por GILBERTO COLOSIMO
"Tener fe, pues, es tener la completa seguridad de recibir lo que esperamos, y estar perfectamente convencidos de que algo que no vemos es la realidad" (Heb.11:1 vp).
EN MEDIO de la multitud que seguía a Jesús, sobresalían las voces de dos ciegos que gritaban dramáticamente: "¡Ten compasión de nosotros, Hijo de David!". Momentos más tarde en que hubieron llegado a cierta casa se acercaron al Señor, quien les preguntó: "¿Creéis que puedo hacer esto?" La enfática respuesta fue: "¡Sí, Señor!" Entonces Jesús les tocó los ojos diciendo: "Conforme a vuestra fe os sea hecho". Y al instante los ojos les fueron abiertos.
¿Qué había sucedido? Pues lo que era común en aquellos días: que la plegaria de fe hubiese cosechado sus frutos.
El Evangelio a cada paso nos ofrece parecidas escenas de esa bendita realidad: "Ten ánimo, hija, tu fe te ha salvado". "Oh, mujer, grande es tu fe, hágase contigo como quieres". "Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo tus pecados te son perdonados; levántate, toma tu lecho y anda". "Hija tu fe te ha hecho salva, ve en paz, y queda sana de tu azote". "Recibe la vista tu fe te ha salvado". "Ni aún en Israel he hallado tanta fe", etc.
Los discípulos preocupados cierta vez por no haber podido obrar como el maestro, se le acercaron a preguntarle: "¿Por qué no pudimos nosotros echar fuera ese demonio?" Jesús les respondió: "Por vuestra poca fe" (Mt.17:20). En otra ocasión el Señor, al ver el fracaso de los suyos, llegó a reclamarles: "¿Dónde está vuestra fe?" (Lc.8:25). Estas y otras situaciones, así como el deseo de plasmar ellos mismos estas maravillas, conmovió a los apóstoles a clamar cierto día: "¡Señor, auméntanos la fe!"
Hoy, a dos mil años de distancia, podemos afirmar con absoluta certeza que esta plegaria no ha cesado de elevarse, a través del tiempo del corazón ardiente de millones de cristianos que han experimentado que cuando la oración de fe falta, la vida espiritual y el ministerio son nulos.
Las posibilidades de la oración de fe como elemento desencadenante de poder no son debidamente experimentadas ni evaluadas. ¿Será que las circunstancias por la que atraviesa la Iglesia en el mundo no le constituyen suficiente desafío? Es evidente que la Iglesia primitiva tenía de la oración -entonces todas las oraciones eran de fe- un concepto mucho más claro de sus vastos alcances. Pero en la actualidad, los casos conocidos de verdaderos triunfos de la oración de fe son aparentemente aislados, y algunos presentan aspectos dubitativos.
Además, el ejercicio tradicional de la oración como un rito o costumbre religiosa, de la cual se espera poco, ha terminado por configurar un cuadro bastante pesimista. Y tanto, que ha guiado a diversos comentaristas a opinar que los hechos de fe fueron algo así como una carta de presentación del cristianismo ("Los judíos piden señales"),y que tales hechos ya no tienen vigencia en la actualidad.
Pero esta posición entraña dos gravísimos peligros: el de negar a las enseñanzas muy explícitas de la Palabra, y el de pretender transferir a Dios la responsabilidad de nuestro fracaso.
Porque la verdad inconmovible es que al margen de nuestros errores y falencias, la oración de fe permanece, y la Palabra de Dios garantiza su potencia siempre al alcance de la persona que sencillamente esté dispuesta a creer, convencida de que "La Escritura no puede ser quebrantada" (Jn.10:35).
La oración de fe tiene una característica muy definida, que la particulariza de las muchas otras oraciones actuales. La diferencia estriba en que, mientras las peticiones comunes aguardan con expectación la respuesta, la oración de fe la goza por anticipado, al "estar perfectamente convencidos de que algo que no vemos es la realidad" (Heb.11:1).
Las enseñanzas bíblicas sobre las cuales descansa la oración de fe son numerosas, dignas de un comentario especializado. Por eso nuestra intención aquí no es solamente enumerar algunos principios orientadores:
Dios conoce todas nuestras cosas y problemas (1 Jn.3:20b)
"El sabe todas las cosas" nos infunde gran confianza. No necesitamos explicar demasiado nuestro problema "porque nuestro Padre sabe de qué cosas tenemos necesidad, antes de que se la pidamos" (Mt.6:8). Evidentemente lo que sobra en la oración es la "palabrería" (Mt.6:7).
Tener confiado acceso a Dios (1 Jn.3:21).
La palabra griega (parresia) que aquí se traduce confianza es conceptualmente amplia. Lo mismo sugiere que podemos dirigirnos a Dios de manera confiada, clara, pública, abierta, libre o manifiesta. Y ese privilegio lo poseemos por nuestra condición de hijos. "Porque todos los que somos guiados por el Espíritu de Dios, somos hijos de Dios. El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Y no hemos recibido espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
Guardar sus mandamientos (1 Jn.3:22).
El mismo texto aclara el pensamiento juanino: "Y este es su mandamiento: Que creamos en el Nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado" (v.23). Confiar en el Nombre de Jesucristo y obrar por amor eran la clave del quehacer apostólico. Todos los milagros y señales se asentaron sobre ambas bases. Un ejemplo es el caso del hombre cojo que pedía limosna en la puerta del templo, no tenían dinero, pero tenían amor, y estaban dispuestos a brindárselo abundantemente. La santidad que le concedieron fue un notable hecho de fe; de fe en el Nombre de Jesucristo, apoyados en el cual se atrevieron a ordenar: "¡Levántate y anda!", Esa misma fe les hizo manifestar al pueblo más adelante: "¿Por qué nos miran a nosotros, como si nosotros mismos hubiéramos sanado a este hombre…? Es el Nombre de este mismo Jesucristo, o sea la fe en su Nombre, lo que dio fuerzas a este hombre que ustedes ven y conocen. Esa fe en Jesús le ha sanado completamente, como todos ustedes pueden ver" (VP).
Hacer las cosas que son agradables a Dios (1 Jn.32:22b).
El mejor anhelo de nuestra voluntad debe ser conocer, aceptar y cumplir la voluntad de Dios. Deben ser gratas a nuestra vida aquellas cosas que sabemos gratas a nuestro Padre. Porque: "La perfecta oración a Dios no es tanto la que implora mercedes como la que busca poner nuestra volundad en armonía con la Suya" (Alexis Carrel). Asimismo sabemos que "la fe sin obras es muerta". Lo importante es mostrar nuestra fe por medio del bien que hacemos (Stg.2:18).
Aceptar la desafiante oferta del Señor Jesucristo (Mc.11:22-24).
Una traducción adecuada del v.24 es la siguiente: "Por lo tanto, os digo que todo lo que pidiéreis orando, creed que ya lo habéis recibido, y os será hecho". Sugiero estudiar bien este pasaje considerando también otras versiones más recientes que la Reina-Valera (Ej: Biblia de Jerusalén, Hispanoamericana, Straubinger, Schokel, Mateos, Versión Popular). Esta enseñanza del Señor Jesucristo muestra exactamente y con absoluta claridad el principio fundamental de la oración de fe. Si somos capaces de creer que el Señor cumple todo lo que promete, comencemos a experimentar esa realidad, y atrevámonos a hacerlo con la fe suficiente como para gozarnos anticipadamente.
Pedir sin dudar (Stg.1:6-7)
La duda es la antítesis de la fe; quien quiera ver manifestado el Poder de Dios en respuesta a la oración de fe, "debe pedir con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar que es arrastrada por el viento y echada de una parte a la otra".
La fe es un don de Dios (Ef.2:8)
Esta premisa da solución a una dificultad importante: ¿Cómo podríamos gozarnos de haber "recibido" algo si la voluntad de Dios fuera no concedérnoslo? Careceríamos de la suficiente fe. El Espíritu Santo no intercedería por nosotros, pues éste "conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos" (Ro.8:26-27). El creyente habituado a orar suele percibir pronto las respuestas de Dios.
La Palabra de Dios no es invariable (Lc.21:33).
Es muy común en ciertas "autoridades" en hermenéutica acomodar determinadas enseñanzas de la Biblia para que coincidan con la posición doctrinal del grupo eclesiástico a que pertenecen. De ese manoseo de la Palabra pretenden que muchos "sí" se conviertan en "no" o viceversa. Incluso suele alegarse que tal o cual enseñanza fue dada para cierta situación particular y carece de validez permanente. ¡Benditos hombres de Dios aquellos que creen que "La Escritura no puede ser quebrantada" (Jn.10:35), que "el cielo y la tierra pasarán, pero la Palabra de Jesucristo no pasará" (Lc.21:33) y "que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" (2 P.1:21).
Dios no miente (Heb.6:18).
Si Dios realmente existe y lo demuestran la Palabra, el Universo y la experiencia, "es imposible que Dios mienta". "En él no hay mudanza, ni sombra de variación" (Stg.1:17); por lo tanto sus promesas tocante a la oración de fe son tan actuales hoy, como lo fueron en los días de Noé, Abraham o de David. Dios continúa obrando hoy en respuesta a la oración de fe de sus hijos, y sigue "haciendo lo que se ve de lo que no se veía" (Heb.11:3), "y llamando las cosas que no son, como si fuesen" (Ro.4:17).
En conclusión, y como consejo para todos aquellos creyentes que deseen comenzar a transitar por el fascinante camino de la oración de fe, les invito a:
Comenzar pidiendo aquello que -según la Palabra- Dios aprueba
Santidad. Afirma Pedro (1 carta 1:15-16) que así como aquél que nos llamó es santo, también debemos serlo nosotros en toda nuestra manera de vivir.
Pureza. Sobre este tema habla Juan (1 carta 3:3) y dice que aquel que espera ser semejante a Jesucristo el día de su manifestación "se purifica a sí mismo, así como él es puro".
Fidelidad. Aquí es el mismo Señor quien expresa (Jn.15:7): "Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho".
Sabiduría. Es Santiago quien formula la enseñanza inspirada (1): "Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada."
Salud. Es también Santiago quien enseña el método invariable (5:14-16): "¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por los otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho".
Y sobre todo, pidamos a Dios la suficiente fe y humildad para creer, porque "AL QUE CREE, TODO LE ES POSIBLE" (Mc.9:23).
estas palabras son las que nos edifican me gustaria compartir con ustedes palabras pderosas dios lo bendiga para mayor informacion mi correo es nilkanbb@hotmail.com
Ha sido de mucha ayuda para mí fe. Ahora estoy empezando a creer de manera diferente como nunca antes sentí. Muchas gracias.Dios los bendiga.
este tema ha sido de mucha bendicion para mi vida ¿porque sera que cuando no vemos respuesta rapida a nuestras peticiones sentimos que no tenemos la suficiente fe? hermanos el SEÑOR JESUS siga bendiciendolos con esa sabiduria para que nos sigan compartiendo.
Es verdad si nuestra fe se refleja en nuestro vivir,el Señor no esta en nuestras vidas.
GRANDE ES NUESTRO SSEÑORR!!..HOY MI FE ESTA PUESTA EN TI!!…GRACIASS!!..PADRE SANTO
sigan adelante y que Dios los siga usando y los bendiga cada dia mas
Hola a todos.
SAN LUCAS 18 V8:
Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará FE en la tierra?
UNA ESPERANZA VIVA:
1SAN PEDRO. 1V5.
1:3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos,
1:4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros,
1:5 que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.
HEBREOS 10 V38:
10:38 Mas el justo vivirá por
fe
Y si retrocediere, no agradará a mi alma.
HEBREOS 11
11:1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
11:2 Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.
Elcamino al Padre eterno
Dios nos ven diga con su infinito amor.
la seÑal en tu mano.
el mapa de sion,
en la palma de tu mano,
isaias:
49:14 Pero Sion dijo: Me dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí.
49:15 ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.
49:16 He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros.
49:17 Tus edificadores vendrán aprisa; tus destruidores y tus asoladores saldrán de ti.
49:18 Alza tus ojos alrededor, y mira: todos estos se han reunido, han venido a ti. Vivo yo, dice Jehová, que de todos, como de vestidura de honra, serás vestida; y de ellos serás ceñida
Madrugare a buscarte.
Una fecha un lugar.
Un pueblo que nace en un solo DIA,
Isaias: 666
66:6 Voz de alboroto de la ciudad, voz del templo, voz de Jehová que da el pago a sus enemigos.
66:7 Antes que estuviese de parto, dio a luz; antes que le viniesen dolores, dio a luz hijo.
66:8 ¿Quién oyó cosa semejante? ¿quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos.
66:9 Yo que hago dar a luz, ¿no haré nacer? dijo Jehová. Yo que hago engendrar, ¿impediré el nacimiento? dice tu Dios.
66:10 Alegraos con Jerusalén, y gozaos con ella, todos los que la amáis; llenaos con ella de gozo, todos los que os enlutáis por ella;
SALMOS:
22:31 Vendrán, y anunciarán su justicia;
A pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto.
Dios los ven diga a su Monte Santo de SION.
http://www.taringa.net/posts/info/4303881/se%C3%B1ales-en-los-numeros-de-la-biblia,fin-de-los-tiempos.html
Con la fuerza de nuestra fe construimos nuestra propia realidad y la felicidad que nos rodea.