
En el fondo, quienes critican a Dios, rechazan y aún batallan contra él, ¿No están demostrando, con su actitud, tácita y claramente su existencia? ¿Porqué luchar contra alguien, si no existe? ¿Porqué no ignorarlo? No. Ellos no sólo no lo ignoran, no pueden, porque en el fondo, le temen. Porque saben que Dios es Poderoso y les juzgará por sus pecados, Salmo 76.8-9; Juan 12.48; Romanos 2.112-16. Lo que no saben es que Dios es también amor. 1 Juan 4.8. Juan 3.16; Romanos 5.8. Nadie les enseñó la verdadera imagen de Dios, que no es de piedra, madera o escayola, sino Jesucristo su Hijo. En él, que es la imagen misma de su sustancia, Hebreos 1.3, podemos conocer al único y verdadero Dios, su amor y misericordia y por fe en él, obtener la vida eterna. Juan 17.3.
No obstante, sabemos que quienes no creen, en realidad son esclavos de una ceguera impuesta qiue no les permite ver la luz del evangelio y la gloria de Jesucristo, 2 Corintios 4.4.
Cree y permanece firme en las palabras del Señor Jesús y un día podrás volver a ver a tu esposa. Quizás, no ya como esposa, porque en el cielo no habrá matrimonios, ya que habrá un amor mucho más puro y profundo. Pero estarás gozándo de una nueva vida de bendición eterna y ella estará allí.
Dios te bendiga, que nadie te quite la fe, Lucas 8.12.
Bendiciones